El Ángel Azul

Tres mil años antes de la película, Proverbios describe con exactitud la trama del engaño ajeno y el autoengaño propio.

31 DE AGOSTO DE 2017 · 08:26

Fotograma de la película.,
Fotograma de la película.

Una de las películas que ha alcanzado categoría de mito en la historia de la cinematografía es El Ángel Azul, que catapultó al estrellato a Marlene Dietrich y afirmó al ya consagrado Emil Jannings. Se estrenó en 1930, cuando el cine sonoro acababa de hacer su irrupción, estando basada en una novela de Heinrich Mann, aunque el director, Josef von Sternberg, se tomó ciertas libertades y cambió algunos detalles en el guión.

El personaje al que Jannings da vida es el profesor Rath, que imparte clases en el liceo de su población. Se trata de un personaje no viejo pero sí bastante maduro, metódico, estirado y anclado en rígidos esquemas de autoritarismo que ejerce entre su alumnado. Sus estudiantes, ya mozos, furtivamente se entretienen en clase a sus espaldas con la contemplación de una tarjeta erótica promocional de Lola Lola (Marlene Dietrich), la estrella de El Ángel Azul, el tugurio de variedades local. Al sorprenderlos en ese menester y confiscarles la tarjeta, será el propio profesor quien quedará encandilado con la contemplación, también furtiva ya en su casa, de Lola Lola.

Con la excusa de sacar a sus alumnos del tugurio, pero en realidad picado de curiosidad por conocer en persona a la corista, realiza una visita al local, al que sus alumnos son ya asiduos desde hace tiempo. Su entrada en el lugar ya es premonitoria de lo que le va a suceder, pues Sternberg lo decora con unas cortinas a manera de redes, en las que el profesor queda momentáneamente pillado. En el escenario está Lola Lola cantando una insinuante canción y en un momento dado proyecta un reflector luminoso sobre la figura del recién llegado profesor, que queda señalada ostensiblemente en medio de la penumbra reinante que envuelve a los demás espectadores. Cuando el profesor descubre a uno de sus alumnos entre el público sale en su persecución, entrando en el propio camerino de la cantante, donde el alumno se ha escondido. Instantes después entra Lola y Lola y descubre al profesor allí, produciéndose en ese momento una escena en la que se contrapone la moral artificial de él y la desinhibición y descoco de ella, para confusión de él. La tarea de acoso y derribo ya ha comenzado, aunque el profesor no lo sepa.

A la noche siguiente vuelve a visitar El Ángel Azul, bajo otro pretexto, donde tres de sus estudiantes ya se le han adelantado. Todavía mantiene su fachada de respetabilidad, pero una fuerza irresistible se ha apoderado de él y sus alumnos, que le observan en el camerino sin que él se dé cuenta, captan que en realidad él no es muy diferente de ellos, razón por la cual, cuando vuelva a la mañana siguiente a clase, le ridiculizarán y humillarán públicamente, lo que precipitará su expulsión de su puesto docente. La cuesta abajo del profesor ya está en marcha.

Pero para buscar una salida airosa en la que su honorabilidad quede a salvo y al mismo tiempo su atracción por ella pueda cumplirse, le propone el matrimonio, a lo cual Lola Lola accederá. Pero en el ambiente de la farándula y el espectáculo el exprofesor se verá obligado a vender las tarjetas eróticas promocionales de su mujer, que ahora otros contemplan con lascivia. Las imperiosas leyes del negocio le obligan a hacer lo que su dignidad nunca le hubiera permitido hacer. Los peldaños del declive se acentúan.

El paso del tiempo no ha supuesto ningún cambio en ella, que sigue tan procaz como siempre, pero sí en él, quien es ya un remedo de lo que fue. Para rematar las cosas el gerente de El Ángel Azul le propone que actúe como payaso en la función que presentarán en la misma ciudad donde él fue profesor, propuesta a la que se niega con rotundidad. Pero acabará cediendo ante la presión de su mujer, que a estas alturas coquetea abiertamente con un hombre más joven, y las amenazas del gerente. Y allí, en el escenario, convertido en la burla de sus conciudadanos, el exprofesor realiza su patética representación, tras la cual, mientras Lola Lola actúa más desafiante y provocadora que nunca, abandona hundido el local, buscando su antiguo liceo, entrando en el aula vacía y sentándose en su asiento donde muere aferrado a su mesa. Y así lo que comenzó siendo un inocente juego, acabó en la enajenación y la muerte.

Cuando vi por primera vez El Ángel Azul inmediatamente mi mente se dirigió al libro de Proverbios, hasta el punto de preguntarme si no serían deudores conscientes el autor de la novela o el director de la película de dicho libro. Sea como fuere, tres mil años antes de El Ángel Azul, Proverbios describe con exactitud la trama del engaño ajeno y el autoengaño propio que se confabulan, para, tras unos principios prometedores y halagüeños, provocar la destrucción del varón a manos de la mujer extraña.

‘Su casa está inclinada hacia la muerte… Sus pies descienden a la muerte… Camino al Seol es su casa… Sus convidados están en lo profundo del Seol.’i El realismo de Proverbios no es ninguna exageración morbosa, como no lo es el de El Ángel Azul. Es la constatación de que, finalmente, el pecado tiene su dura remuneración.

i Proverbios 2:18; 5:5; 7:27; 9:18

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