Nicky Cruz, entre la cruz y el puñal

Es a los que han destruido su vida y son conscientes de su miseria, que el Señor presenta su misericordia.

07 DE MAYO DE 2024 · 09:00

Nicky Cruz recibiendo una Biblia de David Wilkerson, tras su conversión.,
Nicky Cruz recibiendo una Biblia de David Wilkerson, tras su conversión.

Ha vuelto a Madrid este fin de semana, Nicky Cruz. Aunque Jamie Buckingham escribió su versión de la historia en Corre Nicky, corre (1968) –hecha documental en 1998–, el relato que le dio a conocer en todo el mundo fue el que John y Elizabeth Sherrill hicieron con David Wilkerson (1931-2011) en 1962, llevado al cine en 1970. Ambos cuentan lo ocurrido en Nueva York a finales de los años 50 con bandas juveniles de la época de West Side Story(1961).

El libro de John Sherrill (1923-2017) con su esposa Elizabeth (1928-2023) para Wilkerson, se publicó en 1963. Este matrimonio pentecostal redactó algunos de los testimonios evangélicos más conocidos de la época, como El contrabandista de Dios, con el Hermano Andrés o “El refugio secreto, con Corrie Ten Boom. Jamie Buckingham (1932-1992) hizo lo mismo para Corrie Ten Boom, después de hacer el de Nicky Cruz y que los Sherril publicaran El refugio secreto. Buckingham fue también quien escribió todos los títulos de Kathryn Kuhlman y alguno de Pat Robertson o Juan Carlos Ortiz. 

La cruz y el puñal fue todo un fenómeno editorial. Ha vendido más de quince millones de ejemplares, pero la película se calcula también que la han visto cincuenta millones de personas. Está en tantos idiomas como se ha publicado el libro, treinta –las películas normalmente se doblan a doce– y está ahora disponible en Prime Video.

El film fue una obra del productor Dick Ross (1918-2009), cuando se cansó de dirigir las películas de Billy Graham, para emprender la aventura de llevar la historia de Wilkerson y Cruz al cine. El actor que eligió para dirigirla, Don Murray –protagonista de La conquista del Planeta de los Simios y ganador de un Oscar por la película que hizo con Marilyn Monroe, Bus Stop– traslada la acción de finales de los 50 a finales de los 60.

Nicky Cruz, entre la cruz y el puñal

La película La Cruz y el Puñal está ahora disponible en Prime Video.

Dick Ross

Ross dirigió la mayoría de las películas de Billy Graham hasta Los inquietos (1965), que protagonizó el joven actor Johnny Crawford, conocido por la serie de televisión El hombre del rifle. Antes tenía una pequeña compañía en los años 40 denominada Great Commission Films. Graham le propuso filmar alguna de sus campañas a efectos documentales. Ross tuvo entonces la idea de hacer historias de ficción, que dramatizaran la vida de personas que habían llegado a ser cristianas por medio de su predicación. Así nace Mr. Texas (1951) y World Wide Pictures.

Las películas transcurren siempre durante las llamadas “cruzadas” del evangelista. Sus sermones constituyen el eje de las historias. Sólo en Oiltown, USA (1954) no es en un estadio, sino en la televisión. La única de aquellas primeras películas que se distribuyó en español es una curiosa coproducción argentina con el conocido director Héctor Olivera, Lucia (1963). 

La protagonista de todas ellas era Georgia Lee, que deja la productora de Billy Graham con Ross, pero acaba dedicándose al porno. Mientras Ross hace La cruz y el puñal, Lee hace películas de “sexploitation” con su hija Robbie para Roger Corman. Por si esto fuera poco, acaba haciendo con su marido –un predicador que había fundado una iglesia presbiteriana– y su hija, una secuela a Garganta profunda (1973) –la escandalosa película de Linda Lovelace que abre las puertas de las salas comerciales al “porno duro”, tras largos procesos judiciales–.

La película

Ross había agotado la fórmula de las películas de Billy Graham. Eran historias demasiado predecibles. Al principio, los personajes se presentan escépticos al cristianismo, viviendo en clara inmoralidad, o sinceramente buscando respuestas para el sentido de la vida. Al final, la mayor parte llega a creer en Cristo, ayudados por amigos o familiares, normalmente después de escuchar a Graham.

Las películas del evangelista se habían concentrado hasta ahora en personajes adultos de clase media, generalmente matrimonios preocupados por el éxito económico. En su último trabajo para Graham, Los inquietos, se plantea ya hacer una historia sobre jóvenes rebeldes, cínicos respecto al sistema, que experimentan con la droga y el sexo sin estar casados. Tiene la música de Ralph Carmichael (1927-2021), un compositor de jazz cristiano que hizo los arreglos para Nat King Cole. La producción tiene tal éxito que se logra exhibir en salas comerciales con el patrocinio de iglesias que proporcionan voluntarios para hablar con las personas interesadas en el Evangelio, como el futuro presidente Jimmy Carter.

