50 asambleas, una sola visión: el legado intergeneracional de los GB Unidos
Cincuenta años después de su primera Asamblea, voces de pioneros y líderes actuales de los Grupos Bíblicos Unidos reviven sus historias, celebran su legado y miran con esperanza al futuro.
MADRID · 22 DE ABRIL DE 2025 · 19:30

La 50ª Asamblea General de los GB Unidos fue un encuentro intergeneracional que reunió desde los pioneros del movimiento estudiantil hasta los que ahora mismo servimos como líderes en nuestros centros de estudio. Esta riqueza y variedad -reconocida y alabada desde el inicio del encuentro-, permitió el diálogo entre varias generaciones, unidas por una sola visión: ser y hacer discípulos de Jesús en el mundo estudiantil y profesional. Ese diálogo es el que pretendo plasmar en las siguientes líneas.
Universidad, Dictadura y resistencia: memorias de los pioneros de GBU
La historia de este ministerio se entremezcla con la historia de España. El 68, año de inicio oficial de los GBU, fue también un año importante para el movimiento universitario a nivel general. Episodios como el concierto del cantautor Raimon, en la Facultad de Económicas de la Complutense, aunaron a cientos de estudiantes que protestaban contra la represión de la Dictadura de Franco y hacían saltar las alarmas del régimen.
Tres años antes, el Sindicato Español Universitario (SEU) -sindicato único y obligatorio, vinculado a la Falange e instrumento de control de la Dictadura de Franco en la Universidad-, era disuelto y transformado en una “estructura amorfa” que con el tiempo desaparecería.[1] Gracias a esto, asociaciones como los GBU y otras agrupaciones estudiantiles fueron teniendo cabida en las universidades españolas.
Pero esta especie de “apertura” no significó una libertad real en las aulas. El crecimiento en el número de universitarios (de 85.148 en el curso 1964/65 a los 162.879 del curso 1970/71) fue interpretado como una amenaza por los dirigentes de la Dictadura. Se establecieron medidas de contención -la creación de las universidades autónomas de Madrid y Barcelona- y violentos modos de represión, como el asesinato el 20 de enero de 1969 de Enrique Ruano, estudiante de Derecho en la UCM y miembro del Frente de Liberación Popular (FELIPE).[2]
Los pioneros de GBU no estuvieron exentos de esta represión. Bien lo recuerda David F. Burt:
“Tuvimos problemas con las autoridades. Había ‘grises’ en las entradas al campus, fueron tiempos de mucho control. Yo estaba estudiando en la Biblioteca de Filosofía y Letras de la Complutense cuando irrumpieron los grises. El Fuero Universitario impedía que las autoridades policiales entraran en la universidad sin permiso del rector. Pero, aquel día, entraron y dieron porrazos a todos. Yo estaba en el otro extremo, pero pude ver cómo algún estudiante saltaba por la ventana.”
David Burt junto a otros miembros de GBU durante la 50ª Asamblea
La presencia de policía en la universidad fue una realidad, respaldada legalmente por el Consejo de Ministros tras autorizar la entrada de los cuerpos de seguridad sin necesidad del permiso del rector. Agentes de paisano de la Brigada Político Social -la policía política encargada de reprimir cualquier oposición a Franco- circulaban por los pasillos de las universidades, como Antonio González Pacheco (‘Billy el Niño’) lo hizo por esa misma Facultad de Filosofía y Letras de la UCM.[3] Igualmente, los agentes cargaban violentamente contra estudiantes, tal como recuerda Burt:
“Stuart Park tuvo una situación increíble. Él caminaba desde Filosofía y Letras al metro y, de repente, se encontró con la policía, a caballo, a punto de cargar contra un grupo de estudiantes detrás de una barricada. Stuart se encontraba en medio. Un coche mini paró delante de él y le dijo: ‘¡Sube!’ Hasta ahora no sabemos si era una persona o un ángel.”
