La madera de sándalo
Crónicas 2:8 parece indicar que el sándalo también crecía en el Líbano, pero, si esto era así, es evidente que habría sido introducido por el ser humano.
16 DE DICIEMBRE DE 2021 · 20:10

Y de la madera de sándalo el rey hizo gradas
en la casa de Jehová
y en las casas reales,
y arpas y salterios para los cantores;
nunca en la tierra de Judá se había visto madera semejante. (2 Cr. 9:11)
La palabra almuggim, אַלְמֻגִּים, que aparece en algunos versículos del Antiguo Testamento (1 R. 10:11-12; 2 Cr. 2:8; 9:10-11) se refiere a la madera de sándalo con la que se fabricaban instrumentos musicales y otros objetos de carpintería fina.
Se trata de un árbol que no se cultivaba en Israel sino que se importaba de países lejanos. La Biblia menciona que la flota de Hiram traía productos exóticos (oro, piedras preciosas, madera de sándalo, monos, pavos reales, etc.) procedentes de Ofir y que nunca en la tierra de Judá se había visto este tipo de madera.
La localización exacta de Ofir ha sido debatida entre los especialistas y cualquier lugar de la antigüedad famoso por su producción de oro ha sido propuesto como posible candidato.
Sin embargo, parece que buena parte del comercio marítimo de Israel desde la época de Salomón pasaba por el mar Rojo y no sólo por el Mediterráneo.
Josefo señala la India como la tierra del oro (Ant. 8, 6, 4) y especifica que el lugar exacto era la cuenca del río Cofenes (Ant. 1.6, 4), probablemente en la desembocadura del Indo.
Asimismo, describe la madera de sándalo y la compara a la de la higuera, aunque de tonalidad más clara y brillante que ésta. En la India y en China se la usaba habitualmente en los templos y hogares como incienso oloroso.
Un versículo de 2ª de Crónicas (2:8) parece indicar que el sándalo también crecía en el Líbano, pero, si esto era así, es evidente que habría sido introducido por el ser humano ya que dicha región no era el hábitat natural de esta especie.
El sándalo crecía originalmente en la India, Sri Lanka y en las islas orientales, de donde se exportaba a China, Persia, el golfo de Arabia y el mar Rojo.
El árbol del sándalo (Santalum album) es originario de la India y otros lugares de Asia, aunque actualmente se ha introducido en diversas partes del mundo, como el continente americano.
Suele alcanzar los 9 metros de altura, sus hojas son perennes y puede vivir hasta los cien años. Las raíces tienden a parasitar a las de otras especies (hasta 300 distintas) e incluso a ejemplares de su misma especie, penetrando dentro de las mismas y absorbiendo su savia (haustorios), tal como hacen los hongos, pero sin perjudicar a la planta huésped.
De esta manera obtienen más fácilmente fósforo, nitrógeno y potasio. El color de la corteza varía desde rojo a marrón o casi negra y su hábitat natural son las regiones semiáridas del subcontinente indio (India, China, Sri Lanka, Indonesia, Malasia, Filipinas y el norte de Australia).
El uso de la madera del sándalo ha formado parte de la cultura y el patrimonio de la India durante miles de años. Junto con las especias y la seda, el sándalo fue uno de los primeros artículos del comercio de la India.
El duramen o parte central del tronco del árbol es más clara (de ahí el nombre específico album) y proporciona un aceite perfumado muy importante para las industrias de perfumería y medicina.
Además, es una madera dura, fácil de tratar en carpintería y ebanistería, y muy resistente a la acción de hongos e insectos. En los templos budistas se suelen quemar pequeños bastoncillos de madera de sándalo como ofrenda religiosa y el aceite volátil dispersado con el humo desprende un olor característico.
El sándalo se considera en la India un árbol sagrado y fue declarado propiedad nacional para evitar su tala indiscriminada. De sus semillas se hacen objetos religiosos como malas o sartas de 108 cuentas para las oraciones hindúes, budistas, taoístas o sijistas.
Ravi Zacharias, que era de origen indio, escribió: “para el hindú, el karma (la ley moral de causa y efecto) es un concepto determinante en la vida. La existencia trae consigo deudas morales, y éstas se pagan en el modelo cíclico de la reencarnación hasta que todas estén saldadas (…). Aunque el karma sea considerado una forma de retribución, ésta nunca se completa. Se vive abonando una deuda cuyo importe total se desconoce, pero que se debe saldar por completo. Por eso la cruz de Cristo se muestra tan definitiva y absoluta: ofrece perdón sin minimizar la deuda. Cuando comprendemos el alcance de ese perdón, nuestro amor y gratitud se acrecientan. La restauración es completa, en esta vida y para la eternidad.” 1
1. Zacharias, R. 2011, “¿Cómo se relaciona el cristianismo con el hinduismo?”, Biblia de Estudio de Apologética, Holman, p. 990.
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