¿Es jerárquico el servicio cristiano bíblico?
En algunas iglesias el diaconado es el primer escalón al obispado. En otras, es una institución separada del sacerdocio. El NT enseña que el sacerdocio universal es el eje de la iglesia de Jesucristo.
21 DE ABRIL DE 2018 · 20:00
¿Era una novedad la diaconía cristiana -entendida como servicio- en el grupo de los primeros seguidores de Jesucristo?
No. Porque en la cultura judía era costumbre que en las sinagogas hubiese una colecta, todos los viernes, (kuppah) para los más necesitados; y otra diaria (tamhui) para atender las necesidades urgentes. Las viudas eran atendidas por este subsidio público diario.
Pensemos, entonces, la tareas y cantidad de gente necesarios para realizar estas acciones de servicio (sin papelería, ordenadores, impresoras, móviles, equipos).
En el artículo anterior comentamos que era probable que las personas encargadas del ‘servicio de mesa’ en la comunidad de creyentes fuesen de procedencia hebrea (cristianos de habla aramea, no griega). El libro de los Hechos registra solamente de una ‘murmuración’ que hubo en esos días (01); sin interiorizarse en los detalles del hecho real que le diera origen. Por el contrario, el breve relato de Lucas pasa de analizar el hecho y va directamente a la propuesta de los Doce, aceptada de buen grado por la asamblea. La elección, que recayó en los siete judíos que procedían de la Diáspora helenística y hablaban griego, fue resultado de la sabia decisión de los Apóstoles que puso paños fríos a lo que podía haber sido un gran sofocón. Según los historiadores, esto fue antes del año 36, cuando Esteban, uno de los siete, fue martirizado.
La decisión liberaba a los Doce Apóstoles para poder dedicarse de lleno a “la oración y al ministerio de la palabra” y - como recalcamos en nuestro artículo anterior - también reforzó un hecho nada común para la época: que los varones estuvieran al servicio de las mujeres. (02)
Hay quienes ven aquí el inicio de la organización más completa y permanente (diaconía) dentro de la iglesia. En la teología de la alta iglesia anglicana es la base de la escala al obispado no vedado a las mujeres. En la ICAR, por el contrario, pasar por la diaconía no califica para ingresar a la jerarquía eclesial superior y única del sacerdocio apostólico.
Entonces, deben tenerse presentes las enseñanzas del NT sobre el ‘sacerdocio universal’ y la “naturaleza apostólica” de la iglesia para conocer el rol del creyente en ese cuerpo cuya cabeza es Cristo. Pues, guste o no a los que defienden posiciones distintas, el Evangelio enseña que la iglesia que edifica Cristo es una comunidad que da testimonio de su fe por medio de dones específicos impartidos por el Espíritu Santo, como Él quiere; antes que por instituciones jerárquicas humanas basadas en tradiciones y denominaciones religiosas.
En resumen, la doctrina del sacerdocio universal del creyente es uno de los puntales del movimiento protestante. Ella afirma que todo creyente es un ministro de Jesucristo. (03)
“… que así lo reconozca cualquiera que se considere cristiano, que todos somos igualmente sacerdotes, es decir, que tenemos la misma potestad en la Palabra y en cualquier sacramento”, escribió Lutero (04), afirmando así el bíblico sacerdocio universal de los creyentes.
