La oración de una avispa
La “falsa oruga del rosal” es una especie de avispa, cuyas larvas se alimentan de las hojas de diversas especies de rosales.
08 DE JULIO DE 2021 · 19:10

La semana pasada, al observar sus rosales de flores anaranjadas, mi esposa Ana se llevó una desagradable sorpresa. Estaban llenos de lo que parecían pequeñas orugas multicolores que devoraban vorazmente las verdes hojas.
Tomé esta imagen y noté algo muy extraño. Cada larva poseía sólo tres pares de pequeñas patitas. Sin embargo, las orugas de las mariposas suelen tener seis pares de patas verdaderas, más otros pares de patas falsas.
Por tanto, era evidente que no se trataba de orugas de mariposa. Busqué en mis guías de insectos y, en efecto, era la “falsa oruga del rosal” (Arge ochropus), una especie de avispa de la familia Argidae, cuyas larvas se alimentan de las hojas de diversas especies de rosales, constituyendo una plaga habitual de las rosas cultivadas.
Recogí varios ejemplares y los introduje en una bolsa de malla con abundantes hojas de rosal para que siguieran alimentándose y pudieran completar su ciclo biológico completo. A los pocos días empezaron a hacer sus capullos.
Estas pequeñas y bellas larvas, que parecen lo que no son, me trajeron a la mente aquellas palabras de Jesús: Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa (Mt. 6:5).
Algunos judíos religiosos amaban orar en los lugares más concurridos donde podían ser observados por más personas y así supuestamente la gente admiraba su espiritualidad.
Deseaban la admiración o el aplauso de las multitudes y con eso ya se daban por satisfechos. No obstante, Jesús afirma todo lo contrario. Ora en un lugar privado donde sólo Dios te puede ver.
La oración debe agradar a Dios no a la gente. No es que la oración pública no sea aceptable al Creador. El propio Señor Jesús y los apóstoles oraban también en público. Lo que aquí se enseña es que toda oración debe ser el reflejo de una vida íntima de oración sincera.
Dicho de otra manera: si eres una avispa no pretendas hacerte pasar por mariposa.
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