La votación final por la que Francia ha consagrado el acceso al aborto en la Constitución ha sido recibida como un paso “histórico” que debería inspirar a otros países en Europa y en el mundo.

Pero el largo debate que hizo pasar el texto de una cámara a otra durante meses demuestra que hacer de la interrupción voluntaria del embarazo (IVG, por sus siglas en francés) un derecho fundamental no es una medida que todos apoyen en la sociedad gala.

Contra el espíritu de la ley del aborto de Simone Veil

Entre los que lamentan la decisión final se encuentra el Consejo Nacional de Evangélicos de Francia (CNEF, por sus siglas en francés), que reúne a la mayoría de las confesiones e iglesias evangélicas del país.

En un comunicado, el CNEF ha recordado los objetivos de la ley del aborto, introducida por primera vez hace unos cincuenta años. “El 15 de enero de 1975, la ley [Simone] Veil consagró la interrupción voluntaria del embarazo como último recurso para las situaciones sin salida. La excepción debía ser el principio. La angustia debía ser el criterio”, afirma el organismo evangélico.

“En un discurso solemne, Madame Simone Veil advirtió de la importancia de no perder de vista el ‘carácter excepcional’ de este recurso, para evitar que la sociedad ‘parezca alentarlo’ y se comprometa, en la medida de lo posible, a disuadir de su práctica. De forma solemne, la ministra concluyó su intervención afirmando que debíamos a las generaciones futuras ‘preservar el valor supremo de la vida’”, han señalado desde el CNEF.

Ahora, subraya la entidad evangélica, “las dos Cámaras del Parlamento, reunidas en Congreso, sitúan la libertad de las mujeres para recurrir al aborto en lo más alto de la jerarquía normativa”. “La libertad garantizada se convierte en principio. La situación de desamparo ha sido eliminada de la ley. De una disposición despenalizadora y una medida excepcional, se pasa a un derecho constitucional”, añaden.

Los evangélicos siguen comprometidos con “la santidad de la vida desde su origen”

La cosmovisión cristiana de los evangélicos en Francia hace que estén “comprometidos con la santidad de la vida desde su origen”, ha recordado el CNEF, que es “consciente de que vivimos en una sociedad secularizada y pluralista” en la que coexisten ciudadanos de diferentes cosmovisiones e ideas.

Résolument du côté des femmes en situation de fragilité, et particulièrement conscients avec Madame Simone VEIL que l’avortement est toujours « un échec quand il n’est pas un drame », les protestants évangéliques de France appellent le gouvernement à veiller à offrir...

— Romain CHOISNET (@comcnef) March 1, 2024

Dicho esto, el Consejo Evangélico expresa su “preocupación por los riesgos que entraña esta constitucionalización” del aborto. Al “garantizar la libertad de la mujer para recurrir al aborto”, como rezará el artículo revisado de la Constitución, “el CNEF teme que se menoscabe el derecho a la objeción de conciencia del personal médico”.

El representante de las confesiones evangélicas también “teme que la libertad de expresión y la libertad de opinión se vean mermadas”. “Dado que en una sociedad democrática las opiniones y convicciones pueden diferir, serían bienvenidas las garantías de respeto en estos ámbitos, tal y como establece el artículo 10 de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”.

Libertad de conciencia y de expresión

“Decididamente del lado de las mujeres en situación de vulnerabilidad, y particularmente conscientes con Madame Simone Veil de que el aborto es siempre ‘un fracaso cuando no es una tragedia’, los protestantes evangélicos de Francia piden al Gobierno que garantice a las mujeres que lo deseen tengan la libertad y los medios para mantener o dar en adopción a sus hijos”, añade el comunicado.

“Para estas mujeres y para las que toman una decisión diferente, nuestras comunidades quieren seguir siendo lugares de acogida que muestren el amor, la gracia y la vida que aporta el Evangelio de Jesucristo”, concluye el CNEF.

El aborto, un “dogma” político en Francia

Anteriormente, el Comité Protestante para la Dignidad Humana, también liderado por cristianos evangélicos, había expresado su rechazo a un cambio constitucional que, según ellos, es la consecuencia de que el aborto se convierta en “un dogma político” en Francia.

Las encuestas publicadas en los medios de comunicación afirmaban que más de 8 de cada 10 ciudadanos estaban a favor de consagrar el aborto en la Constitución, cosa que el presidente Emmanuel Macron presentó como una iniciativa personal.