Los primeros pasos de GBU en España
Rodolfo A. González Vidal tuvo siempre un deseo ardiente por llevar el testimonio evangélico a la Universidad, motivado por personas como Edmundo Woodford, Juan Biffen o, por supuesto, su padre. Intelectuales evangélicos como ellos, minoritarios en ese tiempo -tanto en las aulas como en las iglesias-, defendieron el Evangelio.
Rodolfo partió con el Señor en octubre de 2024, pero su testimonio en entrevistas o en el documental del 50º Aniversario de los GBU es valioso para conocer los orígenes del movimiento universitario en nuestro país. Y, sin duda, la continuidad viva de su legado se refleja en sus hijos y nietos, muy vinculados también a la obra estudiantil.
En 1960, González Vidal asistió a una conferencia de IFES, donde contactó con Stacey Woods, secretario general de IFES en ese momento, y líderes como Alejandro Clifford, René Padilla o Samuel Escobar. Motivado por sus testimonios y con la colaboración de Escobar -que estaba en España haciendo un Doctorado-, intentaron reunir a los estudiantes evangélicos de España para crear un movimiento así en el país.
Stacey Woods visitó España y pudo acudir a una reunión con aquellos gbusitos pioneros. Marchó desilusionado, afirmando que no había nada que hacer en España, y que, a menos que Dios hiciera un milagro, no había posibilidad de ningún trabajo estudiantil en el país.
Pero Dios obró aquel milagro. Stuart Park y David Burt llegaron a España como misioneros de Operación Movilización (OM). Se encontraron con Samuel Escobar, quien, por petición de algunas iglesias locales, hacía estudios bíblicos semanales con estudiantes evangélicos “conflictivos”.
“Samuel iba a marcharse a su país, así que nosotros seguimos con esos estudios. Pronto descubrimos que no era factible mezclar esos estudiantes evangélicos con personas no creyentes. Era contraproducente, porque sus comentarios provenían de sus propias heridas y crisis espirituales. Como estos estudiantes no ayudaban, empezamos otros estudios bíblicos con no creyentes en los bares de la Facultad de Filosofía y Letras de la Complutense, llenos de humo y tabaco, pero con unos donuts de chocolate espectaculares.”
Estudiantes de GBU celebrando sus Jornadas Universitarias en el hall de esa misma facultad, este 2025
Ruth Siemens se trasladó a España en 1968, enviada por IFES. En Barcelona conoció a estudiantes emocionados por compartir el evangelio con sus compañeros, entre los que se encontraba Pablo Martínez Vila, que después sería presidente del Comité Ejecutivo de los GB Unidos. “Stuart y yo solamente teníamos visión para la Complutense. Ella tenía visión para España, y fue visitando todas las ciudades con universidad, buscando universitarios creyentes”, señala David Burt.
Poco a poco, el movimiento se fue consolidando hasta llegar a ser lo que hoy son los Grupos Bíblicos Unidos. En 1974, un grupo de esos universitarios puso en marcha una sencilla pero enriquecida revista, el germen de lo que en 1987 nacería como la editorial propia de los GBU: Andamio. En el 75 la sección de GBE comenzó entre los estudiantes de instituto de Barcelona, expandiéndose rápidamente a otros lugares. Los GBG tuvieron su primer encuentro en Valencia en 1978, a partir del cual se iniciaron los diversos grupos profesionales (médicos, abogados, docentes…).
Las primeras asambleas del movimiento
En 1968, la sección de universitarios se estableció de manera oficial, aunque pasarían siete años hasta que se pudiera celebrar la primera Asamblea General. Durante esos tiempos “prehistóricos”- como los califica Burt-, se reunían con cierta regularidad estudiantes de Barcelona, Valencia y Madrid.
