El horizonte de las Europeas aviva el interés evangélico en política

¿Sería posible ver a un europarlamentario evangélico español? La pregunta resulta relevante ante los movimientos que se están dando en el panorama evangélico en los últimos meses.

Daniel Hofkamp

ESPAÑA · 24 DE ENERO DE 2024 · 12:22

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Las elecciones al Parlamento Europeo tendrán lugar del 6 al 9 de junio./depositphotos

Cada cinco años, la Unión Europea celebra elecciones para el Parlamento, y en junio de 2024 los ciudadanos de la Unión serán llamados a las urnas.

Quizá algunos vean con escepticismo o lejanía las elecciones europeas. Sin embargo, la experiencia señala que aquello que se aprueba en el seno de la Unión Europea tiene una importancia crucial para las políticas que se llevan a cabo a nivel nacional y regional.

En España se votará el domingo 9 de junio. A España le corresponden 61 de los 720 eurodiputados. En estas elecciones, el sistema de circunscripción única -es decir, que todos los votos emitidos en el país se recuentan en conjunto- permite que se abran paso nuevos partidos nacionales que procurarán buscar la confianza de los ciudadanos.

En el caso de nuestro país, las elecciones europeas han sido una lanzadera pública para proyectos políticos que luego han ganado peso en el panorama estatal y autonómico. Formaciones como Vox, Podemos o Ciudadanos se dieron a conocer, principalmente, en los comicios europeos.

Es por ello que se están empezando a levantar nuevos movimientos que quieren aprovechar la cita electoral para traer nuevas formas e ideas a la política. Es el caso de un partido de reciente fundación, FIEL, que acaba de anunciar la presentación de listas a las europeas, encabezada por Esperanza Romero; o el caso de Valores, un partido de base democristiana con evangélicos en puestos de relevancia, como José Luis Tendero.

Esta nueva realidad nos lleva a preguntamos cuál puede ser el papel de los evangélicos, una minoría que en España se acerca al 2% de la población, en el animado escenario político actual. ¿Podría un evangélico desde España llegar a europarlamentario? Es una cuestión que quizá sea pertinente realizar ahora, cuando quedan pocos meses para esta cita.

“Para la mayoría de las elecciones no disponemos los evangélicos de una masa crítica suficiente como para tener grandes posibilidades de alcanzar un escaño, pero para el Parlamento Europeo, sí”, considera el secretario general de la Alianza Evangélica Española, Xesús Manuel Suárez, que cuenta con una amplia trayectoria en formación política en el ámbito evangélico. En las anteriores europeas, el escaño de europarlamentario español estuvo en unos 370.000 votos.

“Es posible tener un eurodiputado evangélico si todos los evangélicos nos unimos para apoyar una candidatura, si renunciamos a las tendencias centrípetas e irracionalmente autocríticas para comprometernos con una alternativa propia compartida por todos”, añade Suárez. Sin embargo, cree que para ello hay que “trabajar en una propuesta propia, un programa bien articulado en todas las áreas de la actividad política, con una candidatura consistente”.

 

Interés creciente, pero limitado

La participación política de los evangélicos, a través de partidos de fundación propia, es aún testimonial en España. Sin embargo, sí tiene un desarrollo notable en otros países, tanto en la Europa de herencia protestante -hay formaciones que se definen como evangélicas, con presencia en el parlamento de Países Bajos, Finlandia o Suiza- como en Latinoamérica, donde el crecimiento exponencial del pueblo evangélico ha tenido su eco en la participación política en las últimas décadas.

Otra fórmula de participación es la de evangélicos que militan en diversos partidos políticos en los que, como servidores públicos, buscan vivir su fe y sus valores dentro de su ejercicio político.

En estos meses, diversos factores parecen coincidir en motivar una participación política más intencional por parte de los evangélicos. Por una parte, el crecimiento evangélico notable -todavía en gran parte vinculado a la inmigración latinoamericana- ha hecho que los partidos políticos tradicionales busquen contacto con entidades evangélicas o fraternidades de pastores. Por otra, son más los evangélicos que se interesan por involucrarse en cuestiones políticas, vista la importancia que tiene para el desarrollo de la sociedad de la que forman parte.

El horizonte de las Europeas aviva el interés evangélico en política

En España acaba de presentarse el partido político FIEL, que parte de un ideario evangélico.

Xesús Manuel Suárez, secretario general de la Alianza Evangélica Española, afirma que hay un mayor interés de los evangélicos en la política, aunque matiza. “Diría que es un interés centrado en algunos temas concretos, como los referidos a las cuestiones de aborto, eutanasia y sexualidad; es un interés selectivo. Todavía no se percibe una clara conciencia de que somos instrumentos de transformación de toda la sociedad, y eso supone una aproximación integral, no segmentaria”.

Suárez considera que los evangélicos “deberíamos ser capaces de construir una enmienda a la totalidad. Los protestantes siempre hemos sido bastante revolucionarios, siempre hemos contestado al statu quo y hemos sido capaces de presentar una alternativa integral. Admiro de nuestros antepasados su capacidad para conformar modelos desafiantes en todas las áreas de la actividad humana, desde la ciencia a la educación, las relaciones sociales, la economía… Y con ese modelo han transformado Europa y América por siglos”.

Es en esa línea en la que trabaja el grupo de participación en la vida pública de la Alianza Evangélica, que antes de las elecciones generales editó “Vota con criterio”, un documento que pretendía dar una perspectiva bíblica en asuntos como economía, educación, sanidad, ordenación territorial o cultura.

