El ejército de Dios

Hoy vamos a sumergirnos un poco más en este mundo de seres muy activos pero ocultados a nuestros ojos para conocerlos algo mejor.

27 DE MAYO DE 2020 · 12:45

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Imagen de Dino Reichmuth en Unsplash.

Estamos rodeados continuamente de seres invisibles. No nos hablan. No los escuchamos. Pero silenciosamente vigilan sobre el pueblo de Dios. Solo en muy contadas ocasiones algunos han tenido el privilegio de ver que es cierto lo que Eliseo en su momento dijo a su siervo: “Más son los que están con nosotros que los que están con ellos.”1 Y finalmente Dios le abrió los ojos y “el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo”. Tal vez fue esta historia la que inspiró a Dietrich Bonhoeffer para su famosa poesía con el título “poderes buenos siempre nos abrazan”, escrita en los últimos meses de su vida en la cárcel. La primera estrofa dice:

Rodeado solo de buenos poderes, fielmente protegidos ante el mal, así vivamos todos nuestros días, con fe y con alegría hasta el final.

En en caso de Bonhoeffer, Dios el Padre tenía por bien no hacer intervenir su ejército. Tampoco lo hizo cuando murió su propio Hijo en la cruz. Son guerreros capaces de acabar en una noche con una superpotencia militar como los asirios y al mismo tiempo tan tiernos como para proteger a un niño.

Hoy vamos a sumergirnos un poco más en este mundo de seres muy activos pero ocultados a nuestros ojos para conocerlos algo mejor.

Esa dimensión invisible para nuestros ojos que la Biblia llama “cielo”, no es un sitio caótico sino de una belleza indescriptible y de una armonía perfecta. Dios lo creó así porque Él es un Dios de orden. De la misma manera como el mundo visible - incluso después de la caída - está bien estructurado así lo es también el mundo de los ángeles.

Dios ha creado los ángeles para servirle y para adorarle. Esto se expresa en la palabra que en griego se usa para ellos: angelos. Son mensajeros. La palabra hebrea mal’ák expresa la misma idea.

¿Cuántos ángeles hay? La Biblia no lo dice y esto ha fomentado las especulaciones de los teólogos de todas las épocas.

Algún rabino enseñó que Dios tenía para la protección de cada israelita 10 millones de ángeles porque había tantos espíritus malos en el mundo. También entre los cristianos había debates sin fin sobre el número de ángeles que existen. Famoso se hizo el debate escolástico sobre cuántos ángeles podían bailar sobre la punta de un alfiler. Algunos entendidos efectivamente llegaron a la conclusión de que Dios había creado 400 millones. Otros creyeron que había un ángel detrás de cada brizna de pastos.

Podríamos encontrar muchos ejemplos más de estas especulaciones infructuosas - hasta en nuestros días. Lo cierto es que la Biblia no nos dice el número de los ángeles. Pero la impresión que tenemos es que debe de ser enorme. Daniel 7:10 menciona que delante del trono de Dios hay millones de millones de ellos. Lucas nos habla de una multitud de las huestes celestiales2 que aparecieron a los pastores. Después de su detención, Jesucristo dijo que el Padre en el cielo podría haber mandado 12 legiones de ángeles. Si lo tomamos literalmente, estamos hablando de 120.000 solo para este cometido. Aunque desconocemos su número, pero sabemos que se trata de una cantidad enorme.3

La Biblia usa la expresión del “ejercito” celestial. De hecho, uno de los títulos de Dios es “Señor de los ejércitos”. Y es una referencia a los ángeles que están a su mando, dispuestos a llevar a cabo a sus órdenes, como el libro de Daniel y sobre todo el libro de Apocalipsis nos enseñan. La idea del “ejército” implica una jerarquía con rangos y funciones distintos. Las expresiones “principados”, “dominios” y “tronos” nos indican precisamente en esta dirección.

Pero aunque nos gustaría tener muchos más detalles sobre este tema, la Biblia no nos las facilita. Incluso el gran teólogo Agustín confesó que desconocía el orden de la jerarquía angélica.