“La gran preocupación en aquellos momentos era cómo establecer algo en la universidad, en tiempos de Franco, cuando todo lo que era universitario era sospechoso”, afirma Burt. Además, la Ley de Libertad Religiosa de 1967 no dejaba de ser limitante para los protestantes, ya que en su artículo 1.3. subyugaba esa libertad a la confesionalidad católica del Estado: “el ejercicio del derecho a la libertad religiosa, concebido según la doctrina católica, ha de ser compatible en todo caso con la confesionalidad del Estado español proclamada en sus Leyes Fundamentales”.
El 30 de abril de 1975, hace ahora 50 años, la Asociación Evangélica Grupos Bíblicos Unidos quedaba inscrita en la Comisión de Defensa Evangélica, predecesora de la actual FEREDE. David Burt era el secretario general en ese momento, y la primera asamblea “oficial”, la de 1975, fue la continuidad de aquellas reuniones “prehistóricas”.
Charo Pablos estudió Derecho en Valladolid. Actualmente es abogada y mediadora, formando parte del Foro Evangélico del Derecho (GBG), y lleva 39 años dentro del Comité Ejecutivo de los GBU, actualmente como tesorera. “Yo iba a una academia de inglés, donde conocí a Stuart Park. Tras muchas conversaciones y encuentros, conocí al Señor, y después me integré en la vorágine de GBU: pones una mesa aquí, pegas unos carteles aquí, hacemos unos folletos llamativos…”, explica Charo.
“Hacíamos estudios bíblicos con nuestros compañeros. Conocimos a dos estudiantes de Medicina que vinieron a los estudios durante casi todo el curso. Ellas se marcharon al acabar. Con el tiempo, volvieron a Valladolid y se habían convertido. Dios hizo un milagro en sus vidas, y nosotros también aprendimos mucho en ese camino”, recuerda con cariño.
En ese momento, había pequeños grupos de GBU a lo largo y ancho de la geografía española. “En Valladolid sentíamos que éramos unos pocos estudiantes. Pero cuando vine a mi primera asamblea, empecé a vislumbrar todo lo que Dios estaba haciendo en su obra, y que yo era parte de ella”, señala Pablos.
Rodolfo González, hijo de aquel pionero, es hoy por hoy el vicepresidente del comité ejecutivo. Estudió Medicina en Salamanca, donde, a raíz de los estudios bíblicos que hacían con David Burt, tomó conciencia de la necesidad de llevar el Evangelio a la Universidad y conectarlo con los estudios universitarios.
“Poníamos carteles anunciando los estudios bíblicos, promocionando GBU e indicando la dirección donde se harían -en una sala en el centro de la ciudad, no dentro de la propia universidad-. Yo empecé a estudiar unos años después de la muerte de Franco, así que en ese sentido no experimentamos ninguna opresión en la universidad”, explica el vicepresidente.
“En mis primeras asambleas éramos muchos menos estudiantes que ahora. Siempre he sentido que se aceptaba y apoyaba que cada uno estuviéramos en nuestra ciudad dando testimonio de Jesús”, recuerda González. “En Salamanca éramos un grupo tan pequeño que, en mi etapa de estudiante, nunca llegamos a podernos constituir como grupo universitario, ya que no cumplíamos con el mínimo necesario para hacerlo”, explica. “Pese a que no teníamos delegados que pudieran votar, éramos escuchados y podíamos hacer contribuciones”.
Rodolfo González (hijo) durante la 50ª Asamblea General
“A la primera asamblea que recuerdo asistí como parte de GBE. Mi primera impresión fue que los universitarios eran gente muy seria, sesuda, que votaba y discutía decisiones importantes”, confiesa Jorge Saguar, expresidente del comité ejecutivo de los GB Unidos. “Es un recuerdo muy bonito, porque luego nos hemos convertido todos en amigos”, afirma.
Pepe Sánchez, el relevo de Saguar en la presidencia, recuerda su primer contacto con el Consejo Universitario durante un campamento de Verano GBU. “Para nosotros fue especial poder participar, escuchar, opinar y saber qué estaban haciendo otros grupos”, explica. En su primera Asamblea General pudo ver que era parte de un cuerpo más amplio, aunque GBG y Andamio estaban aún empezando a despegar.