Para el secretario general de la AEE, es un reto que los evangélicos que están animados a participar en política hagan “una reflexión bíblica aplicada a toda la realidad de la sociedad; les animo a que lean menos a Agustín Laje, que es monotemático y habla poco de la Biblia, y más a Calvino, que presenta un modelo integral de sociedad construida desde una cosmovisión bíblica”.

 

Contacto fluido con políticos

Otra de las formas de participar en política es a través del contacto regular con los partidos en su lugar de trabajo: el Parlamento. En esa línea se enfoca Parlamento y Fe, una entidad evangélica surgida en Argentina pero que ya está presente en varios países, cuyo objetivo es llevar el mensaje del evangelio a los líderes políticos.

Paco Sánchez, uno de los responsables de Parlamento y Fe en España, considera que hay interés en la política, pero sobre todo en las personas involucradas que puedan mostrar interés en la fe. “Intentamos llevar a los políticos de todos los partidos los valores bíblicos bajo los que los evangélicos vivimos y les animamos a trabajar para los ciudadanos y no a valerse de ellos para tener un sueldo”, afirma Paco Sánchez, que en los últimos años ha podido organizar algunas reuniones de oración regulares con parlamentarios en la Asamblea de Madrid. “Conocemos algunos que son sensibles a estos consejos y seguimos trabajando y orando para que sean muchos más”, cuenta Sánchez.

El horizonte de las Europeas aviva el interés evangélico en política

La gala anual de Parlamento y Fe España, celebrada en octubre de 2023 en Madrid, contó con la presencia de algunos políticos invitados.

Parlamento y Fe organizará un congreso en Madrid en mayo de este año, a solo unas semanas de la celebración de las elecciones europeas y otro en Barcelona. Y desde este grupo dan la bienvenida a proyectos como el del partido FIEL que acaba de presentarse.

 

La necesidad de formación

Uno de los riesgos que se han hecho patentes en el transcurso de los últimos años es el del aprovechamiento político que se intenta hacer de cualquier colectivo. Este riesgo será más evidente en España en los próximos meses ante las citas electorales. Suárez cree, por ello, indispensable “formarnos, volver a la Biblia y después a los pensadores protestantes que sentaron las bases del sistema democrático occidental”, para evitar un peligroso efecto de arrastre.

“Antes de meterse en la arena política, los evangélicos deben tener claro cuál es su modelo de sociedad, cuál es su utopía política, y eso se construye estudiando la Palabra y leyendo a los autores protestantes, señaladamente a los calvinistas. Si no hacen ese trabajo, estarán indefensos y se los llevará cualquier viento de doctrina (Ef 4.14) que les prometa leyes contra el aborto y el matrimonio gay”, advierte Xesús Manuel Suárez.

En este proceso de formación, uno de los proyectos que se ha realizado en el ámbito evangélico, en colaboración con los Grupos Bíblicos Universitarios y enfocado especialmente a estudiantes y graduados jóvenes, es la Escuela de Formación Política, “que pronto será relanzada de forma online”. Este espacio permite a los jóvenes que tengan inquietudes en política hacer ese trabajo de reflexión necesaria.

 

¿Cómo participar?

La participación en política suele traer a colación una pregunta habitual: ¿es mejor montar un partido o participar en los que ya existen? Suárez considera que ambas opciones pueden ser válidas, siempre y cuando las personas que participen hayan definido bien qué pretenden llevar a cabo.

“Tengo buenos amigos en Latinoamérica que han explorado las dos vías. Creo que la primera -partidos con ideario evangélico- es útil en los países en los que los evangélicos disponemos de una masa crítica suficiente como para ser una verdadera alternativa de poder. La segunda es posible en cualquier país”, expone Suárez, alentando a quienes quieran hacerlo a que en ambas opciones procuren “extender nuestra propuesta política asentada en la Palabra”.

Una vez más Suárez incide en la necesidad de prepararse para que la propuesta política “no nos haga encasillarnos en el puro conservadurismo, entendiendo que ese es nuestro lugar natural”. “Nuestro lugar natural es el progresismo: los hermanos que rompieron las ataduras sociales del imperio romano, ¿eran conservadores o progresistas? ¿Y los revolucionarios husitas? ¿Y los que se plantaron ante Carlos V diciendo “¡protestamos!”? El problema es que otros se apropiaron de la marca “progresista” y nosotros, en vez de desenmascarar su falso progresismo, les hemos cedido la bandera y acabamos blasfemando del progresismo”, lamenta.

En esa búsqueda de un programa original, sí hay sinergias que se pueden aprovechar. “Hay valores que todavía mucha gente defiende y merece la pena agarrar esa ola y hacer sinergia con muchos no-evangélicos; hablo, por ejemplo, del valor de la familia como instrumento fundamental de solidez y progreso social”. Pero Suárez va más allá, esperando que los evangélicos puedan ser capaces de “presentar propuestas originales, por ejemplo, la puesta en valor de los derechos del individuo, que están siendo relativizados; el derecho a la discrepancia, a la disidencia y a la desobediencia civil; la recuperación del protagonismo de la sociedad civil; los mecanismos de conciliación ante las discrepancias; la lucha contra la corrupción, empezando por dar ejemplo; la recuperación de la responsabilidad social de las instancias de la sociedad civil; la recuperación del modelo calvinista de la soberanía de las esferas, o los modelos económicos que se derivan de principios bíblicos”.

Ante una sociedad fragmentada y, en muchos casos, cansada de discursos repetitivos y faltos de coherencia, se abre un espacio de oportunidad que los evangélicos esperan aprovechar.

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