Según el teólogo Norberto Bertón: “Para Lutero la presencia ‘sacerdotal’ de todos los creyentes es una presencia activa y operativa que contribuye a la dedicación del mundo entero a su Señor, en un servicio al plan evangélico de salvación (…) Todos son sacerdotes; una verdadera revolución eclesiológica.” (05)
Porque también el protestantismo cayó progresivamente en la clericalización que combatió, es necesario rescatar la naturaleza apostólica de la iglesia basada en el sacerdocio universal. Esa es la razón de seguir reflexionando sobre el tema y buscar las alternativas prácticas que retomen y apliquen el ideal bíblico y reformador de la iglesia. Citemos, para ello, lo que afirma el Pacto de Lausana sobre la naturaleza apostólica (misionera) de la iglesia:
“Afirmamos que Cristo envía a los redimidos al mundo así como el Padre lo envió a Él, y que ello exige una similar penetración profunda y costosa en el mundo. Necesitamos salir de nuestros guetos eclesiásticos y penetrar en la sociedad no cristiana. En la misión de la Iglesia, que es misión de servicio sacrificial, la evangelización ocupa el primer lugar. La evangelización mundial requiere que toda la Iglesia lleve todo el Evangelio a todo el mundo. La Iglesia está en el corazón mismo del propósito cósmico de Dios y es el instrumento que Él ha designado para la difusión del Evangelio. Pero una Iglesia que predica la cruz debe ella misma estar marcada por la cruz. Se convierte en una piedra de tropiezo para la evangelización cuando traiciona al Evangelio o carece de una fe viva en Dios, un genuino amor a los hombres, o una escrupulosa honradez en todas las cosas, incluyendo la promoción y las finanzas. La Iglesia es la comunidad del Pueblo de Dios, más bien que una institución, y no debe identificarse con una cultura, sistema social o político, o ideología humana particular.” (06)
Estas aclaraciones debieran sernos de ayuda para dilucidar aspectos funcionales en la naciente iglesia de Dios que edifica Jesucristo. En este contexto, Esteban que había sido apresado por el falso testimonio de secuaces de los fariseos, los enfrenta estando ellos confabulados para darle muerte. En el Sanedrín, este varón que sirve a las mesas de las viudas, presenta una pieza de oratoria que gatilló la furia de los religiosos judíos. Veamos en ella qué lecciones podemos sacar para abonar nuestro tema (07).
1. La nueva comunidad de fe no contemporizaba con la hipocresía de los religiosos. No podrían estos congraciarse con los seguidores de Jesucristo, porque la historia real detrás de su hueca religiosidad les seguía acusando de rebeldía contra Dios.
2. Muestra una versión diferente de Moisés salvado por mujeres, criado y educado en la corte real por la hija del faraón egipcio. Les muestra que Dios le envió a los suyos como ‘gobernador y libertador’ (08) ante el más poderoso hombre de la tierra, entonces. A pesar de los milagros que ellos vieron realizar por medio de Moisés, igual lo rechazaron y pedían regresar a Egipto.
3. Enumera de manera proverbial las veces que Dios les brindó la oportunidad de apartarse de la idolatría, y el rechazo permanente que les privó de entrar en la tierra prometida primero, y ser enviados como esclavos a Babilonia los sobrevivientes.
4. Reafirma que la institución religiosa montada por el hombre, no agrada a Dios; pues todo lo que el hombre sembrare esto también segará. Él no habita en casa hecha por mano del hombre. Que la religión asociada al poder terrenal del cual adopta sus formas, es propia de traidores, asesinos de profetas y de quienes resisten a la obra del Espíritu Santo.
Esteban, como Felipe (09), no solo ‘servían a las mesas’ donde acudían las viudas de la comunidad; también anunciaban el Plan de Redención en Cristo Jesús.
Es que en el NT leemos de ‘diáconos’ (ministros, siervos) y ‘obispos’ (ancianos en el servicio) trabajando juntos en el anuncio de la Buena Nueva y en la vida de la comunidad de fe.
“Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús: A todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, incluyendo a los obispos y diáconos” es el saludo de inicio en la carta a los filipenses escrita, según los historiadores, entre los años 55 y 56 (10).