Nicky Cruz, entre la cruz y el puñal

Al año siguiente de estrenarse la película, el dibujante Al Hartley, convertido a la fe evangélica siendo ya famoso por el personaje de Archie, hizo una adaptación al cómic.

La experiencia le lleva a pensar en un proyecto más ambicioso, fuera ya de la organización de Graham. Tenía entonces 52 años. Había trabajado durante quince años como director de las películas del evangelista. Le sucedió el guionista de Los inquietos, James F. Collier, que dirige luego durante veinte años todas las películas que hizo el predicador. La idea de Ross era tener el mayor impacto posible con temas sociales, que fuera más allá de un momento de decisión en una campaña masiva del famoso evangelista.

Don Murray

El ahora fallecido Don Murray (1929-2024) era un hombre de fuertes principios, pero más sociales y políticos que espirituales. Estudió teatro, debutando en Broadway a comienzos de los años 50. Como objetor de conciencia, trabajó con refugiados durante la guerra de Corea. Su nombre está siempre unido al Oscar como actor secundario en 1956, con Marilyn. 

Murray había protagonizado en los años 60 tres largometrajes de predicadores con inquietudes sociales que marcaron la ciudad de Nueva York: el pastor reformado, padre del “pensamiento positivo”, Norman Vincent Peale (El destino de un hombre); el antiguo pandillero alcohólico Tom Harris (El cuento del gallo) y el jesuita Charles Clark (Refugio de criminales)

El actor se mostró al principio muy reticente a dirigir La cruz y el puñal, ya que no veía el cine como un instrumento de evangelismo. Fue por la recomendación de su amigo Tom Harris, el criminal que se había convertido en predicador en Harlem, que decidió escribir y dirigir la película. A la propuesta original de protagonizar el filme, sugirió otro actor que se identificara más claramente con la fe de David Wilkerson, Pat Boone. 

Nicky Cruz, entre la cruz y el puñal

El director de La Cruz y el Puñal, Don Murray,  ganó un Oscar por la película que hizo con Marilyn Monroe, Bus Stop.

Boone y Estrada

El cantante, actor y presentador de un programa de radio se hizo un nombre en los años 50 y 60. A pesar de su aspecto conservador, era un hombre inquieto. Al fracasar su matrimonio en los años 60, por demasiadas fiestas y abuso del alcohol, tiene una experiencia carismática en los años 60. Pasa de la Iglesia de Cristo a la del Evangelio Cuadrangular en los 70, que hace estudios bíblicos en su casa de Beverly Hills con Doris Day, Glenn Ford y hasta Zsa Zsa Gabor. 

Boone financia algunos de los primeros discos del “Rock de Jesús” cuando muchos hippies se convierten al cristianismo evangélico en la llamada Revolución por Jesús de finales de los años 60. Y es en la piscina de su casa que Bob Dylan es bautizado a finales de los años 70 por un pastor de la Comunidad de la Viña, Kenn Gulliksen, que todavía vive. 

No hay duda de que Pat Boone era la persona ideal para encarnar al pastor de las Asambleas de Dios que vino a predicar a los miembros de las bandas juveniles que llenaban las calles de Nueva York a finales de los 50. La búsqueda de una película evangélica que finalmente reflejara la vida con mayor realismo llevó a Murray también a escribir un guion que en la versión original suena con el lenguaje de la calle, como observa el crítico del New York Times. 

Los pandilleros que se enfrentan en estas peleas son auténticos miembros de bandas, que incluye hasta un insospechado debut en el cine de Harry Reems –el pionero del porno duro, arrestado en 1974 por el escándalo de la película Garganta profunda que llegó finalmente a la fe evangélica tras una vida llena de excesos–.

Nicky Cruz, entre la cruz y el puñal

Pat Boone era la persona ideal para encarnar al pastor de las Asambleas de Dios que vino a predicar a los miembros de las bandas juveniles que llenaban las calles de Nueva York a finales de los 50.

En el casting que llevó a cabo Murray, encontró a Erik Estrada, un joven de origen portorriqueño del Harlem, que a partir de entonces llegó a ser un rostro habitual en el cine y la televisión. Su papel más conocido fue como protagonista de una serie de policías patrulleros de carretera en los años 70, CHiPs –emitida en España hasta los años 90 por Antena 3–. Estrada vive todavía. Es católico, pero interpreta a Nicky Cruz, el jefe de la banda de los Mau Mau, que fue convertido por la predicación de Wilkerson. Los Mau Mau, por cierto, parece que en realidad llevaban la doble M en rojo, en vez de en blanco, como en la película. Por lo demás, es como si se hubiera trasladado la historia a finales de los años 60.

