En Armenia oran para que “Dios sostenga las fronteras soberanas y ponga fin al conflicto” con Azerbaiyán
Cerca de un centenar de personas han muerto en los últimos días, después de que se haya reanudado el enfrentamiento militar entre ambos países.
YEREVÁN · 14 DE SEPTIEMBRE DE 2022 · 12:30
Al menos 49 militares armenios y otros 50 azeríes han fallecido desde que este lunes 12 de septiembre se rompiese el acuerdo de alto el fuego en la región en disputa de Nagorno Karabaj, en la frontera entre ambos países. En 2020, un nuevo capítulo del conflicto concluyó con más de 6.500 muertos y la ocupación por parte de Azerbaiyán de la mayoría de este territorio habitado sobre todo por armenios.
Desde Yereván acusan a Azerbaiyán de bombardear poblaciones armenias cercanas a la frontera, como Goris y Vardenis, donde han resultado heridos al menos tres civiles. Aunque Rusia anunció el martes a primera hora un alto el fuego entre ambos países tras una mediación de urgencia, el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinián, ha asegurado que “los ataques de Azerbaiyán continúan en un par de direcciones”. En un discurso en el Parlamento armenio, Pashinián ha recordado que existe un documento vigente, con la firma también de Azerbaiyán, que garantiza la libre circulación de mercancías y personas entre Armenia y el territorio de Nagorno Karabaj.
Además de acusar al país vecino, Pashinián también ha elevado el tono de amenaza a una cuestión de seguridad nacional. “Azerbaiyán ha lanzado una operación ofensiva contra la República de Armenia […] y está tratando de presentar estas acciones como si fuesen una respuesta a una provocación por nuestra parte”, ha añadido.
Desde Azerbaiyán, que controla el territorio como consecuencia de la última confrontación, en 2020, hablan de “actos subversivos a gran escala” por parte de los armenios y defienden que algunas de sus posiciones militares “fueron atacadas, incluso con morteros […] y hay pérdidas de personal y daños a la infraestructura militar”.
El proceso de paz se aleja
La nueva confrontación se produce apenas dos semanas después de que Pashinián y elpresidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, se reuniesen en Bruselas, invitados por el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, para negociar un proceso de paz de larga duración.
Para el director de la Red de Paz y Reconciliación de la Alianza Evangélica Mundial en Yereván, Craig Simonian, no se puede hablar de dos partes “igualmente culpables” de la ruptura del alto el fuego de 2020, sino que señala a Azerbaiyán. “En última instancia, el objetivo es doble. Primero, tiene que ver con [el establecimiento] de un corredor libre de aduanas a través de Armenia que uniría Azerbaiyán y Turquía. Tanto Erdogan como Aliyev siguen exigiendo esto. En segundo lugar, Azerbaiyán se ha embarcado en una campaña para demostrar que muchas de nuestras ciudades y poblaciones armenias, dentro de las fronteras soberanas de Armenia, son históricamente azeríes. Pero no hay evidencia para respaldar eso”, considera Simonian.
La influencia del conflicto en Ucrania
Si bien desde 2020 se habían producido constantes incidentes tanto en Nagorno Karabaj como a lo largo de la frontera entre Armenia y Azerbaiyán, este último ataque hace tambalear el acuerdo alcanzado hace dos años, en parte por la guerra en Ucrania, que mantiene la atención de Rusia (aliada de Armenia), lejos del Cáucaso. “Azerbaiyán asume que las fuerzas rusas les dejarán operar ya que la mayoría de ellos están ocupados con Ucrania”, señala el director de Relaciones Públicas de la Alianza Evangélica Mundial y también director general de la Red de Paz y Reconciliación de la misma entidad, Johannes Reimer.
En este sentido, Simonian coincide y subraya que la visión que tienen en Yereván de la nueva escalada es como la de un “pretexto”, ahora que “Rusia y su misión de paz en Armenia y en Artsaj están distraídas por el conflicto en Ucrania”.
“Podemos decir que el impacto principal de la guerra en Ucrania [en el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán] es el hecho de que es poco probable que Rusia quiera abrir un segundo frente al enfrentarse militarmente a Turquía y Azerbaiyán. Y, sin embargo, Armenia y Rusia forman parte del Consejo Permanente de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (CSTO, por sus siglas en inglés)”, asegura Simonian. De hecho, Armenia ya ha solicitado ayuda militar a este organismo, del que también forman parte Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán.
