Mientras continúa la salida de civiles ucranianos, ONG cristianas alertan de un riesgo creciente de trata
Más de dos millones de personas han salido del país desde el inicio de la guerra, según ha informado ACNUR.
BARCELONA · 08 DE MARZO DE 2022 · 18:22
A medida que la guerra sigue adelante en Ucrania, la cifra de personas que han abandonado el país continúa creciendo. Ya son más de dos millones desde que comenzó la invasión rusa, según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR). La mayoría de ellos (más de 1,2 millones) se encuentran en Polonia, pero también son numerosos los grupos que han llegado a Eslovaquia o Hungría, donde se encuentran cientos de miles de ucranianos a la espera de lo que ocurra en su país.
Hasta ahora, no todos los intentos, por parte de los gobiernos de Rusia y de Ucrania, de llegar a un acuerdo para evacuar a la población civil han sido exitosos. Las autoridades locales han informado de que dos convoyes de civiles han podido salir de la ciudad de Sumi a través de un corredor humanitario, por ejemplo. También en Irpin, a tan solo 25 kilómetros de Kiev, ha sido posible utilizar este mecanismo para garantizar la seguridad de los vecinos.
Sin embargo, en la ciudad de Mariupol, en el sureste del país, el gobierno ucraniano ha denunciado el ataque a una caravana de ocho camiones cargados con ayuda humanitaria y 30 autobuses fletados para transportar a civiles, mientras se dirigían a la ciudad.
Aunque Rusia y Bielorrusia han ofrecido establecer corredores humanitarios para evacuar a población civil a sus territorios, el gobierno ucraniano ha rechazado la propuesta al considerarla “inmoral”, aludiendo a los motivos de la guerra. Moscú también ha ofrecido un alto el fuego a cambio de que Ucrania se comprometa a una neutralidad política y militar por medio de su constitución, descartando entrar en la Unión Europa y en la OTAN, y de que le ceda oficialmente Crimea y el Donbás.
Escenario de inseguridad
Aunque el pasado viernes, el Consejo de Justicia y de Asuntos internos de la Unión Europea aprobó una directiva que garantiza “unos estándares mínimos de protección y derechos” para quienes estaban huyendo de Ucrania, como permisos de residencia o asistencia médica, cientos de miles de los que han salido del país son menores no acompañados o que han sido separados de sus familiares. Una situación que ha hecho saltar las alarmas por la amenaza del tráfico humano.
En este sentido, el director de Asuntos Europeos del Movimiento Político Cristiano Europeo (ECPM, por sus siglas en inglés), Leo van Doesburg, ha reivindicado que “la Unión Europea debe implementar de forma urgente el renovado plan de acción contra el tráfico ilícito de migrantes”, que incluye “medidas de prevención contra la separación de las familias” y “mecanismos para encontrar a los desaparecidos”.
Alerta contra el incremento de la trata
Son varias las ONG cristianas que han alertado de una posible relación entre el aumento del tráfico humano coincidiendo con las salida masiva de personas del territorio ucraniano. “El riesgo de la trata de personas aquí en Europa del Este crecía incluso antes del conflicto de Ucrania. Ahora ese riesgo es aún mayor”, ha asegurado la directora de WorldVision en Rumanía, Mihaela Nabãr.
“Los refugiados que entraron en Rumanía la semana pasada son en su mayoría mujeres; a menudo madres con dos o tres hijos que necesitan cuidados, mujeres embarazadas o jóvenes que escapan de la guerra. Están asustadas y agotadas tras días de caminata para llegar a la frontera. Sin embargo, no sólo temen por ellas mismas: muchas temen por sus hijos, por los padres o por los cónyuges que han dejado en casa”, ha añadido. Según ACNUR hay más de 82.000 ucranianos que han cruzado la frontera con Rumanía.
Desde Reino Unido, la especialista en políticas contra el tráfico humano de la organización cristiana CARE, Lauren Agnew, ha remarcado que “las personas que huyen del conflicto están llegando a Polonia, Rumanía, Hungría, Moldavia y Eslovaquia, donde sabemos que las bandas criminales están esperando para traficar personas en toda Europa y en manos de industrias explotadoras”.
El conflicto afecta también a la gestación subrogada
Ucrania se ha convertido en los últimos años en el país de referencia de la práctica conocida como ‘gestación subrogada’, o, de forma popular, ‘vientres de alquiler’. De hecho, a principios de la pandemia se hizo viral la imagen de decenas de bebés esperando a ser recogidos en una habitación de hotel, a causa del cierre de fronteras por la extensión del coronavirus.
Ahora, la guerra también ha traído consecuencias en este sentido. Son varias las historias que aparecen estos días en los medios generalistas de personas que se encontraban a la espera de recibir un bebé, y cuyos procesos se han paralizado.
Según Sergii Antonov, un abogado ucraniano especializado en el área reproductiva, en Ucrania nacen cada año cerca de 2.500 bebés de gestación subrogada, una práctica que es legal en el país. Según juristas especializados en este tipo de casos, ahora hay procesos que se iban a comenzar y se han paralizado. El problema está en los casos de mujeres embarazadas, que están decidiendo qué hacer, si abandonar el país o no. Fuentes dedicadas a trabajar con este tipo de casos aseguran que podría haber al menos 30 mujeres ucranianas que están gestando bebés que acabarán formando parte de familias españolas.
El comisionado para los derechos del niño en Ucrania ya rechazó la práctica de los ‘vientres de alquiler’ y la comparó con el “tráfico infantil”. También la federación de iglesia pentecostales Cristianos por Ucrania cuestionó la práctica asegurando que “viola los derechos de la madre y del niño, como resultado de lo cual se rompe el vínculo entre el niño y la madre que dio a luz al bebé”.
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