Fructificando en la gestión empresarial (2): Gozo

No importa la situación que estemos atravesando en nuestro proyecto: el gozo, la oración y la gratitud deberían acompañarnos siempre en toda la actividad profesional.

06 DE SEPTIEMBRE DE 2022
09:25 CEST
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Una vez que hemos visto que el amor es un elemento esencial y nuestra mayor motivación para ser fructífero en nuestra gestión empresarial, seguimos con los elementos del fruto de Espíritu Santo y nos encontramos con el Gozo.

El gozo debería ser una actitud constante en los líderes empresariales cristianos, al margen de la situación económica que estemos atravesando en nuestro proyecto empresarial, como Pablo menciona en su carta a los tesalonicenses: “Estén siempre gozosos. Oren sin cesar. Den gracias a Dios en todo, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús. No apaguen el Espíritu.” No importa la situación que estemos atravesando en nuestro proyecto: el gozo, la oración y la gratitud deberían acompañarnos siempre en toda la actividad profesional. Esta es la clave para que el fruto del Espíritu Santo more en nuestra vida.

El gozo tiene mucho que ver con el contentamiento: la capacidad de ser felices sea cual sea la circunstancia en la que estemos

Este elemento del fruto del Espíritu Santo tiene mucho que ver con el contentamiento, es decir, la capacidad de ser felices en aquellas circunstancias en las que estemos viviendo en cada momento de nuestra vida. Contentarse no es conformarse, es aprender a disfrutar de cada momento, a adaptarse a cada situación económica, es decidir disfrutar hoy y no esperar al un futuro mas próspero para ser feliz.

¿Disfrutas el rol que desempeñas en tu empresa? ¿Necesitas de una posición económica más próspera para ser feliz? ¿Tu estado anímico depende de tu retribución o del reparto de beneficios?

En mi carrera profesional y durante los últimos 25 años en cargos de alta dirección, he aprendido a aprovechar, valorar y disfrutar de cada trabajo que he tenido que desempeñar, desde posiciones de mando intermedio a la posición de CEO. De hecho, es el proceso lo que más satisfacción me ha dado, más que el conseguir una posición determinada. Dicho de otra forma, he disfrutado más de la carga que del cargo, porque el cargo no es el fin o el propósito que debe motivarnos, más bien es el reconocimiento de conseguir pequeñas metas durante nuestro trayecto empresarial y que son reconocidas a través de un cargo de mayor responsabilidad para seguir consiguiendo metas más altas. Cuando valoramos los trabajos más humildes y además los recordamos con alegría, somos capaces de ejercer cargos de mayor influencia con una actitud de alegría que contagia a quienes colaboran con nosotros y valoramos en su justa medida nuestra evolución empresarial.

Como dice Peter Briscoe, el gozo no proviene del éxito económico, tiene sus manantiales en lo profundo del interior, y ese manantial nunca se seca, pase lo que pase. Solo Jesús da ese gozo. Un líder empresarial cristiano tiene en su interior el gozo como fruto del Espíritu Santo para poder enfrentarse a las circunstancias externas con una actitud de contentamiento porque Dios siempre tiene planes en su vida y además Dios obra en y a través de su vida.

Benjamín Franklin dijo que “la alegría es la piedra filosofal que todo lo convierte en oro”. No sé si lo convierte en oro, pero me atrevería a decir que una actitud negativa, desanimada o triste puede hacer difícil el éxito empresarial. En este caso Voltaire dijo que “todo les sale bien a las personas de carácter dulce y alegre” y creo que tiene razón, ya que una persona gozosa disfruta de la vida aún teniendo poco, valorando a las demás personas, contagiando alegría a su alrededor y demostrando una fortaleza interior que impacta a los colaboradores.

En la parábola de la oveja perdida, Jesús nos muestra su capacidad de gozo al recuperar una sola oveja de la 100 del rebaño y no solo se llena de alegría al cargarle en sus hombros, sino que les dice a sus amigos que se alegren con él. Esta parábola nos deja algunas enseñanzas para los lideres empresariales cristianos en el siglo XXI, primero, debemos alegrarnos en conseguir metas pequeñas, y metas que logramos con nuestro esfuerzo diario, y segundo, compartir nuestra alegría, nuestro gozo con aquellos con los que compartimos nuestra vida familiar, social y empresarial.

¿Te conocen por ser un empresario feliz y alegre? Entonces, el segundo elemento del fruto del Espíritu Santo está presente en tu vida.

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