Quo Vadis, ¿épica bíblica?

Épica no es, aunque haya muchas peleas con espadas, pero bíblica todavía menos. Porque, ¿qué tiene que ver la Biblia con esta historia? 

26 DE MARZO DE 2024 · 08:42

La versión más conocida sigue siendo la de Mervyn LeRoy de 1951, para muchos, el origen de la llamada épica bíblica.,
La versión más conocida sigue siendo la de Mervyn LeRoy de 1951, para muchos, el origen de la llamada épica bíblica.

Quo Vadis es una de esas películas que suele poner las televisiones en Semana Santa. Es originalmente, una apología novelada del cristianismo del Nobel polaco Henryk Sienkiewicz, que ha sido adaptada con frecuencia al cine. La versión más conocida sigue siendo la de Mervyn LeRoy de 1951, para muchos, el origen de la llamada “épica bíblica”.

¿Qué tiene de especial, Quo Vadis? Bueno, a pesar de los escenarios de cartón piedra, según el reconocido experto en Historia antigua García Gual, la psicología de los personajes es bastante actual. Llevan ropas antiguas, pero sienten y reaccionan como nosotros. 

De hecho, el personaje de Nerón, interpretado por Peter Ustinov, padece las dos enfermedades del adulto occidental contemporáneo, según Bruckner: infantilismo (quiere conservar los privilegios de la infancia, sin renunciar a nada, manteniendo una diversión permanente) y victimismo (se cree una víctima, incluso un mártir, aunque no sufra más que la simple desdicha de existir). 

Quo Vadis, ¿épica bíblica?

Quo Vadis es, originalmente, una apología novelada del cristianismo del Nobel polaco Henryk Sienkiewicz.

Nerón es un inmaduro perpetuo y un autoproclamado mártir. Su “psicólogo”, caído luego en desgracia, no es ni más ni menos que Petronio, el autor de El Satiricón, recreado por Fellini, que se convirtió en “arbitro de la elegancia”, según Tácito.

¿Película histórica?

En Quo Vadis casi nada es realmente histórico. Se basa en una leyenda, la huida de Pedro de Roma, que según Ambrosio se encontraría con Cristo en la Vía Apia llevando la cruz, según el Contra Auxentium. Cuando el apóstol le pregunta adónde va (Quo vadis), el Salvador le contesta “a Roma, a ser de nuevo crucificado”. 

La pregunta es una indirecta a Pedro, que intenta escapar de la persecución de Nerón. Tiene una ironía de la que carecen la mayoría de los lectores de Internet, que no se imaginan siquiera que algo pueda tener un doble sentido. Pedro huye a causa de la falsa acusación de que los cristianos habían incendiado Roma, algo que sí es histórico, según el registro romano de Tácito y Suetonio.

La Historia en Hollywood, sabemos que no se caracteriza por su excesivo rigor. Cuando se preparaba la película, alguien preguntó por qué tardaba tanto la Metro en empezar Quo Vadis, y le contestaron que “porque no sabían a quién darle el papel de Quo”. Cuando el productor y director recibieron la propuesta de contratar a Ustinov, creyeron que era demasiado joven para interpretar a Nerón, ya que tenía 28 años. El culto actor británico les contestó: “Si vuelven a aplazar la película otro año tendré la edad justa, ya que Nerón murió a los treinta y uno”.

¿Épica bíblica?

El problema es aún mayor cuando a esto se le llama “épica bíblica”. Épica no es, aunque haya muchas peleas con espadas, pero bíblica todavía menos. Porque, ¿qué tiene que ver la Biblia con esta historia? 

La acción comienza cuando Vinicio (Robert Taylor) entra vencedor en Roma y se enamora de la cristiana Ligia (Deborah Kerr). En su casa aparece nada menos que el apóstol Pablo (Abraham Sofaer). Se presenta como “rabí”, pero según el padre adoptivo de Ligia “es maestro”, porque “enseña filosofía”. Y efectivamente, Pablo parece un filósofo de la antigua Grecia.

Quo Vadis, ¿épica bíblica?

El personaje de Nerón, interpretado por Peter Ustinov, padece las dos enfermedades del adulto occidental contemporáneo, según Bruckner, infantilismo y victimismo.

A Vinicio no le cae nada bien Pablo o el cristianismo. “Yo no sé nada de filosofía”, dice el romano. Después se refiere a Pablo como “ese filósofo con cara de mendigo, ese obtuso y barbudo amigo tuyo, una especie de filósofo necio”. Aunque está claro que lo que a Vinicio le molesta es la influencia que tiene en Ligia, que “no nació para pensar, sino sentir”. No sé sabe si es por eso por lo que cuando la viene a ver en el jardín de su casa, está dibujando un pez en el suelo, mucho antes de que sirviera de pegatina para los coches. El griego Quilón (John Ruddock) le explica a Vinicio el acróstico cristiano que se forma con la palabra pez en griego (ICHTUS), para referirse a Jesucristo como el Hijo de Dios y el Salvador.

