¿Y qué es el diseño inteligente?

El DI no incluye una visión completa de la historia de universo y de la vida, ni tampoco una interpretación de los textos bíblicos de la creación.

11 DE FEBRERO DE 2017 · 20:25

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Proceso a Darwin, firmado.

Todavía recuerdo la mezcla de ingenuidad y entusiasmo que me rondaba por la cabeza cuando Philip Johnson realizó su visita a Madrid en octubre de 1995 para promocionar el recién acuñado ‘Diseño Inteligente’ (DI) trayendo bajo el brazo la recién publicada traducción de su libro estrella: Proceso a Darwin (Portavoz, 1995) Tuve la oportunidad de oír al autor en una pequeña iglesia evangélica de Madrid y que me firmara un ejemplar el 26 de octubre (véase foto).

Aquello lo viví con sorpresa: ¡un libro evangélico crítico con la evolución pero sin realizar una exposición del modelo ‘alternativo’ del creacionismo de la tierra joven (CTJ)i que era absolutamente dominante en cualquier librería evangélica de los ochenta/noventa en España! De hecho, guardo todavía una abultada biblioteca de esos libros de aquella época. Difícilmente podría uno conseguir un libro exponiendo el creacionismo de la tierra vieja (CTV)ii, con el que me familiaricé leyendo a finales de los noventa a sus representantes (como Hugh Ross), pero en inglés, algo que entonces me costaba bastante esfuerzo. Pero lo auténticamente raro era leer un libro evangélico que tan siquiera considerase como una posibilidad la idea de evolución, de lo que prácticamente solo conocía un librito, En el principio, publicado en 1992 por Andamio/CLIE, y claro, obras en inglés y en las primeras webs disponibles sobre el tema a mediados de los noventa.

Hasta que en 1996 la revista Alétheia (nº 10) se atrevió a dar el paso de publicar hasta cuatro versiones diferentes sobre los orígenes en un número monográfico, el debate evangélico estaba casi absolutamente dominado por las posturas del CTJ, que a pesar de todo siguen siendo dominantes entre los evangélicos de habla hispana hoy día. Poco más pude conseguir en aquella época (si lo había, nunca llegó a mis manos) excepto un libro que había leído hacía pocos años: Los orígenes, una desmitificación (Safeliz, 1983), traducción de una obra del científico francés adventista: Jean Flori. Habiendo siendo anteriormente defensor del CTJ (no en vano esa postura fue inventada en la iglesia adventista a principios del siglo XX), en esa obra se dedicaba simplemente a glosar el valor teológico de los textos bíblicos de la creación, que era visto como un potente anti-mito frente a los relatos mitológicos de la creación de los pueblos que rodeaban al antiguo Israel.

Aunque sus orígenes se remontan a fines de los ochenta y principios de los noventa, desde la obra de Philip Johnson el DI (centrado en negar la capacidad del mecanismo darwinista para explicar la evolución) cobró un enorme auge en el mundo anglosajón, especialmente norteamericano, impulsado por la potente organización Discovery Institute y afines. Hasta que encalló en los juzgados estadounidenses en 2005, como lo había hecho en los ochenta el CTJ, al intentar presionar por hacerse un hueco en las clases de ciencias. Desde entonces siguen ensayando diversas argucias legales para forzar su presencia entre las ciencias (tiempos iguales, enseñar la controversia, libertad académica, análisis crítico de la evolución, etc.). Incluso un investigador ha hecho un estudio evolutivo del tortuoso camino legal utilizado comparando diferentes textos legales estadounidenses pro-CTJ/CTV/DIiii.

En la última década la situación se ha complicado porque, aunque los evangélicos que aceptaban la evolución tenían una representación mayoritaria en organizaciones científicas como la estadounidense ASA (American Scientific Affiliation) o la británica CiS (Christians in Science), no había una organización evangélica que defendiera esa postura específicamente. Esto cambió con la publicación en 2006 del libro-testimonio The Language of God (¿Cómo habla Dios? Temas de Hoy, 2007) de Francis Collins, responsable del proyecto público de secuenciación del genoma humano en EE.UU., y la creación de la Fundación BioLogos a raíz de ello. BioLogos promueve el creacionismo evolutivo (CE), que es una versión cristiana del evolucionismo teísta que reivindica el término ‘creación’ sin que haya que oponerlo a la cienciaiv. De esta manera denuncia el secuestro de la palabra ‘creación’ por el CTJ y CTV, de la misma manera que el término ‘diseño’ ha sido secuestrado por el DI.