Tanto el Apóstol Pablo, como su hijo espiritual Timoteo se presentan como ‘siervos de Cristo Jesús’ en un mismo nivel. De allí que, cuando alecciona a su consiervo más joven sobre la organización eclesial Pablo use un mismo listón tanto para ancianos como para diáconos:
“De la misma manera, también los diáconos deben ser dignos, de una sola palabra, no dados al mucho vino, ni amantes de ganancias deshonestas, (…) Que también éstos sean sometidos a prueba primero, y si son irreprensibles, que entonces sirvan como diáconos (...) Que los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus propias casas (...) Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo (…) Pues los que han servido bien como diáconos obtienen para sí una posición honrosa y gran confianza en la fe que es en Cristo Jesús.” (11)
Algunos comentaristas opinan que aquí Pablo se está refiriendo no solo a las mujeres de los diáconos, sino también a mujeres ejerciendo el mismo ministerio que sus esposos. Avalan esta opinión en que, dentro de la comunidad cristiana, además de las viudas que eran ayudadas por los diáconos, había mujeres a las que también se llamaba ‘viudas’ y que tenían el ministerio de ayudar (12). El Apóstol Pablo las menciona al instruir a Timoteo que, para esa función:
“no sea elegida ninguna viuda de menos de sesenta años, mujer de un solo marido” (13)
Además de esta instrucción genérica, el Apóstol es más concreto cuando les dice a los romanos “Os recomiendo a nuestra hermana Febe, diaconisa de la iglesia en Céncreas” (14) quien, como algunos opinan, era portadora de la carta. Por su nombre, Febe era de origen gentil y su ciudad era el puerto oriental de Corinto. Lo que no sabemos es el significado exacto que Pablo le asigna al término “diaconisa” aplicado a Febe, puesto que en el Nuevo Testamento este es el único caso donde se le da ese título a una mujer.
Para concluir este artículo: no hay motivo alguno para suponer que si dos diáconos, Esteban y Felipe, daban testimonio público de su fe en Jesucristo, Febe - referida como diaconisa de una iglesia - no pudiese hacer lo mismo, por el hecho de ser mujer.
Continuaremos Dios Mediante analizando las funciones de la mujer en la iglesia de Dios que edifica Jesucristo, en los primeros años de su gloriosa misión: anunciar la Buena Nueva de salvación a la Humanidad, sin discriminar a nadie.
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Notas
Foto ilustración: Antes de la Conquista los mayas habían establecido jerarquías religiosas, políticas y culturales; unprofesor.com
01. Hechos 6:1.
02. http://protestantedigital.com/magacin/44485/El_servicio_cristiano_es_paradigma_de_igualdad
03. ‘Una ajustada explicación sobre el sacerdocio universal del creyente’, por Pablo A. Jiménez Rojas; www.drpablojimenez.com
04. M. Lutero, “La cautividad babilónica de la Iglesia”; ‘Escritos reformistas de 1520…’, página 221.
05. N. Bertón, “El sacerdocio universal de los creyentes”; ‘Lutero ayer y hoy’, Buenos Aires, La Aurora, 1984, p. 71,75.
06. Pacto de Lausana; 6. LA IGLESIA Y LA EVANGELIZACIÓN; https://www.lausanne.org/es/contenido/pacto-de-lausana/pacto Citas bíblicas: Juan 17:18, 20-21; Mateo 29:19-20; Hechos 1:8; 20:27; Efesios 1:9; 3:9-11; Gálatas 6:14,17; 2ª Corintios 6:3,4; 2ª Timoteo 2:19-21; Filipenses 1:27. Este tema ha sido tratado en detalle por el autor en marzo y abril de 2013: http://protestantedigital.com/magacin/13436/La_iglesia_es_Apostolica
http://protestantedigital.com/magacin/13452/La_iglesia_es_Apostolica_2
http://protestantedigital.com/magacin/13463/La_iglesia_es_Apostolica_3
07. Hechos 7:2-53.
08. Ibíd. 35.
09. Ibíd. 8:5-8, 12,26-40.
10. Filipenses 1:1.
11. 1ª Timoteo 3:8 - 13.
12. Hechos 9:39-41; 1ª Timoteo 5:3.
13. 1ª Timoteo 5:11.
14. Romanos 16:1,2.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Agentes de cambio - ¿Es jerárquico el servicio cristiano bíblico?