Es Quilón quien le conduce también a las catacumbas, donde se reúnen los cristianos. El término catacumbas no se usa de hecho hasta la Edad Media. No es seguro que fueran entonces lugares de refugio, ya que su ubicación era conocida por todos los habitantes de Roma. De hecho, no fue hasta el siglo VI, cuando el cristianismo es ya la religión oficial, que se construyen la mayoría de las galerías para ser enterrados junto a los mártires famosos, que sí tenían allí su tumba. Pedro (Finlay Currie) es presentado allí como el fundador de una iglesia que existía mucho antes de que él o Pablo llegara a Roma, ya que había una comunidad judeocristiana desde mediados del siglo I.

Quo Vadis, ¿épica bíblica?

En Quo Vadis casi nada es realmente histórico, ya que se basa en una leyenda, la huida de Pedro de Roma.

¿Locura peligrosa?

Lo que sí es interesante de la película es para ver la visión que el paganismo romano tenía de los cristianos. Ligia es cristiana, Vinicio no. Y eso es un problema, sobre todo para Ligia. Porque a Vinicio, como a casi todos los paganos, las creencias cristianas no le interesan en absoluto: “Cristo es un dios de esclavos, extranjeros y proscritos”. Aunque está dispuesto a hacer un hueco en el panteón romano para colocar a Jesús entre los muchos dioses del mercado, ¡recordemos que en Roma había más dioses que ciudadanos! Los romanos eran tan tolerantes con las religiones de los demás pueblos, que estaban dispuestos a admitir otros dioses en su panteón.

Ese es el conflicto que enfrenta a los romanos con el cristianismo. Ya que Ligia, como aquellos primeros cristianos, pensaba que Cristo no podía convivir con Marte o Isis. Como decía Conan Doyle, los cristianos, al abandonar los vicios del politeísmo, habían perdido también lo que todavía se considera su mayor virtud: la tolerancia. Es por eso por lo que para los romanos el cristianismo es una “necedad dañina”. Cuando la malvada Popea sugiere a Nerón en Quo Vadis que culpe a los cristianos del incendio de Roma, utiliza una expresión que usan los paganos contra los cristianos, cuando les llaman “enemigos de la especie humana”.

Los romanos desprecian el cristianismo como una “locura peligrosa”. Como dice Petronio en Quo Vadis, Jesús era “un carpintero rebelde que murió”. Sus palabras recuerdan a Celso, el filósofo platónico del siglo II en su Discurso verdadero contra los cristianos. Se burla de Jesús y su origen sobrenatural, cuando dice: “Comenzaste por fabricar una filiación fabulosa, pretendiendo que debías tu nacimiento a una virgen”. Para él, Jesús no es el Hijo de Dios, sino “hijo de una pobre campesina, culpada de adulterio con un soldado llamado Pantero”. No es autor de milagros, sino que “aprendiste algunos de esos poderes mágicos de los que se ufanan los egipcios”. El problema es que para los cristianos de Quo Vadis, como para muchos religiosos, Cristo es más el Crucificado que el Resucitado.

Quo Vadis, ¿épica bíblica?

La malvada Popea sugiere a Nerón en Quo Vadis que culpe a los cristianos del incendio de Roma.

La cruz verdadera

Para el cristianismo, la cruz es mucho más que un símbolo. Es el lugar de ejecución en que Cristo sufrió el castigo que nosotros merecíamos. Este patíbulo cruel se asocia con una muerte vergonzosa, propia de un criminal. Los primeros cristianos dibujaban, por eso, pavos reales, palomas, palmeras victoriosas o peces, en vez de cruces. El crucifijo de hecho no aparece hasta el siglo VI. Ya que, para el verdadero cristiano, la cruz está vacía. Puesto que Cristo resucitó.

La primera imagen de la crucifixión que se conoce es de hecho una caricatura, que muestra a un hombre crucificado con cabeza de asno, mientras otro hombre a la izquierda le adora. La inscripción del siglo II se descubrió en el Monte Palatino de Roma, en la pared de una casa que podría ser una escuela. Dice: “Alexamenos adora a Dios”. El cristianismo se basa en una cruz, que indica la obra única e irrepetible de Jesús al morir con un propósito, salvar al hombre de su maldad. Él sufrió el juicio que nosotros merecíamos, para por su sangre obtener “eterna redención” (Hebreos 9:12).

Quo Vadis, ¿épica bíblica?

La muerte de todos aquellos mártires es exaltada en historias como Quo Vadis, como si el cristianismo consistiera en repetir el sacrificio de Cristo.

Esta cruz es, por lo tanto, irrepetible. La muerte de todos aquellos mártires es, sin embargo exaltada en historias como Quo Vadis, como si el cristianismo consistiera en repetir su sacrificio. Es cierto que Jesús nos llama a “tomar su cruz” (Mateo 10:38), pero eso es porque “el siervo no es más que su señor” (v. 24). La persecución no abría el camino a la gloria, como si fuera nuestro sacrificio lo que nos salvara.

Esa es la diferencia entre el verdadero cristianismo y el misticismo religioso de personajes como los de Quo VadisLa salvación se basa en la entrega de Dios, no en la nuestra. Es por eso por lo que su Cruz está ahora vacía.

 

 

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