La 50ª Asamblea General
Joaquín Hernández es desde 2017 secretario general de los Grupos Bíblicos Unidos. Su andadura con los GBU comenzó en su etapa universitaria, al final de la cual Francisco Mira le propuso incorporarse al equipo. Dos años después, al acabar sus estudios de posgrado, se trasladó a Castelldefels junto a Esunly, su esposa, que un año atrás se había mudado a Barcelona para seguir su formación.
La propuesta que aceptó implicaba la organización y supervisión de la Oficina Nacional. “Desde mi etapa como estudiante, veía muy claro que donde más podía aportar era al desarrollo saludable de la organización”, comenta Hernández. En noviembre de 2003, cuando asumió ese rol, los GBU estaban consolidados, pero aún había mucho camino por recorrer, especialmente en las secciones de Andamio y GBG.
Joaquín destaca la familiaridad de las primeras asambleas a las que acudió, al igual que lo hicieron Rodolfo, David, Jorge, Charo o Pepe. Desde entonces, ha habido cambios significativos, empezando por la fecha, que originalmente era del 2 al 5 de enero. Además, se han incorporado los delegados de los grupos profesionales, y el número de consejeros presentes ha crecido considerablemente. “Antes venía solamente el Comité Ejecutivo, que tenía sus propias reuniones durante el fin de semana. Ahora, el Comité tiene sus reuniones en un fin de semana aparte, y están junto con todos los consejeros durante la Asamblea. Este año ha habido unos 24 consejeros, lo que ayuda a contar con más apoyo, a transmitir la visión y a tener un sentido de pertenencia y cohesión”, explica el secretario general.
El aumento de los participantes en cada Asamblea General ha sido algo notorio para quienes vivieron las asambleas anteriores. “Los estudiantes habéis tomado una responsabilidad muy compartida”, comenta Saguar. “Nosotros formamos una familia”, señalaba Rodolfo, “pero ahora es una familia numerosa por la que doy muchas gracias a Dios”.
“En esta 50ª Asamblea veo que el Señor es fiel, y que tiene propósitos para todos, especialmente para los estudiantes. También veo que las personas responsables, como Joaquín, están realizando un trabajo importante, y que los consejeros también están velando por el cuidado de la obra estudiantil”, apuntaba Charo.
Juan Pablo Serrano, coordinador nacional de la sección de universitarios, afirma que ver a David Burt, Jorge Saguar y Pepe Sánchez, juntos, orando por la misión, es una imagen muy poderosa. “Es un recordatorio de la fidelidad de Dios, de que nos acompañará en sus promesas. Pero también nos proyecta hacia el futuro: Dios nos seguirá acompañando y dirigiendo en una misión que es suya, que no es nuestra”, apunta.
Momentos de la 50ª Asamblea
¿Por qué es importante la Asamblea General?
A todos los entrevistados les hice esta pregunta, y todos coincidieron en que la Asamblea General es un momento de visión. Es un espacio clave para tomar perspectiva de lo que Dios está haciendo en el resto de España y en las diferentes secciones del ministerio.
“Tener más perspectiva del movimiento a nivel nacional y entre secciones no solo motiva, sino que da esperanza”, explicaba Aitana Benítez, actual presidenta del Comité Estudiantil de GB Universitarios. “Es increíble ver que, en medio de un mundo roto, hay un espacio donde estar con otros cristianos que quieren colaborar en restaurar este mundo roto”, señalaba.
“La asamblea fortalece la unidad y el compromiso con la misión, asentándonos en las raíces de ser un mismo cuerpo en Cristo, que lleva a cabo una misión en todas la etapas y áreas de nuestra vida. Y todo ello nos permite saber cómo trabajar mejor”, comentaba Juan Pablo.
