Cuando Dios abraza, alimenta y cuida: un testimonio en medio del dolor

Olivia tiene siete días de vida, y la operación ya no puede esperar más. Las preguntas continúan, el dolor no se ha ido, pero tampoco la certeza de que Dios está con nosotros.

18 DE JUNIO DE 2025 · 18:00

La pequeña Olivia, nacida hace siete días./ Cedida,
La pequeña Olivia, nacida hace siete días./ Cedida

Las historias y testimonios del pasado inspiran nuestra fe y nos alientan a confiar en Dios. Proezas como las de John Newton, William Wilberforce o Dietrich Bonhoeffer nos muestran cómo, impulsados por su fe, transformaron su entorno. Son ejemplos que nos desafían a actuar con valentía y esperanza.

Sin embargo, esas historias, cada vez más lejanas en el tiempo, pueden hacernos pensar que Dios ya no se mueve de la misma manera hoy. Pero Él sigue actuando, de formas reales y poderosas, incluso —y especialmente— en medio del sufrimiento.

Hoy queremos compartir contigo un testimonio reciente, vivido aquí mismo, en España. Una historia que refleja cómo Dios sigue abrazando, cuidando y alimentando a su pueblo en medio del dolor. Esperamos que esta experiencia avive tu fe, fortalezca tu confianza en Jesús y, sobre todo, le dé a Él la gloria y la honra.

 

Un diagnóstico que cambia todo

Hace exactamente 18 semanas, nuestra vida cambió para siempre. Imagínate sentado en tu iglesia, un domingo más, rodeado de familias que sirven con sencillez y amor. Una de esas familias comienza la semana con un diagnóstico devastador: lo que había sido una bendición —la espera de nuestra primera hija— se convierte de pronto en llanto, dolor y preguntas sin respuesta.

Una enfermedad cardíaca congénita severa fue detectada en nuestra pequeña. Tan rara que ocurre en 1 de cada 200.000 personas. La recomendación médica fue clara: interrumpir el embarazo. Según los especialistas, las probabilidades de que Olivia sobreviviera en el vientre eran mínimas. La decisión debía tomarse en solo tres días.

¿Y ahora qué? ¿Cómo tomar una decisión tan compleja, con tan poco tiempo, con el alma aún en shock? Con el corazón roto y sin esperanza médica, decidimos continuar… y esperar que, si era su voluntad, Dios recibiera a Olivia en su presencia.

Pasaban los días, y aunque el sufrimiento no cesaba, una paz comenzó a rodearnos. No podíamos explicarlo, pero sabíamos que Dios estaba con nosotros. Su presencia empezó a manifestarse de formas muy concretas (aunque siempre ha estado).

Los brazos de Dios se hacen reales cuando varias familias de nuestra comunidad de iglesia empiezan a abrazarnos, el cuidado de Dios se hace real cuando de repente un cirujano especialista cardíaco pediátrico cristiano contacta con nosotros, el caso empieza a ser llevado en las mejores manos donde nos deriva este hermano, y el alimento de Dios se hace real cuando la vida de Olivia se preserva y crece, la enfermedad evolutiva se detuvo durante varias semanas.

Contra todo pronóstico, Olivia llegó a la semana 32 de gestación: una meta que parecía inalcanzable desde la semana 20. Aun así, la batalla continuaba. Su nacimiento debía ser inducido mediante cesárea, y sería intervenida quirúrgicamente casi de inmediato.

El día llegó. Rodeada de un equipo médico entero —cardiólogos, neonatólogos, cirujanos, residentes— Olivia nació. Y para sorpresa de todos, no estaba tan mal como esperaban. Agarrándose a la vida con fuerza, comenzó un proceso delicado, sostenida por cuidados intensivos y medicación especializada.

Dios siguió cuidándola a través de enfermeras, auxiliares y médicos que la mantenían en un fino equilibrio. Su pequeño y grande corazón seguía latiendo, y ahora el objetivo era ganar peso antes de la operación que se avecinaba.

 

Dios provee en todo momento y seguimos confiando

Hoy, Olivia tiene siete días de vida, y la operación ya no puede esperar más. Las preguntas continúan, el dolor no se ha ido, pero tampoco la certeza de que Dios está con nosotros.

Dios nos ha abrazado cuando emprendimos este viaje, y lo ha hecho también a la llegada a una ciudad desconocida. Dios ha caminado y viajado hasta a nosotros más de 800km para darnos palabras de consuelo. Dios nos ha abrazado cuando emprendimos este viaje, pero también cuando hemos llegado a una ciudad desconocida, Dios ha caminado hasta a nosotros más de 800km para darnos palabras de consuelo, Dios nos ha cuidado dando nos alimento real en forma de "tuppers" ¡como lo hizo con Elias!, para afrontar con más tiempo y energía las semanas q tenemos por delante, Dios nos ha provisto varias casas y hogares para poder alojarnos y descansar entre días de pitidos y señales acústicas de la UCI, Dios nos ha consolado a través del clamor y la oración de su pueblo, algo que hemos experimentado de forma real.

No sabemos qué pasará hoy (18 de junio), si Olivia será sanada por Dios a través de los cirujanos o será llevada a su presencia, pero lo que sí sabemos es que aún con lágrimas en el rostro, hasta aquí Dios ha hecho varios milagros en su vida. Olivia ha traído gloria y honor a su nombre con tan solo siete días de vida. Seguimos orando y te animamos a hacerlo y deseamos que Dios pueda seguir haciendo su obra en ella.

Cuando Dios abraza, alimenta y cuida mueve a su iglesia para ser su cuerpo físico en medio del sufrimiento.

Gracias por acompañarnos. Gracias por orar. A Dios sea toda la gloria.

 

Por Marta y Nico, trabajadora y colaborador de GBU respectivamente, y papás de Olivia.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Tu blog - Cuando Dios abraza, alimenta y cuida: un testimonio en medio del dolor