Apollo Quiboloy, autoproclamado mesías filipino, se declaró inocente de los cargos de tráfico de seres humanos durante su comparecencia en Manila, el pasado 13 de septiembre.

“Es inocente”, declaró su abogado, Israelito Torreon, quien también dijo a los periodistas que esperaban fuera del tribunal que la vista previa al juicio está prevista para octubre. Quiboloy también tenía que declarar más tarde ante otro tribunal por cargos de abuso de menores.

Quiboloy es el fundador de la Iglesia del Reino de Jesucristo (KOJC, por sus siglas en inglés), y se autoproclama “dueño del universo” e “hijo designado de dios”.

El líder religioso llegó al tribunal junto con otros cuatro co-acusados, portando un casco y un chaleco antibalas. Cuando un periodista le preguntó cuál era su mensaje a los seguidores, dijo tatag lang, tatag lang, que significa “mantente fuerte, mantente fuerte” en filipino.

Tráfico de personas, coacción, contrabando

Apollo Quiboloy fue detenido el domingo 8 de septiembre, tras dos semanas de enfrentamientos entre la policía y los seguidores del pastor, mientras las autoridades registraban el enorme complejo eclesiástico de la ciudad meridional de Davao.

El ministro del Interior, Benhur Abalos, ha confirmado que Quiboloy fue hallado en el interior de la escuela bíblica del complejo, que fue detenido y que no se entregó, contrariamente a lo que se había informado anteriormente.

El pasado mes de junio, el Departamento de Justicia filipino acusó al líder sectario de 74 años de abusos sexuales, lo que llevó a un tribunal a dictar su orden de detención. Otros cinco miembros de su iglesia también han sido acusados de trata de personas y otros actos de abuso de menores.

En 2021, el Departamento de Justicia estadounidense (DOJ, por sus siglas en inglés) acusó a Quiboloy de tráfico sexual de menores, fraude y coacción y contrabando de grandes cantidades de dinero en efectivo.

Según afirmaron entonces, el líder de KOJC dirigía una red de tráfico sexual que coaccionaba a niñas y mujeres de entre 12 y 25 años, a las que llamaban “pastorales”, para que mantuvieran relaciones sexuales con él bajo amenazas de “condenación eterna” durante casi 15 años.

Además, la Oficina Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI) “lo busca por su presunta participación en una trama de tráfico de mano de obra que llevaba a miembros de la iglesia a Estados Unidos mediante visados obtenidos fraudulentamente y los obligaba a solicitar donativos para una falsa organización benéfica”.

Estrecha relación con el ex-presidente Duterte

El pastor filipino siempre ha mantenido una relación muy estrecha con el ex-presidente Rodrigo Duterte, que ha acusado al Gobierno de perseguir a Quiboloy, calificando de “ensañamiento” las redadas en las propiedades de la KOJC en Davao City.

Mientras Quiboloy estaba escondido, Duterte dijo que sabía dónde estaba pero que no se lo diría a la policía.

La vicepresidenta e hija del ex-mandatario, Sara Duterte, también ha criticado que la policía persiguiera a Quiboloy aplicando una “fuerza cuestionable”. Quiboloy ha negado todos los cargos que se le imputan.