Sin embargo, algo sabemos. Hablamos primeramente de los más importantes que son los arcángeles. Sabemos los nombres de uno: Miguel. En Daniel 10:13 él es llamado “uno de los principales príncipes, lo cual indica que tiene que existir más de un arcángel.

La tradición judía habla de siete arcángeles en total con nombres incluídos: Uriel, Rafael, Reguel, Sariel, Remiel, Gabriel y Miguel. Es curioso que Apocalipsis 8:2 habla de “los siete ángeles que estaban en pie ante Dios”. Es bien posible que la tradición judía sea acertada. De todos modos hay que ser prudente. Gabriel es el único otro ángel que conocemos por su nombre. Sin embargo, la Biblia no le llama explícitamente “arcángel”.

Tanto Miguel como Gabriel aparecen el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Miguel, cuyo nombre significa “¿quién es como Dios?”, tiene una relación especial con Israel.

El libro de Daniel nos presenta un cuadro muy interesante de una auténtica guerra que se lleva a cabo entre el Reino de Dios y los reinos de este mundo. También el Nuevo Testamento sabe algo de esta guerra espiritual4.

Un acontecimiento especial es la lucha misteriosa entre Miguel y Satanás por el cuerpo muerto de Moisés. Otra escena famosa de la intervención de Miguel encontramos en Apocalipsis 12. El versículo 7 nos describe como Miguel y los ángeles bajo su mando vencieron a Satanás y los echaron del cielo. Es reconfortante que se describe ni un solo caso en la Biblia donde Satanás gana una lucha contra el ejército de Dios.

El único otro ángel cuyo nombre conocemos es Gabriel (“Dios es mi guerrero”). La Biblia le menciona más veces que a Miguel. Daniel tiene contacto con él y mantiene largas conversaciones con este mensajero de Dios mientras que su mensajes a Zacarías y a María eran más bien breves.

Luego están los misteriosos serafines, con sus seis alas. Su nombre viene de una raíz hebrea que significa “fuego”. Eran serafines los que se le aparecieron a Isaías.5 Aparecen como seres con caras, pies y manos que se comunican de tal manera que Isaías los entiende. Parece que su ministerio está directamente relacionado con Dios y su trono.

Es interesante que incluso los serafines no pueden mirar directamente a la gloria de Dios en su trono. En señal de reverencia y temor, cada uno de ellos cubre su cara con dos de sus alas. El pasaje nos instruye que alaban a Dios con labios puros.

Y como último hablamos brevemente de los querubines. Es curioso que la Biblia no menciona ninguna interacción entre los ángeles y Adán y Eva antes de su caída. La primera vez que se mencionan ángeles en la Biblia es precisamente después de la expulsión de ambos del paraíso. Ese es el momento cuando aparecen los querubines.

Son ellos los que vigilaron la entrada del jardín de Edén con una espada6 impidiendo de esta manera el acceso a este recinto sagrado. En el libro de Éxodo, son dos querubines hechos de oro los que se colocaron encima del arca del pacto. También en el primer templo había representaciones de querubines en las paredes7. Ellos simbolizaban la presencia divina y el misterio y las maravillas de su gracia.

Esto fue nada más que un breve retrato del ejército de Dios que nos rodea y nos cuida al pueblo de Dios - aunque no nos damos cuenta. Vale la pena concienciarnos de que están ahí porque nos da ánimo en tiempo de aflicción. La segunda parte de la estrofa de la poesía de Bonhoeffer que cité antes así lo expresa:

Poderes buenos siempre nos abrazan

y la confianza nos animará

pues Dios siempre guiará nuestro destino

y en cada nueva aurora él estará.
 

Notas

1 2 Reyes 6:16

2 Lucas 2:13

3Hebreos 12:22; Apocalipsis 5:11; Mateo 26:53

4 Efesios 6:12

5 Isaías 6

6 Génesis 3:24

7 I Reyes 6 y 2 Crónicas 3

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