Europa: todo cambia, algunas cosas siguen igual

Los cristianos que confiamos en el señorío de Jesucristo no tenemos una gran influencia política. Pero lo que sí tenemos, y probablemente subestimamos, es una esperanza para el futuro de Europa.

13 DE JUNIO DE 2024 · 17:50

Periodistas informan en directo desde el Parlamento Europeo, el 9 de junio de 2024, mientras se anuncia el resultado de las elecciones europeas. / Foto: CC-BY-4.0: <a target="_blank" href="https://www.flickr.com/photos/european_parliament">Unión Europea 2024 Flickr EP</a>..,
Periodistas informan en directo desde el Parlamento Europeo, el 9 de junio de 2024, mientras se anuncia el resultado de las elecciones europeas. / Foto: CC-BY-4.0: Unión Europea 2024 Flickr EP..

A Europa le esperan 5 años “interesantes”, por decirlo suavemente.

No hay suficientes viviendas disponibles. Dependemos de la energía de terceros. No sabemos si bajarán los precios de los alimentos. Hay una guerra que no cesa junto a nuestras fronteras. Nuevas ideologías piden paso. Miles de personas siguen llegando desde lugares del mundo en los que no hay posibilidad de construir un futuro estable.

Y para colmo, las encuestas empiezan a mostrar que algunos jóvenes europeos están perdiendo la confianza en nuestro sistema democrático.

Todas estas tensiones subyacentes estuvieron presentes durante las elecciones al Parlamento Europeo de junio. “#UsaTuVoto”, fue el lema desde Bruselas, tratando de animar a los jóvenes, la Generación Z, a acudir a los colegios electorales. Finalmente se movilizó a un 51% de los 397 millones de ciudadanos con derecho a voto, la mejor cifra de participación en 30 años. Y aún así, la mitad de la población consideró innecesario participar.

Todo apunta a que Ursula von der Leyen seguirá siendo Presidenta de la Comisión Europea. La médica alemana y ex ministra de Defensa, es una luterana, madre de siete hijos y la primera mujer que dirige el "gobierno europeo", como podríamos llamarlo. La victoria de su opción conservadora centrista (el Partido Popular Europeo, PPE), combinada con la pérdida de apoyos de los partidos progresistas, allana el camino para que von der Leyen conserve su “corona” en el complejo camino de los 27 hacia la Unión Europea de 2030.

Así que, en cierto sentido, muchas cosas siguen igual.

Y a la vez, muchas cosas han cambiado. Decenas de millones de europeos han protestado con sus votos en pueblos y ciudades de todo el continente contra lo que consideran “élites políticas” sin capacidad de ofrecer soluciones reales.

En Europa hay frustración. Hay incertidumbre y miedo al futuro.

En Francia, el voto a dos opciones de “derecha dura nacionalista” sirvió para castigar al (todavía) muy poderoso presidente Emmanuel Macron. Lo mismo ocurrió en Alemania, donde el canciller Olaf Scholz vio cómo la temida opción nacionalista y antisistema le adelantaba por la derecha.

En Italia, Holanda, Austria (países centrales para comprender qué es Europa), una enorme parte de los votantes expresaron su desconento con cómo van las cosas. Quieren un cambio y lo quieren ya.

En lugares como España (que en su conjunto fue de los países más 'moderados' en el voto), fueron los nacidos después de 1997 los que más votaron a opciones disruptivas que proponen cosas como “encarcelar al presidente”.

Así que hay frustración. Hay incertidumbre y miedo al futuro.

En este contexto, los que confiamos en el señorío de Jesucristo, ¿tenemos alguna solución fácil que ofrecer? Seguramente no. Y tampoco tenemos una influencia política considerable, como la que pudieron tener algunos creyentes en otros lugares de Europa hace unas décadas.

Y sin embargo, lo que sí tenemos, y probablemente subestimamos, es una esperanza para el futuro.

La Biblia, en el Apocalipsis, habla de luz y confianza en medio de tiempos tempestuosos. Este fundamento esperanzador, que incluso ateos y secularistas admiten que ha moldeado Europa para mejor, sigue estando disponible.

El reto para nosotros en Europea es vivir este evangelio esperanzador con humildad y valentía. Empezando por nuestras decisiones cotidianas y nuestras relaciones personales con los demás. Ofrezcamos a nuestro entorno un modo de vida “con los pies en la tierra” y la mente puesta más allá de esta penumbra. Modelemos una forma de vivir confiada y gozosa, que llamará la atención en nuestras sociedades impregnadas de ansiedad.

Joel Forster, director de Evangelical Focus.

 

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