Generación Z: propósito o miedo

“En una cultura de oscuridad, Jesús nos llama a ser luz. Los cristianos somos la referencia de la identidad sexual, la referencia de la moral, somos la referencia de la familia… ¡y no vamos a tener miedo!”. Las palabras retumbaron en un centro de convenciones de Auvergne (Francia) a mediados de junio. 6.500 jóvenes, principalmente de iglesias de Asambleas de Dios, participaban en el Congreso ECHO. Entre el público, también estaba un equipo de Le Parisien, un diario que publicaría luego un videoreportaje de 10 minutos con voces de jóvenes explicando a cámara con alegría y sin complejos cómo vivir para Jesús les hacía tener esperanza, un propósito y deseo de amar a la gente de su entorno.

Un mes más tarde, ardían suburbios de París y otras grandes urbes francesas. La muerte de Nahel llevaba a una semana de protestas, saqueos y un intenso cruce de acusaciones entre los principales políticos. El país volvía a esa sensación de que hay problemas de fondo que no tienen solución. Unos analistas hablaban de racismo, falta de oportunidades, problemas socioeconómicos. Otros, de irresponsabilidad, políticas buenistas y radicalización islámica. Pero nadie parecía preguntarse en público preguntas como: ¿qué papel ha jugado en la estabilidad emocional de la Generación Z la actual ausencia de familias estables? ¿Qué efecto han tenido las redes sociales al construir realidades volátiles e irreales (dinero, lujo, felicidad a cambio de nada)? Y, ¿de dónde brota esa frustración, la apatía, el miedo al futuro, la ansiedad?

Quien llamaba a los jóvenes franceses del congreso cristiano a ser valientes a la hora de vivir un estilo de vida contracultural era un predicador invitado de España. Aquí, Itiel Arroyo se centra en la Generación Z retándoles a vivir radicalmente junto a Dios. A desechar ideologías huecas, a combatir la pornografía, a buscar paz verdadera en Jesús. Su mensaje ha calado: tiene 950.000 suscritores sólo en Youtube.

Y es que en España las sensaciones no son mejores que en el país vecino. Antes de las elecciones, los partidos políticos coinciden en la necesidad de poner más psicólogos a disposición de los jóvenes, en plena crisis de salud mental. Un reportaje en profundidad sobre la Generación Z recuerda los datos sobre pensamiento suicida entre los jóvenes. “¿Qué pasa en mi generación para que todo el mundo esté completamente chalado, angustiado, desmotivado?”, escribía la autora. “Simplemente no entiendo el sentido de la vida. ¿Por qué mis padres sí?”, añadía una joven de 25 años con trabajo estable y buenas expectativas de futuro.

Todo apunta a que en Europa, aquellos jóvenes que encuentren esperanza, propósito, justicia y perdón van a brillar más que nunca. Los que adopten la narrativa bíblica con un estilo de vida que refleje las buenas noticias del evangelio llamarán cada vez más la atención, en un entorno en el que prima la falta de respuestas.

Ahora, en pleno verano de campamentos y encuentros de formación, más que nunca es momento de decirle a los jóvenes: vuestra fe marca la diferencia, tenéis buenas noticias que contar. Vuestros amigos os están esperando.