Un año después de Idai, los evangélicos en Mozambique siguen colaborando con la “recuperación”

El ciclón tropical destruyó en marzo de 2019 el 90% de Beira, la segunda ciudad más importante del país.

Jonatán Soriano

BEIRA · 31 DE MARZO DE 2020 · 16:30

Un edificio en la ciudad de Beira, meses después del paso de Idai. / Twitter @MSF_Espana,
Un edificio en la ciudad de Beira, meses después del paso de Idai. / Twitter @MSF_Espana

El ciclón tropical Idai tocó tierra el 14 de marzo de 2019, frente a la costa central de Mozambique, afectando también a la isla de Madagascar, y luego a Malawi y a Zimbabue. Más de mil personas perdieron la vida, otros cientos desaparecieron y se calcula que más de tres millones sufrieron pérdidas o fueron desplazadas. 

Beira, la segunda ciudad más poblada del territorio mozambiqueño, fue uno de los lugares más afectados, quedando destruida en un 90%. Un año después, la que según la ex primera dama del país, Graça Machel, es “la primera ciudad completamente devastada por el cambio climático”, sigue recuperándose de las consecuencias del temporal. 

Según publicaba este marzo el medio nacional Jornal Notícias, el gobierno tiene ya adjudicados 706 millones de dólares para reconstruir las infraestructuras sociales y económicas de las zonas afectadas en el centro y el norte del país, que forman parte de los 1.400 millones de dólares que Mozambique recibió en mayo de 2019 por parte de una conferencia internacional de donantes. “Desde el inicio del proceso se han reconstruido 450 aulas, se han distribuido kits e insumos agrícolas a más de 120.000 familias y se han hecho intervenciones en más de cuatro mil kilómetros de carretera”, ha asegurado el  ministro de Obras Públicas, Vivienda y Recursos Hídricos, João Osvaldo Machatine.

Las labores de reconstrucción de las zonas afectadas por el ciclón son lentas. / Jornal Notícias

Las labores de reconstrucción de las zonas afectadas por el ciclón son lentas. / Jornal Notícias

Una recuperación lenta

Las iglesias evangélicas, como parte del conjunto de la población, también vivieron en sus locales y comunidades las consecuencias devastadoras de Idai. Entonces, la Convención Bautista de Mozambique (CBM, por sus siglas en portugués) creó una comisión de emergencia para gestionar la recepción de ayudas y dirigir los apoyos a las víctimas. “La vida vuelve a la normalidad”, explica un año después a Protestante Digital el presidente de la organización, el pastor Lourenço Anteiro. Sin embargo, “algunos residentes en áreas de riesgo han terminado regresando a los mismos lugares a los que fueron trasladados” cuando ocurrió la catástrofe, explica Anteiro. “A lugares seguros y no propensos a inundaciones”. 

Las muestras de recuperación en Beira son todavía tímidas y lentas. “Aunque muchas infraestructuras, fundamentalmente las de naturaleza privada, ya han sido rehabilitadas”, señala Anteiro, “faltan salas de aulas, templos e iglesias y otras”, añade. De hecho, según la organización Plan Internacional, “100.000 personas todavía viven en asentamientos temporales” en el país. Además, el director de la entidad en la región sur de África, Charles Businge, alerta de que “mientras los esfuerzos iniciales se enfocaron en el establecimiento de hogares temporales, ahora hay una necesidad urgente de proveer a estas comunidades de comida”. Según Care International, otra organización no gubernamental, más de 16 millones de personas en la zona de África austral afrontan una grave inseguridad alimentaria a causa de los ciclones, las inundaciones y las sequías. De hecho, el paso de Idai por Mozambique tuvo un impacto de 14 millones de dólares en pérdidas agrícolas.

Un escenario en el que, según Anteiro, “las iglesias siguen colaborando con las organizaciones de recuperación y reasentamiento de las poblaciones en lugares seguros”. El líder bautista nacional asegura que la acción se centra en “la distribución de semillas y de utensilios domésticos”, pero también remarca que a nivel espiritual se están “abriendo nuevos campos para la plantación de iglesias”. “Los cristianos nos sentimos acogidos por todos los que se levantaron para proporcionar recursos de apoyo y ayudar en la recuperación de los afectados. Por eso, se ha decidido construir mejores infraestructuras con mayor capacidad de resistencia”, agrega Anteiro.

Un año después de Idai, los evangélicos en Mozambique siguen colaborando con la “recuperación”

Más de 100.000 personas siguen viviendo en asentamientos temporales, un año después del ciclón./Twitter @MSF_Espana

Un mensaje de “consuelo” a pesar de la situación

La catástrofe originada por el ciclón Idaí dejó paso al incremento de algunas enfermedades relacionadas con la falta de agua potable y la limitación de acceso a medidas de higiene seguras. Fue el caso del cólera, que en un mes después de que el temporal azotase el territorio del centro y del norte del país, ya había dejado más de 3.500 muertos. 

Mozambique ha registrado ya sus primeros casos de Covid-19 y la infraestructura sanitaria sigue siendo especialmente frágil en las zonas afectadas por el ciclón como para garantizar una respuesta segura a la epidemia. Uno de los movimientos que ya ha efectuado el gobierno es el de reunirse con los líderes de las diferentes confesiones religiosas presentes en Beira para transmitirles la necesidad de comenzar a tomar medidas de prevención. Algunas de las recomendaciones se basan en el hecho de evitar las reuniones de más de 50 personas, incluyendo culto y funerales. Desde diferentes congregaciones, también se ha ofrecido la posibilidad de suspender las actividades durante 30 días y utilizar otras plataformas, como la radio. 

“Es una situación difícil pero debemos cumplir las medidas de prevención de la pandemia para el bien común”, ha señalado el director de Justicia y Asuntos Constitucionales y Religiosos de la provincia de Sofala, Yazalde de Sousa. Solamente en el municipio de Beira hay 82 centros de culto. 

“Tanto cuando sucedió la catástrofe de Idai, como está ocurriendo ahora con el Covid-19, la reflexión por parte del pueblo de Dios es de ánimo y gira en torno al mensaje de consuelo de 2 Corintios”, remarca Anteiro. 

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