Un conflicto que podría ir a mayores
Las reacciones internacionales coinciden con la magnitud de la urgencia que ha despertado la nueva confrontación bélica, sobre todo en Armenia. Allí ven la nueva escalada como una muestra de lo que consideran unas intenciones por parte de Azerbaiyán que van más allá de Nagorno Karabaj. De hecho, defienden que está en juego su historia.
“Si bien las dos guerras anteriores se centraron en la disputada región de Artsaj, que Stalin convirtió en un oblast independiente dentro de Azerbaiyán, este ataque es contra Armenia propiamente dicha”, manifiesta Simonian desde Yereván. “Tras la caída de la Unión Soviética, el Soviet Supremo proporcionó las disposiciones mediante las cuales las repúblicas soviéticas podían declarar su independencia. Pero también proporcionaron disposiciones similares sobre cómo los oblast independientes podrían declarar su independencia de las Repúblicas en las que habían sido asignados. Y así, con la caída de la Unión Soviética, el gobierno armenio de Artsaj tiene todo el derecho de declarar su independencia de Azerbaiyán. Sin embargo, esa declaración fue rechazada y se produjo la guerra, con Armenia luchando junto a la gente de Artsaj. Pero, nuevamente, este ataque se está librando contra la propia Armenia, con el objetivo de apoderarse de la tierra y los recursos naturales que la acompañan”, añade.
En este sentido, Simonian considera clave el tono de las reacciones internacionales. “Azerbaiyán y Turquía [aliado del gobierno azerí] están esperando a ver cuál será”, dice, y “si parece que todo son palabras y ninguna acción sustantiva, Turquía y Azerbaiyán tomarán territorio de Armenia y tal vez incluso la mitad del lago Sevan”, opina. “Pretenden que aquí no tenemos historia, que estamos en su tierra, que somos los instigadores. Pero nada de eso es cierto. Y así, nos están atacando en múltiples lugares, tanto en instalaciones militares como en ciudades y pueblos civiles”, añade.
Desde Rusia, que tenía 2.000 soldados desplegados en Nagorno Karabaj como misión de paz, reclaman que la disputa “debe resolverse exclusivamente a través de medios diplomáticos y políticos”, mientras que el ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, ha asegurado que “Armenia debería cesar sus provocaciones y centrarse en las negociaciones de paz”. El secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, también ha subrayado el rechazo de la Casa Blanca a “una solución militar del conflicto”.
El efecto de un conflicto estancado en el tiempo
Miles de muertos y decenas de miles de heridos son la herida más visible de un conflicto que se alarga desde 1991. Las consecuencias de un nuevo enfrentamiento, dice Reimer, “serían devastadoras para la población armenia, que tendría que dejar sus hogares y refugiarse en otras zonas del país”.
“La perspectiva de otra guerra es tremendamente dolorosa”, señala Simonian desde Yereván. Preguntado sobre cómo están viviendo las iglesias evangélicas esta nueva situación en el territorio armenio, el director regional de la Red de Paz y Reconciliación de la Alianza Evangélica Mundial asegura que, “sin tener ningún control sobre las circunstancias, las iglesias solo pueden hacer lo único con lo que realmente pueden marcar la diferencia, y es orar”.
Simonian lamenta, además, que la desinformación pueda estar provocando que los cristianos en Azerbaiyán (poco más del 4% de la población) “estén orando para que Dios detenga la agresión por parte de Armenia”. “Esto nos añade tristeza. Oramos para Dios sostenga nuestras fronteras soberanas y ponga fin a este conflicto lo antes posible”, añade.
“Necesitamos verdad y amor para una paz a largo plazo”
Mientras las negociaciones diplomáticas por el proceso de paz parecen cada vez más improbables, los evangélicos en Armenia apelan a los elementos de la “verdad”, en referencia a la revisión de la historia, y el “amor”, en alusión a las relaciones entre países, para superar el conflicto de Nagorno Karabaj. Sin embargo, la herida sigue abierta, y eso también se percibe en el discurso. “Los azeríes siempre continuarán con su odio hacia Armenia y los armenios, algo que se les enseña desde el momento en que ingresan a la escuela pública, mientras Aliyev y su gobierno continúen alimentando a su pueblo con mentiras sobre Armenia”, dice Simonian.
“La idea de que una nación de 3 millones de personas, con un ejército exponencialmente más pequeño y obsoleto, enfrentado a los 103 millones de azeríes y turcos, es simplemente una locura. Nadie en Armenia cree que podamos ganar una guerra contra Turquía, por lo que nadie intentaría instigar una”, agrega.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Internacional - En Armenia oran para que “Dios sostenga las fronteras soberanas y ponga fin al conflicto” con Azerbaiyán
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