El DI tiene una diferencia fundamental con el CTJ, CTV y CE: no incluye una visión completa de la historia de universo y de la vida, ni tampoco una interpretación de los textos bíblicos de la creación. De hecho, su interés se suele concentrar en los temas biológicos (con alguna que otra incursión en la cosmología, en la que básicamente acepta el Big Bang y enfatiza las consecuencias del Big Bang para apoyar la idea de un ‘diseñador inteligente’), dejando al margen los textos bíblicos. Esto último no sorprende dado que entre sus proponentes hay representantes de religiones no cristianas, agnósticos e incluso ateos.

Y ahí surge el primer problema ¿qué es realmente el DI?v Pues depende de a quién preguntes. Diferentes autores tienen enfoques radicalmente distintos. Tal vez lo único en común es lo que rechazan: suelen estar dominados por un antidarwinismo visceral. La necesidad de mencionar a Darwin continuamente, incluso hasta un punto casi absurdo (Darwin murió al fin y al cabo hace 135 años), resulta incomprensible (recuerdan a esos ateos que no paran de hablar de Dios). Darwin es ya un personaje histórico, pero la evolución del siglo XXI no está en el mismo sitio que en el siglo XIX, aunque algunos se empeñen en no verlo. El caso es que Darwin se ha convertido en un icono, un representante, para los CTJ, CTV y DI, de todo lo malo y negativo en el mundo, ¡incluso cosas que aparecerían un siglo después de él!

Pero estas críticas al personaje de Darwin esconden una diversidad sorprendente de visiones de la historia de la vida. Mientras que algunos centran su crítica en algo muy difícil como son las hipótesis sobre el ‘origen de la vida’vi, otros centran su ataque en el ‘mecanismo’ de la evolución (mutación y selección natural), y finalmente otro sector va más allá y niega, como hacen desde hace décadas los CTJ y CTV, el propio ‘hecho’ de la evolución.

Lo que nos ha llegado al mundo evangélico en España (y creo que también en Iberoamérica) ha sido un batiburrillo de ideas bajo el nombre genérico de DI. Realmente hay pocos representantes genuinos del DI (bueno, realmente, yo no conozco todavía ninguno). En realidad, lo que ha ocurrido es que los tradicionales representantes del CTJ y CTV han abrazado la idea, o más bien la ‘etiqueta’, del DI. A decir verdad, muchas de las cosas que después se etiquetaron como DI yo las había encontrado en los ochenta en la propaganda habitual del CTJ. Esto lo empecé ya a notar aquel 26 de octubre de 1995 cuando comprobé que el traductor de Phillip Johnson era… Santiago Escuain, conocido promotor del CTJ en España. Los intentos de algunos en el DI por desligarse del CTJ/CTV quedan claramente desmentidos cuando uno ve cosas así. Cuando en 2009 se organizó un debate en Forum GBU sobre DI entre Antonio Martínez y un servidor, también estaba allí Escuain al lado del representante del DI… Y con los años y las décadas he podido ver cómo los artículos de Antonio Cruz en la revista Restauración defendiendo el CTJ durante los ochenta daban paso a libros y artículos en Protestante Digital defendiendo el DI. Sin embargo, en este caso hay que reconocer un cambio notable, la etiqueta del DI ya no la asocia al CTJ sino al CTV. Esperemos que siga evolucionando.