Historia real

La cruz y el puñal, doblada a treinta idiomas, tuvo mucho impacto en países tan lejanos de la sociedad norteamericana como era la Rusia soviética. Su exhibición en los cines de Estados Unidos fue mejor recibida que ninguna otra película evangélica que se había mostrado hasta ahora en un circuito comercial. Y su distribución internacional es un curioso ejemplo de cómo una historia, cuánto más transmite una realidad local, más valor universal tiene. Ya que es difícil pensar en algo más concreto que el problema de inseguridad que se vivió en Nueva York en aquella época, aunque el asunto era conocido en todo el mundo por películas y series de televisión que se hacían entonces sobre policías y bandas de delincuentes en esta ciudad. 

El ambiente de La cruz y el puñal es ya casi setentero, aunque se hace a finales de los 60. La música que acompaña la escena de acción con la que comienza, no puede ser más contemporánea. El enfrentamiento entre los Mau Mau y los Bishops tiene un realismo hasta ahora nunca visto en las películas evangélicas. Aunque, al tratarse de verdaderos miembros de bandas, tuvieron serios problemas para que la violencia no fuera real.

Parte del éxito se debe a la colaboración de Tom Harris, el antiguo dirigente de pandillas alcohólico que se había sido convertido a la fe cristiana y ayudaba ahora a los jóvenes. Este había sido interpretado por el mismo Don Murray en una película que él mismo había escrito y producido. El cuento del gallo se titula en español, pero en inglés se llama Cosas de niños (Childish Things, 1969). En ella actúa también la famosa actriz de la serie Dinastía, Linda Evans, con su marido entonces, John Derek, como director. 

Mi padre

Al año siguiente de estrenarse La cruz y el puñal, el dibujante Al Hartley –convertido a la fe evangélica cuando era muy conocido por el popular personaje de Archie– hizo una adaptación al cómic, que se hizo muy famosa. La tuve yo mismo de niño, en lengua inglesa –aunque hubo luego una versión española, hecha en Miami por Unilit–. Hoy es toda una pieza de coleccionistas.

Mi padre estaba entonces viviendo en Nueva York, cuando se hizo la película. Residía en iglesias latinas que había en los barrios donde ocurrieron estas cosas, Harlem y Bronx. Mi infancia está llena de historias de los peligros que vivió durante aquellos años. Veía desde la ventana cómo las bandas se enfrentaban en medio de la noche, o escuchaba cómo un predicador había sido muerto a navajazos junto a una máquina de refrescos del metro, donde se había despedido de él el día anterior, después de haber estado juntos en un culto.

Mi padre conoció entonces el centro de rehabilitación de David Wilkerson que llevaba ya su hermano. Él era un predicador famoso, que podía, como Nicky Cruz, recorrer el mundo contando su historia. Lo sorprendente fue cuando andando un día por la calle 42, dominada entonces todavía por la pornografía, decidió volver a los orígenes. Alquiló un cine y comenzó la iglesia de Times Square. La renuncia de Wilkerson a convertirse en una personalidad evangélica, mostró una integridad y coherencia que le ha hecho ser admirado por muchos, aunque no compartan sus errores en sus predicciones escatológicas. 

Nicky Cruz, entre la cruz y el puñal

La historia de cómo este pastor decidió ir a Nueva York en 1958, al ser culpados siete adolescentes de asesinato, es un impresionante testimonio de la fuerza de la compasión y el poder del Espíritu Santo.

David Wilkerson

La historia de cómo este pastor decidió ir a Nueva York en 1958, cuando vio la fotografía en la revista Life de siete adolescentes culpados de asesinato, es un impresionante testimonio de la fuerza de la compasión y el poder del Espíritu Santo. Su trabajo pionero en la rehabilitación de drogadictos sigue siendo un ejemplo para todos aquellos que creemos que Dios se complace en mostrar su Gracia, no para con los poderosos de este mundo, sino con los humildes. Es a los que han destruido su vida y son conscientes de su miseria, que el Señor presenta su misericordia. Puesto que “los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos” (Mt. 9:12; Mr. 2:17; Lc. 5:31).

Wilkerson fue también singular en su oposición al “evangelio de la prosperidad”. Cuando muchos en su medio se volvían a una concepción de la fe que “hacía mal al pobre y al necesitado”. El autor de La cruz y el puñal denuncia a estos predicadores como “lobos que han sustituido el dinero por la cruz” en un famoso sermón de 1999. En ese sentido, por lo menos, su ministerio fue verdaderamente profético.

Aunque la colisión con un coche se lo haya llevado de este mundo, creo que para Dios no hay accidentes. “Aquellos que atraviesan un valle de sombra de muerte –escribió en su blog, horas antes de su partida–, escuchen esta palabra: lloraremos durante oscuras y terribles noches, pero en las tinieblas pronto oiremos el susurro del Padre diciendo: Yo estoy contigo; Ahora no te puedo decir por qué, pero un día todo tendrá sentido. Verás que todo formaba parte de mi plan. No era un accidente. No fue un error por tu parte. ¡Agárrate fuerte! ¡Déjame abrazarte en la hora del dolor!”. No hay duda que ahora disfruta de ese abrazo eterno.

 

 

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