Carta desde el abismo
“El cielo no se nos muestra
siempre azul,
hay que aprender a verlo
tras las nubes”
Recibí una carta de un lector del libro titulado MI MAYOR LEGADO, el primero de los que escribí y publiqué. La lectura de la misma, que a continuación reproduzco (cuento con el permiso de su autor; aunque, obviamente, respetaré su anonimato), me causó un impacto real.
siempre azul,
hay que aprender a verlo
tras las nubes”
14 DE ABRIL DE 2007 · 22:00
A veces hemos pensado que la pertenencia a una iglesia evangélica nos exime de determinados riesgos. Erróneamente hemos considerado una tarjeta de membresía como un salvoconducto que nos llevará a la eternidad gozando, mientras tanto, de una inmunidad total.
Eso no es cierto. Estamos expuestos a peligros reales. Ser evangélicos no significa estar libres de tentaciones; por el contrario debemos cuidar nuestra vida y hogar con un celo redoblado. De otro modo corremos un serio peligro como el varón que me escribió el siguiente mensaje.
“Me llamó la atención una oración que incluyes en tu libro: Dios, ayúdame a amar el nido de tal modo que ni uno sólo de sus habitantes perciba el amargo sabor de la soledad.
Ésta última parte la sufrí en carne propia juntamente con mis hijos. Hemos sentido el amargo sabor de la soledad. Vivo con mis tres hijos: Virginia de nueve años, Victor de once años y Samuel de seis años(1). Mi esposa desapareció de nuestra vista, y yo me preguntaba ¿Por qué Señor? ¿Por qué Señor? ¿Por qué Señor? Me vi cruzar por el valle de sombra de muerte y quedé con toda la carga de mis hijos. Ésta situación la soporto ya por dos años. Poco a poco estamos saliendo adelante y acostumbrándonos a la nueva manera de vivir.
Lo que ocurrió fue que mi esposa se marchó con un varón de la iglesia a la que asistíamos. Este hombre estaba casado y tenía cuatro hijos, es decir que quedaron siete niños a la intemperie. Esto es muy doloroso. Yo sólo sé que dos hogares se desintegraron. Muchas veces lloraba hasta quedarme sin fuerzas, sobre todo cuando miraba a mis hijos y los veía confundidos y sin poder entender por qué estaba sucediendo esto. Hermano José Luis te cuento esto porque como siervo de Dios debes saberlo: El enemigo está arruinando los hogares y debemos combatirlo. Por favor ora por mí”
Precisé de varios días y muchas lecturas de esa carta para asimilar su contenido.
Hay situaciones que deben asentarse en el alma antes de ser abordadas. Las emociones pueden ser devastadoras si se dejan fluir sin control, por eso ante hechos como los que describe la carta anterior, siempre opto por la quietud ante Dios y la conversación con Él. Luego todo se ve distinto.
En próximas semanas me dispongo a abordar algunas razones que pueden llevar a situaciones como la descrita; así como determinados pasos que nos pueden ayudar a prevenirlas.
1) Por razones obvias de privacidad los nombres propios que aparecen en la carta no son los reales
1) Por razones obvias de privacidad los nombres propios que aparecen en la carta no son los reales
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - FaMiLiA - Carta desde el abismo
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