Evangélicos en Francia consideran la nueva ley de eutanasia una amenaza para los más débiles
El Consejo Nacional Evangélico de Francia califica el nuevo proyecto de ley de “ataque a la humanidad”, ya que presiona a “personas socialmente frágiles que sienten una especie de deber de dejar la vida”.
PARÍS · 14 DE MAYO DE 2024 · 18:00
Hace dos meses, Francia llamó la atención del mundo cuando consagró el aborto en su constitución. Ahora Macron quiere abordar otra cuestión bioética muy controvertida: la eutanasia.
Ya en 2022, el presidente dijo que quería reabrir el debate sobre el “derecho a morir”, pues consideraba insuficiente la ley de 2016. El Comité Protestante por la Dignidad Humana criticó estos planes: “Se nos promete una ley que nos da a todos el derecho a morir con dignidad. Este derecho ya existe, se deberían implementar más cuidados paliativos”. Emmanuel Macron ya había sido descrito por los cristianos conservadores como un “transgresor en materia de bioética”.
El jefe de Estado afirma ahora que el nuevo proyecto de ley de apoyo a los enfermos y al final de la vida enviado al Parlamento debería considerarse un "proyecto de ley de fraternidad". La eutanasia o la muerte asistida estarían disponibles para adultos con pleno control de su juicio que padecen enfermedades incurables o potencialmente mortales y cuyo dolor no puede aliviarse.
Según el diario francés Le Monde, “si los profesionales médicos dan su consentimiento, se prescribiría una sustancia letal al paciente, que puede administrarla él mismo o con la ayuda de un tercero si no puede hacerlo físicamente”.
Según las encuestas, la mitad de la población apoya la legalización de estas opciones para el final de la vida.
Los evangélicos ven una “lógica de rentabilidad” que presiona a los débiles
Pero para el Consejo Nacional de los Cristianos Evangélicos de Francia (CNEF), calificar de “fraternal” un nuevo proyecto de ley sobre la eutanasia es “sorprendente, por decir lo menos”.
Según la organización que representa a la mayoría de las 2.530 iglesias evangélicas del país, permitir administrar una sustancia letal a alguien es “un ataque a la humanidad” que “provocaría un efecto dominó incontrolable”.
Una mirada a la realidad en países vecinos como Bélgica, donde casi 3.000 personas murieron por eutanasia en 2022 (un aumento del 10% respecto al año anterior), debería hacer sonar la alarma.
“Inicialmente abierto estrictamente a los adultos legalmente competentes, el objetivo se ha ido ampliando progresivamente a las personas vulnerables y a los menores”, afirma la CNEF al analizar el debate social actual. “La razón inicial de la enfermedad terminal se ha extendido ahora a la razón subjetiva del sufrimiento psíquico”.
Lo más "preocupante", afirma el grupo evangélico, es que "en una sociedad dominada por la lógica de la rentabilidad, se ejercen ciertas presiones económicas que hacen que las personas más frágiles mental o socialmente sientan una especie de deber de dejar la vida" para no ser una carga para la sociedad ni para sus seres queridos. El reciente cinismo de las mutuas de seguros a favor de la asistencia activa a la muerte confirma este riesgo”.
Cuidados paliativos y cláusulas de conciencia para el personal sanitario
¿Cuál es la alternativa para legalizar los métodos para morir? “Escuchemos la vulnerabilidad de quienes sufren”, dice la CNEF. Hoy en día, “uno de cada dos franceses que los necesita no tiene acceso a los cuidados paliativos, que alivian el sufrimiento y calman a los pacientes en la gran mayoría de los casos”.
El gobierno “no ha escuchado a los cuidadores y los está poniendo en contradicción con su misión al pedirles que den la muerte o que ayuden a hacerlo”. Si finalmente se aprueba la ley, se debería garantizar "una cláusula de conciencia para todos los trabajadores sanitarios", evitando "el riesgo de aumentar aún más la escasez de personal en una profesión en la que muchos cristianos están comprometidos".
Una visión cristiana de la vida es que “Dios asigna a cada hombre y mujer, independientemente de sus facultades, edad o salud, un valor inalterable, por el hecho mismo de su pertenencia a la humanidad creada”, concluye el comunicado de la CNEF.
Una tendencia política en Europa occidental
En Europa, el suicidio asistido es legal en Suiza y, más recientemente, en Portugal. La eutanasia está permitida en Bélgica, los Países Bajos, España y Luxemburgo.
Otros países, incluida Alemania, también están debatiendo una nueva legalización de las prácticas al final de la vida.
En este contexto, John Wyatt, un médico cristiano del Reino Unido con experiencia en bioética, dijo a Evangelical Focus que veía “muchas razones” por las cuales legalizar la muerte asistida o la eutanasia es “inútil”, pero “la más preocupante son estas presiones sutiles sobre el personas mayores y discapacitadas”.
El autor de varios libros dijo que lo que le preocupaba del debate en Europa es que poner fin a la vida “se presentaba casi como una forma de altruismo. Es una forma de dirigirse a las personas mayores y decirles: “tal vez lo más amoroso y afectuoso que puedas hacer por tus familiares, tus hijos y tus seres queridos sea dejar que te maten. Esto parece una gran corrupción de la verdad y del modo cristiano de entender la vida como don de Dios”.
Pero Wyatt también vio un lado positivo en toda la conversación en Europa. “Está ayudando a la gente a pensar más en lo que es morir bien”. Y los cristianos deberían poder presentar motivos de esperanza y de profunda atención a quienes padecen enfermedades incurables, añadió.
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