El brazo potente de Dios

En cuantas ocasiones el poderoso, potente y dulce brazo de Dios, no solo fue con Abraham, Moisés, Elías, Pablo, sino también contigo y conmigo.

12 DE MARZO DE 2022 · 19:00

Foto de <a target="_blank" href="https://unsplash.com/@spencerscottpugh">Spencer Pugh</a> en Unsplash CC. ,
Foto de Spencer Pugh en Unsplash CC.

“Cuando estás tan débil que no puedes hacer mucho más que llorar, estás acuñando diamantes con tus ojos. Las oraciones más dulces que Dios oye son los lamentos y suspiros de aquellos que no tienen esperanza en otra cosa más que en su amor.”

Charles Spurgeon

Conocí la historia de una mujer que tenía un sueño acariciado desde niña, ser concertista de piano y poder viajar por los diferentes países tocando el piano, bien en solitario, bien acompañada por otros músicos, orquestas, corales… 

Mientras estaba terminando los estudios pertinentes en un muy reconocido conservatorio superior de música, desarrolló algo relativamente frecuente en los pianistas, que tienen que pasar muchas horas haciendo lo mismos movimientos de modo reiterado con sus brazos, una fuerte tendinitis en su brazo derecho; además del profundo dolor que puede originar algo así y el tiempo que puede tardar en llegar a curarse, comenzó a perder fuerza en el brazo. Todo aquello le obligo a no seguir aquel sueño anhelado y muy trabajado, y se graduó como profesora de historia y literatura de la música.

Esta mujer había aceptado a Cristo como su salvador personal hacía bastante tiempo; pero su relación con él era bastante fría, pobre y escasa; y aquí me viene a la mente la tan conocida y preciosa frase de C. S. Lewis:

“Dios nos susurra en nuestros placeres, nos habla en nuestra conciencia, pero grita en nuestros dolores: es su megáfono para despertar a un mundo sordo”.

Todo el dolor y frustración de nuestra protagonista real, hicieron que regresara al camino del que se había apartado, tan pobre y lejano del Dios que la había salvado y que la estaba buscando para regresar a él.

Pasando el tiempo, su brazo fue cogiendo fuerza, y fue sanando, y pudo acariciar con el alma, el viejo sueño que se había truncado.

En una ocasión dijo: Entonces pude tocar para la gloria de Dios y no la mía. Su brazo extendido restauró mi vida espiritual y la fuerza en mi brazo para permitirme servirle con el talento que él me dio”.

En cuantas ocasiones el poderoso, potente y dulce brazo de Dios, no solo fue con Abraham, Moisés, Elías, Pablo…. sino también contigo y conmigo. Independientemente de lo que podamos estar atravesando tú y yo, su precioso brazo poderoso y dulce, precioso, fuerte y extendido… sigue tocando y liberando nuestras vidas. ¡Bendito Señor!

Os dejo con una de esas canciones que están tan arraigadas en mi alma, que me emocionan cada vez que las puedo escuchar o cantar…. 

Encadenado por una pesada carga

bajo la culpa, la vergüenza y el horror,

la mano de mi Cristo me ha tocado,

y ahora ya no soy el que fui.

 

Porque él me ha tocado ¡oh él  me ha tocado!

Y la alegría inunda el corazón.

Algo ha pasado y ahora lo sé,

me ha tocado, y lo hizo todo en mí.

 

Desde que conocí a este bendito salvador,

y desde que él limpió y me sanó;

nunca cesaré, nunca dejaré de sorprenderlo

¡lo gritaré mientras ruede la eternidad!

 

¡Me ha tocado, sí me ha tocado!

Y la alegría  inunda el corazón.

Algo ha pasado y ahora lo sé bien,

¡me ha tocado Cristo el Señor!

( Traducción adaptada, Beatriz Garrido )

 

¡Gracias mi Señor por haber tocado mi vida un día, no dejes de hacerlo jamás!

¡Gloria, Aleluya, Amén!

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Follas novas - El brazo potente de Dios