La realidad es que el mundo del DI está dividido en dos campos, cuyas diferencias tienen una influencia crucial en sus actitudes hacia la ‘evolución’. Por un lado están los que aceptan el ‘hecho’ de la evolución pero critican el ‘mecanismo’ de la evolución (el neodarwinismo, basado principalmente en mutaciones y selección natural). Por otra parte están los que rechazan el ‘mecanismo’ evolutivo neodarwinista y al mismo tiempo rechazan también que se haya dado el ‘hecho’ de la evolución, alineándose claramente con el CTJ o el CTV. Entre los primeros el más distinguido representante es el biólogo católico Michael Behe, y entre los segundos el matemático evangélico William Dembskivii. Está claro que su alianza dentro del DI se basa en su común rechazo al ‘mecanismo’ darwinista o neodarwinista de la evolución. El debate sobre el ‘mecanismo’ de la evolución es de gran interés en biología; pero a nivel teológico es mucho más importante el debate sobre si el ‘hecho’ de la evolución ha sido real o no. Y por evolución se entiende un gran esquema histórico de eventos desde el Big Bang hasta la aparición del ser humano recientemente. El que el origen de la vida todavía no se explique completamente en términos científicos o que el ‘mecanismo’ concreto de la evolución biológica sea aún objeto de debate científico, no deben hacernos ignorar que el primer y gran debate sobre evolución ha sido siempre si la evolución es algo que haya ocurrido realmente o no.

A la luz de esas distinciones resulta esclarecedor recordar algunas citas clásicas de Behe sobre la cosmología del Big Bang y el ‘hecho’ de la evolución (ordenadas cronológicamente desde la más antigua en La caja negra de Darwin, 1996):

Lo que clásicamente se entiende por creacionismo implica la creencia en una Tierra formada hace sólo unos diez mil años, como consecuencia de una interpretación bíblica que es todavía muy popular. Para que conste, yo no tengo ninguna razón para dudar de que el universo tiene los miles de millones de años que los físicos dicen que tiene. Es más, encuentro la idea de la ascendencia común (que todos los organismos comparten un mismo antepasado) bastante convincente, y no tengo ninguna razón en particular para dudar de ella.”viii

“[…] mis propias ideas encajan bastante bien con las del 40% de científicos […] que piensan que la evolución ocurrió, pero que fue guiada por Dios.”ix

“El énfasis del DI no está en la ascendencia común, sino en el mecanismo de la evolución – ¿cómo ocurrió todo esto, por selección natural o por un Diseño Inteligente intencionado?”x

“[…] En resumidas cuentas, la evidencia a favor de una ascendencia común parece convincente. Los resultados de los experimentos modernos de secuenciación de ADN, impensables para los científicos del siglo XIX como Charles Darwin, muestran que algunos organismos lejanamente emparentados comparten características aparentemente arbitrarias en sus genes que no parecen tener otra explicación que el haber sido heredadas de un lejano antepasado común.”xi

“Los mismos errores en el mismo [pseudo]gen en la misma posición en ambos: el ADN humano y de chimpancé. Si un antepasado común sufrió inicialmente esos errores mutacionales y después dio lugar a esas dos especies modernas, ello explicaría muy bien por qué ambas especies los tienen hoy. Es difícil imaginar cómo podría haber una evidencia mejor del antepasado común de chimpancés y humanos.”xii

Hoy por hoy el debate sobre el ‘mecanismo’ de la evolución sigue abierto, y de hecho, con el 150 aniversario de la obra de Darwin en 2009, se airearon muchas críticas al ‘mecanismo’ neodarwinista de la evolución. Hay quien habla que la ‘nueva síntesis’ del neodarwinismo de mediados del siglo XX tiene que abrirse a novedosos ‘mecanismos’ evolutivos (elementos móviles, transferencia genética horizontal, epigenética, convergencia evolutiva, etc.) para crear una nueva ‘síntesis extendida’. Pero nada de eso ha puesto en duda el ‘hecho’ real de una evolución que ha ido produciendo nuevas formas de seres vivos según el árbol de la vida se fue ramificando a lo largo de millones de años, que fue una de las grandes y más duraderas ideas de Darwin. Fuera del CTJ y CTV nadie discute el ‘hecho’ de una relación de parentesco entre las especies de seres vivos. E incluso Behe hemos visto que lo acepta.