Para Rodolfo, la asamblea representa poner el orden en las cosas que hacemos, una combinación entre familiaridad y seriedad. Joaquín Hernández también destacaba lo necesario que es este evento para cumplir con los estatutos y la legalidad de la asociación. “Todo está planteado de tal forma que no se pierda la esencia del liderazgo estudiantil, que es impulsado por consejeros y el resto del equipo”, añadía.
Joaquín sintetizaba la importancia una Asamblea General para el movimiento de GB Unidos en tres puntos:desarrollar visión, aportar ideas y beneficiarse del carácter intergeneracional del evento.
¿Cómo será la 100ª Asamblea General de los Grupos Bíblicos Unidos?
“Dentro de 50 años, el secretario general y los miembros del Comité Ejecutivo no serán personas de carne y hueso, sino que serán invenciones de inteligencia artificial. Puesto que su inteligencia será mucho mayor que la de los estudiantes, estos tendrán que obedecer y se convertirá en una dictadura”, bromeaba David Burt al preguntarle cómo imaginaba la asamblea dentro de otros 50 años.
“Espero que la obra siga creciendo y manteniendo la guía y la dirección del Señor. Si es así, se llegará muy lejos. El testimonio en la Universidad seguirá creciendo, y, por ende, las iglesias también recibirán a estudiantes y profesionales que estarán apoyando y aportando”, deseaba Charo Pablos.
Estudiantes durante el Consejo Universitario
“Seguramente tendremos una sección de graduados mucho más desarrollada”, consideraba Saguar. “Con lo que hay ahora mismo en GB Universitarios, se puede prever que el mundo profesional actuará como impulsor de la obra estudiantil”.
“Si es la voluntad del Señor, notaremos un crecimiento; no sé en qué exactamente, pero sí creo que lo habrá”, opinaba Pepe. “Dentro de 50 años me gustaría ver el impacto de la obra estudiantil en España, en la iglesia y en la sociedad, y oro para que sea cada vez mayor.”
“No somos capaces de imaginarlo”, respondía González Vidal. “La tendencia natural es pensar que va a ir creciendo y avanzando, pero también es posible que haya un retroceso. Creo que la vida cristiana siempre va ligada a una actitud de fe, de no saber qué va a suceder, pero de confiar en que nuestro Dios estará ahí.”
“Los fines últimos deben ser los mismos”, contestaba Joaquín. “Pero ojalá que haya delegadosestudiantiles de todas las ciudades universitarias. También espero que el grupo de graduados crezca mucho más, con grupos que vayan respondiendo a las demandas crecientes de la sociedad. Lo mismo deseo para los GBE, que sean un movimiento mucho más potente, al igual que espero que Andamio siga poniendo buenos recursos al alcance de graduados, estudiantes y de la iglesia en general. Y, sobre todo, espero que la Palabra de Dios no pierda su lugar, que no quede regalada a márgenes, sino que sea la centralidad de la Asamblea.”
“En 50 años me imagino agradeciendo por todo lo que habrá ocurrido”, soñaba Aitana. “Oro para que en 50 años podamos seguir contando historias sobre cómo el Evangelio se mueve con poder en nuestros lugares de misión. Oro para que siga habiendo relevos y, sobre todo, para que podamos seguir juntos. Juntos, a pesar de las derrotas, lamentándonos por lo malo, pero también celebrando lo bueno al ver a personas decidir seguir a Jesús.”
[1] González Calleja, Eduardo. “La represión de la protesta estudiantil durante el franquismo (1936-1976)”. CIAN-Revista de Historia de las Universidades 23 (1) (2020): 21-54, esp. 38. https://doi.org/10.20318/cian.2020.5427.
[2] El Frente de Liberación Popular era una organización política clandestina que abogó por la oposición a la Dictadura de Franco y agrupó a estudiantes, profesores universitarios y “cristianos de base”.
[3] Gómez Bravo, Gutmaro. “El papel determinante de la Universidad contra el franquismo”, Muy interesante (blog), 26 abril 2022, https://www.muyinteresante.com/historia/36368.html.
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