La desembocadura del Muga en Girona
La Escritura nos dice que después de la muerte se abre el infinito océano de la eternidad.
07 DE ENERO DE 2016 · 21:40

Decía Jorge Manrique, en sus famosas coplas por la muerte de su padre, que “nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, que es el morir”.
Recordé tales poemas al fotografiar la desembocadura del rio Muga en la extensa playa de Rosas (Girona).
El mar nunca me ha evocado muerte sino abundancia de vida. Los océanos bullen de una pasmosa y variada vitalidad. A pesar de los oscuros nubarrones y las dudas humanas ante la muerte, la Escritura nos dice que después de ella se abre el infinito océano de la eternidad.
Un mar preñado de promesas y vida en abundancia. “Porque si fuimos plantados juntamente con él (Jesús) en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección” (Rom. 6:5).
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