Él te llama por tu nombre

Qué sutilmente se nos acomoda la desmemoria y frente al abismo seguimos presos de las preguntas.

19 DE JUNIO DE 2023 · 11:54

Imagen de <a target="_blank" href="https://unsplash.com/@jplenio?utm_source=unsplash&utm_medium=referral&utm_content=creditCopyText">Johannes Plenio</a> en Unsplash.,
Imagen de Johannes Plenio en Unsplash.

Comparto un café contigo. Sentadas a la mesa degustamos con parsimonia una taza del rico elixir y la charla. Hablamos de cosas pasadas, del tiempo presente, de proyectos futuros. Abrimos nuestros labios y nuestros corazones para irnos desvelando aquello que oculto sólo desnudamos en la intimidad de una conversación amiga.

Con el pulso acelerado y vidriosa la mirada haces alusión a tu desilusión, a esa apatía que te cubre, a tu falta de fe.

Encuentras en el hoy una retahíla de sinrazones que hacen crecer el descontento hacia la ausente presencia de Dios.

Vuelves a ser una mujer desprotegida, una paradoja que no entiendo y que no me sabes explicar.

Tú, que has visto milagros, que has sentido cómo al orar la voz se pliega en el aire y llega de forma instantánea hasta los oídos de Dios.

Tú, que en medio de la adversidad has entonado un cántico de victoria viendo con asombro caer las murallas al sonido de tu canto.

Has visto mares abrirse, tempestades calmarse, pescas milagrosas, y aun así, ahora que el tiempo tamiza las horas con una criba cruel te sientas frente a mí haciéndome preguntas torpes, carentes de sentido, cuestiones que no tienen cabida en alguien que durante tantos años ha vivido al abrigo del único Dios verdadero.

Con cuánta facilidad omitimos de nuestras vidas los encuentros memorables, las sabias palabras que dentro de nuestros dominios nos han proporcionado herramientas útiles para labrarnos la vida.

Qué sutilmente se nos acomoda la desmemoria y frente al abismo seguimos presos de las preguntas que se hacen quienes nunca han tenido un encuentro con el Maestro.

El ser humano es un ser complejo.

Este naufragio al que aludes con dolor no es más que un nuevo punto de partida. Puedes hacer dos cosas, tomar dos caminos: uno te llevará a sentirte dolida, defraudada, y como consecuencia a querer apartarte de todo lo que hoy te rodea y vivir una anónima vida. Otro, el segundo camino, la segunda decisión, hará que reflexiones, medites, que tengas tiempo de llorar, de pasar el duelo, después, Él secará tus lágrimas y te dará las fuerzas para retomar la senda.

La decisión es tuya, sólo tuya.

Quisiera vestirme de veleta e indicarte donde está el norte. Hurgar en lo más hondo de tu dolor y aplicar un bálsamo amigo que cure tu profundo penar. Desnudarte de harapos y vestirte con ropas nuevas. Acurrucar tus palabras para darles el calor que necesitan y convertirlas en frases de esperanza. Pero, calla mi corazón para que puedas oír lo que Él susurra al tuyo. Si permaneces atenta estoy segura de que podrás oír como te llama por tu nombre.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Íntimo - Él te llama por tu nombre