La víbora que mordió a Pablo

En la Biblia, las víboras aparecen siempre como símbolos negativos por el peligro que entraña su veneno.

26 DE MAYO DE 2022 · 19:10

La víbora común europea (Vipera berus) pudo ser la serpiente que mordió al apóstol Pablo en la isla de Malta. / Foto: <a target="_blank" href="https://es.wikipedia.org/wiki/Vipera_berus#/media/Archivo:ViperaBerusMale.JPG">Piet Spaans</a> ,
La víbora común europea (Vipera berus) pudo ser la serpiente que mordió al apóstol Pablo en la isla de Malta. / Foto: Piet Spaans

Entonces, habiendo recogido Pablo algunas ramas secas,

las echó al fuego;

y una víbora, huyendo del calor, se le prendió en la mano. 

Cuando los naturales vieron la víbora colgando de su mano,

se decían unos a otros:

Ciertamente este hombre es homicida,

a quien, escapado del mar, la justicia no deja vivir. 

Pero él, sacudiendo la víbora en el fuego, ningún daño padeció. 

Ellos estaban esperando que él se hinchase,

o cayese muerto de repente;

mas habiendo esperado mucho,

 y viendo que ningún mal le venía,

cambiaron de parecer y dijeron que era un dios. (Hch. 28:3-6)

El término común “víbora” se refiere a las serpientes venenosas pertenecientes a la familia Viperidae.

En Israel hay actualmente siete especies de víboras cuyos nombres en hebreo son: Tzefa Matzui (Daboia palaestinae), Tzefa Hermon (Montivipera bornmuelleri), Eh’phe’eh (Echis coloratus terraesanctae), Achan Katan (Cerastes vipera), Achan Gadol (Cerastes gasperettii mendelsshni), Achan Hartumim (Cerastes cerastes) y Shefifon (Pseudocerastes fieldi). [1]

Todas poseen veneno y son por tanto peligrosas para el ser humano, especialmente si se transita por regiones desérticas. 

Ante tanta diversidad de serpientes venenosas, pues además de las víboras existen en Israel otras familias de ofidios con veneno, en el Antiguo Testamento aparecen numerosos términos hebreos que se refieren a ellas.

Entre los cuales destacan los siguientes: shephiphón, שְׁפִיפוֹן, que significa “rastrera” y, según los expertos, podría referirse a la víbora cornuda (Cerastes cerastes) que tiene el hábito de saltar para morder (Gn. 49:17); epheeh, עֶפְעֶה, quiere decir “silbante” y aparece en los libros de Job e Isaías (Job 20:16; Is. 30:6; 59:5), aunque no se sabe a qué especie concreta se refiere.

Otro término para serpiente venenosa es pethen, פֶּתֶן (Dt. 32:33; Sal. 58:4; 91:13; Job 20:14, 16; Is.11:8); la palabra akhshub, עַכְשׁוּב, que se tradujo por “áspid” sólo se menciona una vez en el versículo 3 del salmo 140: “Aguzaron su lengua como la serpiente;veneno de áspid hay debajo de sus labios”.

Y, en fin, otros términos son tsipheoní, צִפְעוֹנִי (víbora siseante) (Pr. 23:32; Is. 11:8; 59:5; Jer. 8:17);  tsepha, צֶפַע (Is. 14:29); y en el Nuevo Testamento serpiente venenosa es: ékhidna, ἔχιδνα (Mt. 3:7; 12:34; 23:33; Lc. 3:7; Hch. 28:3) y también theríon, θηρίον o animal peligroso (Hch. 28:4-5).

En la Biblia, las víboras aparecen siempre como símbolos negativos por el peligro que entraña su veneno. Pueden morder los talones del caballo y hacer caer al jinete (Gn. 49:17).

Su veneno es capaz de romper las moléculas orgánicas como si fuera un bisturí molecular y matar a animales o humanos (Job 20:16).

Sin embargo, semejante malignidad, y la del resto de la naturaleza sometida al poder del mal, terminará definitivamente cuando llegue el tiempo en que un vástago retoñe del tronco de Isaí y el recién destetado pueda extender su mano sobre la caverna de la víbora (Is. 11:8).

Son reptiles que habitan en el desierto del Neguev (Is. 30:6) pero que Jesús compara con algunos fariseos y saduceos de Jerusalén (Mt. 3:7; 12:34; 23:33; Lc. 3:7).

El Nuevo Testamento muestra también como la erradicación definitiva del mal tiene una especie de adelanto en la vida de sus apóstoles y discípulos.

Fue el poder de Dios el que libró al apóstol Pablo del veneno de la víbora que le mordió en la isla de Malta, posiblemente una especie europea (Hch. 28:3-6).

Actualmente no hay serpientes en la mediterránea isla de Malta porque, tal como ha ocurrido en otras muchas islas relativamente pequeñas, la persecución humana ha acabado con ellas. También la introducción de depredadores como los gatos domésticos contribuyó a ello.

Sin embargo, en los días de Pablo eran abundantes, como refleja el texto bíblico. Lo que resulta curioso de este relato del libro de Hechos (28:1-10) es la actitud de los malteses con relación al apóstol.

Según su superstición pagana, creían que Pablo debía ser algún homicida o pecador horrible ya que todo le salía mal.

Primero, su condena y envío a Roma, después la tempestad en el mar que casi acaba con toda la tripulación y, por último, el ataque de la víbora. Sin embargo, al comprobar que el veneno del ofidio no le afectaba lo más mínimo, cambiaron radicalmente de opinión y decían que era un dios.

Pues, ni lo uno ni lo otro. Que nos pasen cosas malas en la vida no siempre es un castigo de Dios, de la misma manera que la prosperidad y los acontecimientos positivos tampoco son siempre indicación de bendición divina.

Si el Señor tuviera que castigarnos o premiarnos por nuestras obras, todos estaríamos irremisiblemente destinados al infierno. Sin embargo, es sólo por el poder de Dios mediante la fe en Cristo que se puede alcanzar la salvación (1 P. 1:5).

1.  Bar, A. & Haimovitch, G. 2011, A Field Guide to Reptiles and Amphibians of Israel, Herzliya, Israel, pp. 188-201.

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