Palabras amigas
“Una vez más has metido la mano en mi cajón y has ordenado mis tiestos.” Cuando alguien te escribe y expresa abiertamente lo que tus palabras provocan en su vida, compruebas el gran privilegio que posees al poder amenizar las vidas de otros con sencillos pensamientos escritos.
21 DE JUNIO DE 2007 · 22:00

Por desgracia las palabras no son armas lo suficientemente útiles en ciertas batallas; a veces ni tan siquiera se las puede denominar herramientas pues carecen de esa funcionalidad para la cual crees que están creadas.
La enfermedad de una amiga, el desasosiego de quien atraviesa momentos bajos, la soledad del acompañado, el dolor de quien se siente traicionado…
¿Qué palabras urdir para consolar, para dar compañía o hacer que alguien vuelva a sonreír?
Torpeza la de quien escribe cuando los términos que utiliza son sólo vocablos que se esfuman en el aire, unión de letras que desposeídas de poder se funden con el ruido de lo cotidiano.
Aún así, me niego a separarme de las frases y sigo utilizándolas cual preciso bisturí deseando que las manos del “buen cirujano” elaborare un trabajo excelente.
Pongo mis palabras en su regazo, las dejo macerar, sé que cuando Él me las devuelva ellas portarán un preciado ungüento del que antes estaban desprovistas.
Puede que mis escritos no palien el sufrimiento de esa amiga que es azotada por la enfermedad, pero no por ello dejaré de dárselos, pues a través de cada una de mis frases se derrama un poco de lo que soy, unas gotas de mí misma que atravesando el umbral del dolor se hacen solidarias para llorar con el que llora.
Pueden que mis palabras no sacien la sed del necesitado, no sean la compañía precisa de quien siente la soledad, puede que ni tan siquiera sean un simple apoyo para quien lo lee, pero no por ello dejaré de tejerlas, intentado cada día ser una mejor forjadora de versos, costurera de frases, hacendosa mujer que conociendo la necesidad intenta solventarla utilizando las armas que Dios le otorga.
Hoy de nuevo quiero meter mi mano en ese “cajón desastre” y enredada entre los tiestos poner un poco de orden, no es tarea fácil, pero intentaré hacer una recomposición, vertiendo mil frases, una retahíla de ideas, una lluvia de metáforas, todo ello ataviada de aire fresco que despeine la tristeza y vuelque en el corazón herido un halo de luz.
A Yolanda
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