La pandemia de la Covid-19 ha alterado los problemas que afectan a los menores de edad y, en gran parte de los casos, los ha agravado. Es la conclusión a la que llega la Fundación de Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (ANAR), en su Informe anual 2020:el teléfono/chat ANAR en tiempos de Covid-19.

La entidad fue declarada operadora de servicios esenciales durante el Estado de alarma, y ahora, a través del documento, publica una serie de datos recopilados a partir de las llamadas y solicitudes de ayuda recibidas en todo este tiempo, y valora el impacto de la epidemia en los niños y adolescentes en España. En total, ANAR recibió 166.433 peticiones de ayuda y atendió 11.761 casos graves.

Una de las cifras más demoledoras del informe es el aumento en la atención de menores con ideación de suicidio. La entidad contabiliza en 412 los casos de este tipo, un 145% más que en 2019. Solo en los meses de confinamiento, la diferencia respecto al año anterior llegó a alcanzar el 244%. Además, la cifra se ha multiplicado por seis en el periodo entre 2009 y 2016, y los casos de autolesiones se han multiplicado por 14. “He tenido dos intentos de suicidio además de autolesionarme. Creo que la situación de la cuarentena me está viniendo grande. Llevo un par de días que siento que el mundo se me viene encima”, explicaba un adolescente de 16 años a los equipos de ayuda de ANAR, según un testimonio recogido en el documento.

En una entrevista con Protestante Digital, el psiquiatra Pablo Martínez señalaba que “vivimos en una sociedad que genera dos tóxicos existenciales letales: el vacío y la desesperanza”. “Hay una relación estrecha entre desesperanza y desesperación. En este contexto el suicidio viene a ser una respuesta extrema cuando uno siente en lo más hondo de su corazón que todo es ‘vanidad de vanidades’, en palabras del predicador en el Eclesiastés”, añadía.

Aumento del maltrato físico, mayor impacto de la tecnología

La mayoría de los motivos de las consultas recibidas, según indican dese ANAR, tiene que ver con casos de violencia ejercida contra menores (43,8%). Durante los meses de confinamiento estricto, la violencia en el hogar contra los menores creció de forma vertiginosa. El 23 de marzo de 2020 representaba el 36% de los casos, y para el 27 de abril había aumentado hasta el 47,7%.

“Ante cualquier cosa que no le gustaba, se ponía agresivo y amenazaba con pegarnos. Nos encerrábamos en un cuarto rezando para que no cogiere un cuchillo”, explica otro menos de 14 años según un testimonio recogido en el informe. 

La exposición a la tecnología también ha contribuido al agravamiento de la situación de muchos menores. En todo el año 2020, según el informe de ANAR, los casos de ciberengaños pederastas (grooming) han aumentado un 60%, y los de pornografía y prostitución infantil un 41,7% respecto a 2019. 

También ha crecido la duración de los problemas, que en más del 51% de los casos se alargan hasta pasado un año.

“La pandemia ha generado un ‘cóctel molotov’ en los hogares que explica el incremento de los problemas graves en niños, niñas y adolescentes: el confinamiento del núcleo familiar en un espacio pequeño, la presión en las familias por el trabajo, bien por el sobreesfuerzo del teletrabajo, o por incertidumbre o problemas económicos, o la ausencia de otros lugares protectores como el colegio o el médico. Además, el miedo por la pandemia y el duelo por seres queridos, entre otros muchos factores. Desde el principio de la pandemia alertamos de que todo esto estaba ocurriendo y ahora vemos las consecuencias”, explica el director de programas de la Fundación ANAR, Benjamín Ballesteros.

Ansiedad, trastornos de la alimentación y pobreza infantil

En su informe, la entidad también alerta del registro de valores muy elevados en la ansiedad, los trastornos con la alimentación y la pobreza infantil. Solo durante el confinamiento, los casos de ansiedad atendidos aumentaron un 280% respecto al año anterior, y los de depresión un 87,7%.

Los trastornos con la alimentación entre menores y adolescentes también crecieron en un 264%. Algo que contrasta con el aumento de las solicitudes de ayudas sociales como consecuencia de la pobreza infantil, que se incrementaron en un 307% solo en los meses del confinamiento estricto.

“Las consecuencias de la Covid-19 han generado en niños y adolescentes una gran frustración fruto de la indefensión y desesperación que explican el porqué de que muchos adolescentes han aumentado sus ideaciones y tentativas de suicidio durante el confinamiento y han utilizado mecanismos de autorregulación emocional dañinos con el fin de lograr la reducción de su ansiedad, como las autolesiones con la vuelta al cole o los mecanismos de compensación propios de los trastornos de alimentación, que se han disparado coincidiendo con las primeras salidas”, asegura la directora del teléfono/chat de ANAR, Diana Díaz.

Recomendaciones

En las conclusiones de su informe, ANAR incluye la propuesta de aprobar un Plan de Acción de Contingencia en consenso con las demás administraciones públicas para poder aplicarlo en situaciones futuras similares. Además, piden la elaboración de una estrategia para la erradicación de la violencia contra los menores.

Precisamente, a principios de junio, la ONG Alianza Solidaria, que forma parte de la Alianza Evangélica Española, organizó un seminario online para analizar los efectos de la pandemia en los menores con diferentes expertos del ámbito de la infancia. “Se ha puesto el foco en cómo la pandemia ha impactado muchos aspectos de la vida, pero no a los niños”, aseguraba la presidenta de Alianza Solidaria, Francisca Capa. “Como padres e iglesias, podemos hacer algo por paliar las consecuencias que la Covid-19 ha traído sobre uno de los sectores más vulnerables, nuestros niños”, añadía.