Elecciones en Mozambique: “La situación es tranquila, pero no es fácil”, dicen los cristianos en el país
El país ha celebrado sus séptimos comicios desde el final de la guerra civil, inmerso en una compleja situación socioeconómica y con “desencanto y desesperanza” respecto a grandes cambios.
MAPUTO · 16 DE OCTUBRE DE 2024 · 12:04
Todo parece indicar que el oficialista FRELIMO, el partido que se formó de la guerrilla comunista durante la etapa final de la colonización portuguesa, continuará gobernando en Mozambique al menos cinco años más. Así lo predicen los resultados preliminares de las elecciones que han tenido lugar este 9 de octubre, escrutados por las autoridades provinciales y a la espera del anuncio de la Comisión Nacional Electoral.
Por ejemplo, en la provincia de Nampula, en el norte, que es la circunscripción electoral más grande, el candidato del FRELIMO, Daniel Chapo, que sustituye al hasta ahora presidente Filipe Nyussi, obtendría cerca del 60% de los sufragios.
La única sorpresa vendría en el capítulo de la oposición. Y es que, si el FRELIMO (hoy una formación socialdemócrata de centro-izquierda) ha gobernado Mozambique desde su independencia, la RENAMO, el otro partido que se forma desde una guerrilla activa en el proceso de independencia y que luego se enfrenta al FRELIMO en la guerra civil, ha sido siempre su sombra en el segundo lugar. Algo que podría cambiar ahora, ya que en Nampula el segundo candidato más votado ha sido el del Partido Popular Optimista para el Desarrollo de Mozambique (conocido en el país como Podemos), Venâncio Mondlane.
Acusaciones de fraude electoral
Ya desde las primeras horas tras finalizar las votaciones, la oposición comenzó a hablar de fraude. Acusación que mantienen hasta ahora, cuando la situación se ha agravado tras el asesinato a tiros del abogado de Mondlane, Elvino Dias, y del dirigente del partido Podemos Paulo Guambe. Muertes de las que Mondlane ha culpado a la policía. Desde la Comisión Nacional Electoral confirmaron que algunos colegios electorales habían retrasado su horario de apertura, y de que en algunos distritos de las regiones de Cabo Delgado y Zambezia no se había podido votar por la falta de materiales.
La misión de observación enviada por la Unión Europea ha confirmado las irregularidades durante la jornada de votaciones. “Hubo una notable falta de confianza en la fiabilidad del registro electoral y en la independencia de los órganos electorales. Además, nuestros observadores informaron de un proceso de recuento lento que sufría desorganización y falta de claridad” ha explicado Laura Ballarín, una de las responsables de la misión de observación.
Una misionera evangélica afincada ahora en Mozambique que ha preferido mantener su identidad en el anonimato recuerda que con las elecciones municipales del año pasado también hubo acusaciones de este tipo. “Todo esto parece que ha generado desencanto, desilusión y desesperanza porque hay personas que no quieren al FRELIMO, pero piensan que sea como sea saldrá”, explica a Protestante Digital. “En las ciudades es donde se sufre más con esto, ya que hay más nivel cultural y la gente exige una mejor sanidad, una mejor educación, etc. Mientras, en las zonas rurales hablan más de la estabilidad, es decir, que no haya guerra. Ahí, FRELIMO es la imagen de alguien que cuida la estabilidad del país. Es en las ciudades donde la oposición va tomando cuerpo, pero ahora mismo le resulta muy difícil ganar”, asegura.
De hecho, desde la Red Mozambiqueña de Defensores Humanos han afirmado que tanto los retrasos en la apertura de algunos centros, la falta de materiales o la desaparición de votantes en las listas se corresponden con “una situación premeditada para sabotear el proceso electoral, eliminando del registro los nombres de ciudadanos que no son partidarios (del FRELIMO)”.
Una compleja situación socioeconómica
Como siempre, al hablar de elecciones, se evalúan también los grandes desafíos que afronta el país en cuestión. En este sentido, la situación en Mozambique se ha agravado en los últimos años, según dicen voces desde el propio país. “La situación, a nivel general, es tranquila pero no es fácil. Las familias, de forma desesperada, tratan de cuidarse”, decía Sérgio Mundlhovo, pastor evangélico en un población rural del sur del país, antes de los asesinatos de Dias y Guambe.
La situación ha llegado a ser “crítica” en Beira, una de las ciudades más importantes del país que fue devastada en un 90% tras el paso de un ciclón. De hecho, allí, la comunidad evangélica se ha implicado hasta el momento en las labores de recuperación. Pero la dificultad se ha extendido por el resto del territorio también.
“La gente indica que ha habido un empeoramiento de la situación del país en los últimos años”, subraya la misionera. “Esto lo notan en que hay muchas personas sin empleo. Si en España contamos el número de desempleados, allí lo hacen con los empleados. Además, a mucha gente que tiene trabajo, los ingresos tampoco le llegan para vivir. Los niveles de miseria parecen ser cada vez más altos”, dice.
