La persecución religiosa en China, protagonista en uno de los festivales de documental más reconocidos

El DocsBarcelona emite Carta desde Masanjia, una historia sobre uno de los llamados campos de reeducación.

Redacción PD

BARCELONA · 20 DE MAYO DE 2020 · 12:00

Fotograma del documental con Sun Yi y el Campo de trabajo y reeducación de Masanjia al fondo. / DocsBarcelona,
Fotograma del documental con Sun Yi y el Campo de trabajo y reeducación de Masanjia al fondo. / DocsBarcelona

La persecución religiosa en China es una de las temáticas que protagonizan uno de los festivales europeos de documental de más renombre, el DocsBarcelona. En su 23ª edición, la muestra ha emitido como pieza inaugural Carta desde Masanjia, a través de la televisión pública catalana TV3 por causa de la situación de confinamiento.

El documental relata la traumática experiencia de Sun Yi, un seguidor y practicante de la religión del Falun Gong, que en 2008 fue arrestado y recluido en el Campo de trabajo y reeducación de Masanjia en el noreste de China. Allí permaneció más de dos años, hasta su liberación en 2010, y afirma haber sido sometido a tortura sistemática con el fin de hacerle renegar de sus creencias. “Se dieron cuenta de que no iban a conseguir que renegase y decidieron colgarme [de brazos y pies]. Me tenían colgado 24 horas al día. Estaba agotado pero no podía dormirme. Cuando caía de sueño, se me doblaban las piernas y las esposas se me clavaban en la muñecas”, explica Yi en un momento de la película.

La persecución religiosa en China, protagonista en uno de los festivales de documental más reconocidos

Una de las ilustraciones del documental que emulan a Sun Yi en su celda escribiendo una de sus cartas./DocsBarcelona

Después de su liberación en 2010, la situación del Campo de Masanjia, que según un artículo de The New York Times de junio de 2013 se componía en su mayoría por miembros del Falun Gong y de iglesias cristianas clandestinas, trascendió a nivel internacional después de que Julie Keith, una mujer de una localidad de Oregón, encontrase una de las veinte cartas escritas por el propio Sun Yi y escondidas en un producto de decoración de ‘halloween’ que se fabricaba explotando a los reclusos de Masanjia. “Si por casualidad has comprado este producto, por favor envía esta carta a una organización en defensa de los derechos humanos. Miles de personas que son perseguidas por Partido Comunista Chino te lo agradecerán y siempre te recordarán”, decía el manuscrito. Keith contactó a un medio local, que publicó la noticia y después le siguieron las principales cadenas de televisión y diarios de Estados Unidos y el Reino Unido.

Un contexto de persecución

La historia de Yi no es un caso aislado en la realidad de China. El Falun Gong es perseguido a nivel oficial por el gobierno de Pequín desde 1999, cuando Jiang Zemin remarcase la alerta que suponía el crecimiento del movimiento, que por entonces ya superaba los 70 millones de personas. 

El régimen también ha aplicado esta misma hostilidad contra otras confesiones religiosas en el país. Es el caso de la población musulmana uigur de la región oeste de Xinjiang, que ha experimentado la separación forzosa de niños de sus familias para internarlos en centros de reeducación. 

La persecución religiosa en China, protagonista en uno de los festivales de documental más reconocidos

Julie Keith junto a Sun Yi durante su encuentro en Indonesia./DocsBarcelona

La población cristiana en China también está sometida a un control exhaustivo de su actividad, con constantes detenciones, cierres de iglesias y prohibiciones. A través del movimiento de las Tres Autonomías, el gobierno está intentado aumentar el control del funcionamiento de las iglesias, obligándolas a instalar videocámaras y simbología del Partido Comunista Chino en su interior. “El gobierno chino quiere que todas las iglesias evangélicas estén sometidas a la organización de las Tres Autonomías. Si no, las persiguen”, explicaba recientemente a Protestante Digital un pastor evangélico chino establecido en España.

La necesidad de denunciar la situación para que cambie

Tras su liberación, Sun Yi siguió estando sometido a la presión de las autoridades. De hecho, lo volvieron a detener y su salud empeoró, así que decidió separarse de su mujer para no generarle peligro a ella y se exilió en Indonesia. Allí recibió la visita de Keith, la estadounidense que había descubierto una de sus cartas y había contactado con la prensa para que sacasen a la luz el caso de Masanjia. 

“Es una historia sobre la tenacidad del espíritu humano. Keith y Yi provienen de dos mundos diferentes pero tienen un mismo objetivo, que es sacar a la luz las atrocidades en China y a través de sus esfuerzos cambiar el curso de la historia”, explica el director del documental Leon Lee, que estuvo en contacto con Yi y le enseñó técnicas para grabar de forma oculta su realidad en el país asiático.

La visita de Keith fue una de las últimas experiencias de Yi, ya que poco después le contactó un presunto espía del gobierno chino en Indonesia y acabó muriendo en circunstancias misteriosas por una insuficiencia renal. “Me gustaría decirle al mundo que en China hay millones de personas víctimas de la persecución”, señala Yi en un momento del documental.

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