Fructificando en la gestión empresarial (4): Paciencia
En momentos de crisis y dificultades, la paciencia toma un protagonismo vital para poder tomar las mejores decisiones.
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Otro elemento del fruto del Espíritu Santo y muy necesario en nuestra gestión empresarial es la paciencia.
Si bien hemos visto hasta ahora que el amor es la motivación principal que debería iniciar nuestros negocios, el gozo una actitud constante, la paz una señal que nos muestra que estamos en el camino correcto, ahora nos encontramos con un elemento que de alguna manera es resultado de los tres anteriores para nuestro desempeño empresarial.
Cuando amamos algo, nos gozamos con ello y además vivimos en una libertad plena al sentir una paz profunda al hacerlo, la paciencia no es más que la consecuencia de vivir completamente confiados en que Dios está dirigiendo nuestros pasos y, por lo tanto, estamos demostrando nuestra fe a Dios y a su voluntad.
Pero Pablo va más allá y en su carta a los Romanos 5:34, nos muestra cómo la paciencia puede moldear nuestro carácter para formar un carácter idóneo, pero además eso nos lleva a la esperanza. Es decir, ejercer la paciencia cuando debemos tomar decisiones en nuestra gestión diaria o en medio de crisis profundas como la que estamos experimentando, es un signo de que nuestro carácter es aprobado por Dios y eso hace que seamos ejecutivos optimistas, porque la esperanza es nuestro compañero de viaje.
“Y no sólo esto, sino que también nos regocijamos en los sufrimientos, porque sabemos que los sufrimientos producen paciencia, la paciencia produce un carácter aprobado, y el carácter aprobado produce esperanza”
¿Qué tal es nuestro carácter cuando ejercemos nuestro liderazgo en la empresa? ¿Demostramos paciencia frente a los errores de los demás?
Pero Pablo hace también referencia a las dificultades o sufrimientos como motor de la paciencia, y es que una de las definiciones de la paciencia es “La capacidad de aceptar o tolerar demoras, problemas, o sufrir sin enojarse o molestarse”.
Henry Ford: “La mayoría de las personas gastan más tiempo y energías en hablar de los problemas que en afrontarlos”
En momentos de crisis, de dificultades, es cuando la paciencia toma un protagonismo vital en nuestro carácter para poder tomar las mejores decisiones y lo hacemos porque confiamos que Dios está con nosotros en el proyecto empresarial, tanto en los momentos de éxito como en los de fracaso. Y eso nos lleva a realizar un análisis profundo de la situación con la esperanza de salir de la crisis reforzados, pero además nuestro carácter se irá forjando a la manera de Dios para ser los lideres empresariales cristianos que necesita nuestra sociedad.Henry Ford dijo: “La mayoría de las personas gastan más tiempo y energías en hablar de los problemas que en afrontarlos”, y León Tolstói: “Los dos guerreros más poderosos son la paciencia y el tiempo”. Mahatma Gandhi añadió: “Perder la paciencia es perder la batalla”.
Si unimos estos pensamientos, ¡focalicemos nuestro tiempo en buscar las soluciones y oportunidades para nuestros negocios en tiempo de crisis con la paciencia que sólo Dios puede proveer para salir vencedores!
La paciencia tiene mucho que ver con el dominio propio. Y aunque de este elemento hablaremos en más profundidad en el último artículo de la serie, cuando aplicamos el dominio propio a las finanzas personales, aconsejamos que es mejor ahorrar hoy para comprar mañana que comprar hoy y pagar mañana con mayores costes. Este consejo también lo podemos aplicar en nuestras inversiones empresariales.
He vivido alguna experiencia de tomar decisiones precipitadas de inversión al enfrentar una crisis sin un análisis exhaustivo de la situación, que no sólo no han dado los frutos esperados, sino que han sido un obstáculo para poder crecer en el negocio de una manera rápida y sostenible.
Tenemos el ejemplo de Sara al querer “ayudar” a Dios para proveerles de una descendencia y debido a su falta de paciencia y confianza en Dios, la nación de Israel sigue hoy día pagando las consecuencias de esta precipitación.
Utilicemos este período de dificultades competitivas, incrementos de costes e inestabilidad global para ejercer nuestra paciencia como vehículo de esperanza en nuestras empresas, pero sobre todo para que Dios vaya forjando un carácter aprobado a su imagen, que es el reto que cada líder empresarial cristiano debe afrontar en su carrera profesional.
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