Desgraciadamente, gran parte de la bibliografía del DI, y en especial la que ha llegado a España, confunde sistemáticamente el ‘hecho’ y el ‘mecanismo’ de la evolución. La falta de claridad en determinados aspectos del proceso evolutivo, la existencia de lagunas en nuestro conocimiento de cómo funciona la evolución y cualquier nuevo descubrimiento que todavía no se haya podido encajar en el marco general de los conocimientos biológicos son usados no para mostrar que todavía nos queda mucho por aprender sobre evolución, sino para afirmar gratuitamente que la propia idea de evolución sería un fraude científico. Y ahí es donde, en lugar de informar y debatir ideas, lo que se hace es desinformar y confundir al lector no especializado... en dirección hacia teorías ‘conspiranoicas’xiii.

 

Agradecimientos: esta publicación ha sido posible gracias al apoyo de una donación de la Templeton World Charity Foundation, Inc. Las opiniones expresadas en esta publicación pertenecen al autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de la fundación.

Notas

i Esta visión de la creación, llevada de su seguimiento literalista de algunos textos bíblicos que hablan de la creación (generalmente Génesis 1 y 2) considera que el universo, la Tierra y la vida no tienen más que unos 6.000 o 10.000 años. No aceptan la evolución de las especies y explican las transformaciones geológicas de la Tierra principalmente como derivadas de un diluvio universal.

ii Los defensores de esta postura niegan la evolución de las especies, como en CTJ; pero sí aceptan el consenso científico sobre el origen del universo y de la Tierra con una antigüedad de millones de años.

iii Nicholas J. Matzke., The evolution of antievolution policies after Kitzmiller v. Dover. Science 351 (2016):28-30. La figura crucial puede visualizarse en: https://arstechnica.com/science/2015/12/an-evolutionary-analysis-of-anti-evolution-legislation/.

iv La idea de que aceptar la evolución no es incompatible con la teología cristiana de la creación fue ya defendida por teólogos y científicos cristianos en el siglo XIX, y más recientemente frente al CTJ/CTV en el siglo XX. Como ejemplo, puede leerse el editorial del físico Richard H. Bube. We Believe in Creation. Journal of the American Scientific Affiliation 23 (1971):121-122. Traducido como: Creemos en la creación.

v Para un estudio más a fondo y una crítica detallada del DI, véanse los primeros Tubos de Ensayo publicados en 2008 a partir de este: http://protestantedigital.com/magacin/9112/Diseno_inteligente_y_alternativa_apologetica_en_la_ciencia.

vi Véase el anterior Tubo de Ensayo, de Daniel Moreno (En el principio… ¿eran las rocas? Biogénesis), para las dificultades de las ideas científicas sobre la biogénesis: http://protestantedigital.com/magacin/41238/En_el_principio_eran_las_rocas_Biogenesis.

vii A día de hoy no tengo muy claro dónde se encuentra Dembski en términos eclesiales. Al parecer fue educado como católico, se convirtió en evangélico y luego en ortodoxo, volviendo posteriormente al campo evangélico. Véase http://www.adherents.com/largecom/fam_orthodox.html.

viii Michael J. Behe. Darwin's black box. The Free Press, New York, 1996, p. 5. Hay traducción Española (que no he consultado, dado que esta y las siguientes traducciones son mías directamente del inglés): La caja negra de Darwin: el reto de la bioquímica a la evolución. Editorial Andrés Bello, Barcelona, 1999.

ix Michael J. Behe. Intelligent Design is Not Creationism. Carta a Science on-line, 7 de Julio de 2000. Disponible en: http://www.discovery.org/a/286.

x Michael J. Behe. Irreducible complexity: Obstacle to Darwinian evolution. Publicado en: William A. Dembski y Michael Ruse (eds.). Debating Design. From Darwin to DNA. Cambridge University Press, Cambridge, 2004, p. 356 (cursiva en el original).

xi Michael J. Behe. The Edge of Evolution: The Search for the Limits of Darwinism. Free Press, New York, 2007, p. 3.

xii Idem., p. 71, 72.

xiii Véase el reciente Tubo de Ensayo de Antoine Bret (Conspiración a medida): http://protestantedigital.com/magacin/41141/Conspiracion_a_medida.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Tubo de ensayo - ¿Y qué es el diseño inteligente?