Mozambique se sitúa como el décimo país por la cola en el Índice de Desarrollo Humano con una esperanza de vida que no alcanza los 60 años y con un PIB per cápita 1.200 dólares al año. Según los datos más recientes publicados por el Instituto Nacional de Estadística mozambiqueño, que son de 2022, el 18,4% de la población está desempleada, alcanzando el 31% de las personas que viven en zonas urbanas. Además, el 28,7% de los mozambiqueños nunca han ido a la escuela.
“Se necesita oración por la situación económica del país”, señala la misionera. “La pobreza es extrema y amplia, y el nivel educativo, sobre todo en las zonas rurales, es muy bajo”, agrega.
¿Un conflicto yihadista?
Hace ya siete años que estalló la insurgencia yihadista en el norte de Mozambique, en la región de Cabo Delgado. Algo que causó sorpresa en un país de mayoría cristiana y en una región del continente africano en la que no suelen verse estos fenómenos.
El grupo Al-Shabaab (que es distinto de la agrupación yihadista que opera en Somalia con el mismo nombre) ha provocado escenas realmente aterradoras, asesinando a civiles en su enfrentamiento con el ejército, e incluso llegando a controlar poblaciones enteras. Además, desde 2018, el autoproclamado Estado Islámico también asegura estar presente en el conflicto.
“El conflicto de Cabo Delgado es algo muy peculiar”, dice la misionera. Tanto ella como el pastor Mundlhovo evidencian la falta de información que sufre la misma población mozambiqueña al respecto. “No puedo decir mucho sobre la situación del conflicto yihadista en el norte. En los últimos días, la tensión se ha mantenido baja y ya no se habla tanto. Tampoco hay mucha información. Lo que tenemos claro es que lo que ocurre allí es una cuestión política, pero no tenemos información”, confiesa el pastor.
“En la zona en la que yo estoy, cuando preguntas a la gente no te contestan”, dice la misionera. “No sé si porque no conocen el conflicto, o por miedo. Lo que te dicen es que el norte es la parte más rica del país en cantidad de recursos, y sin embargo es la región en la que la gente vive con mayor pobreza y miseria. Pero no pueden analizar qué es lo que está pasando. También es cierto que salieron hace relativamente poco de una guerra civil y esto les marca en sus comportamientos, así que otro conflicto armado no es algo de lo que quieran oír hablar”, explica.
Según datos de Joshua Project, la población mozambiqueña se define principalmente como cristiana (49,5%), dentro de los cuales el 14,18% serían evangélicos, aunque también tienen protagonismo las religiones étnicas (28,9%) y el islam (19%). La reciente influencia del comunismo en la independencia del país también ha generado un sector más reducido de “no religiosos” (3,3%).
Desde el sur, la misionera evangélica confirma que allí “la situación de los cristianos es tranquila y buena”. “Hay libertad religiosa. Este es un país creyente, de diferentes maneras y cosas, pero todo el mundo es religioso. Conviven católicos con evangélicos, hay musulmanes y lo que llamaríamos sectas. Sé que en la región del norte la situación quizá sea diferente, pero lo desconozco”, añade.
El pastor Mundlhovo también considera que, “en Mozambique, los cristianos gozan de buena relación”, y explica que “el evangelio está creciendo y que las iglesias evangélicas establecidas tienen buena salud y también están creciendo”. No obstante, apunta a que “el gran desafío para los cristianos es el de las corrientes teológicas engañosas que se propagan en el país, como por ejemplo el llamado ‘evangelio de la prosperidad’”.
Motivos de oración
Transformación, crecimiento y provisión. Son los tres motivos de oración que tanto la misionera como Mundlhovo repiten al preguntarles cómo pueden otros cristianos en otros lugares orar por la situación en Mozambique. “Quizá, el motivo principal por el que orar por el país sería por un crecimiento espiritual profundo, porque hay mucha inmadurez y movimientos carismáticos y de la teología de la prosperidad que captan fácilmente a personas”, explica el pastor.
“Orad por un liderazgo comprometido y también por recursos para que las iglesias puedan sostener a personas que reciben el llamado de ministrar a tiempo completo. Orad para que Dios pueda abrir oportunidades financieras y capacitar a hermanos y hermanas para que puedan predicar el evangelio”, remarca Mundlhovo.
La misionera destaca dos áreas de oración. La primera, a nivel general. “Hay muchas cosas por las que orar. La población es muy inmadura en muchos aspectos, sobre todo en lo ético, en aspectos de compromiso. Es gente muy valiente, muy trabajadora, muy luchadora, pero tienen toda una cosmovisión ética todavía por construir porque apenas han pasado 40 años desde la independencia del país. Es como si no tuvieran historia. Cuando se sale de cientos de años de esclavitud, y se sale a través de dos guerras, una por la independencia y otra civil, no da tiempo a crecer como pueblo ni a construirse como colectivo. Así que se puede orar por la construcción de las personas, en este sentido. Por su maduración. Orad para que el pueblo mozambiqueño madure y se fortalezca, y sea capaz de construir una democracia madura”, dice.
En el plano más individual, y como en todas partes, puntualiza la misionera, “hay que orar para que Dios transforme los corazones”. “La miseria puede sacar de nosotros lo peor porque se trata de la supervivencia. Solamente personas transformadas, pacificadas, llenas de esperanza y que conocen su valor delante del Señor son las que pueden transformar su realidad”, subraya.
Por un año más
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