Etiopía y Tigray acuerdan una paz “para evitar la extinción total de la región”, dicen los evangélicos

Después de dos años de guerra, con miles de muertos y millones de de desplazados, las autoridades etíopes y los grupos autóctonos de Tigray han suscrito el compromiso para cesar las hostilidades.

Jonatán Soriano

ADDIS ABEBA · 16 DE NOVIEMBRE DE 2022 · 10:00

Una enfermera espera a sus pacientes en su clínica dañada por las balas, en la ciudad de Edaga Hamus. / Yan Boechat, VOA, Wikimedia Commons.,
Una enfermera espera a sus pacientes en su clínica dañada por las balas, en la ciudad de Edaga Hamus. / Yan Boechat, VOA, Wikimedia Commons.

Pocos imaginaban que la guerra que el gobierno de Etiopía comenzó contra el Frente de Liberación del Pueblo Tigray (TPLF, por sus siglas en inglés) en noviembre de 2020, se iba a extender dos años, dejando miles de muertos y millones de personas desplazadas tanto dentro como fuera del país. 

“Lo que se esperaba que fuera una invasión de pocos días se convirtió en una guerra de larga duración”, explica a Protestante Digital el misionero evangélico neerlandés Hans Walhout, que trabajó durante nueve años en Etiopía y que sigue visitando al país de forma frecuente. Su último viaje ha sido en octubre de este mismo año. “Es difícil imaginar lo devastador que ha sido este tiempo en la región del norte”, dice en referencia a la ubicación de Tigray, según la división administrativa etíope. “Ha muerto un número incontable de personas, se han destruido infraestructuras y se ha cortado la electricidad a muchos civiles”, añade.

Ahora, el gobierno en Adís Abeba ha anunciado un acuerdo de paz con los líderes del TPLF. “En nombre de nuestra paz y prosperidad, adoptamos la decisión de poner fin a la guerra. No hay una guerra buena y una paz mala. La guerra es mala, independientemente de quien gane”, ha asegurado el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, premio Nobel de la Paz en 2018 por su iniciativa en el proceso de reconciliación con la vecina Eritrea. “Hemos discutido, acordado y firmado. Ahora debemos mantener nuestra palabra haciendo realidad las promesas”, ha añadido Ahmed.

Reacciones

La noticia del acuerdo de paz ha sido bien recibida por los principales representantes de la diplomacia internacional. El secretario general de la ONU, António Guterres, ha acogido “con beneplácito el acuerdo”, y el responsable del equipo de mediación de la Unión Africana, Olusegun Obasanjo, ha confirmado con satisfacción que “las dos partes en el conflicto etíope acuerdan formalmente el cese de las hostilidades, así como el desarme sistémico, ordenado, fluido y coordinado”.

Etiopía y Tigray acuerdan una paz “para evitar la extinción total de la región”, dicen los evangélicos

El conflicto deja miles de muertos y millones de desplazados. / Y. Boechat, VOA, Wikimedia Commons.

Desde la Asociación de Evangélica de África (AEA, por sus siglas en inglés) han publicado un comunicado “dando gracias a Dios” y “aplaudiendo” al gobierno etíope y a los líderes del TPLF por alcanzar el acuerdo de paz. “Este acuerdo habla del cese de las hostilidades, el desarme sistemático, ordenado y coordinado. La iniciativa de paz se alinea a la perfección con la visión a largo plazo de la AEA sobre el continente africano que Dios quiere”, han asegurado.

Con la experiencia de haber servido durante años en Etiopía, Walhout considera que no ha existe nada específico en cuanto al tiempo en el que se ha alcanzado este acuerdo, sino que más bien responde a “una situación extrema”. “Debía hacerse algo para evitar la extinción total de la región”, afirma.

Un acuerdo cargado de compromisos

El responsable del equipo de mediación de la Unión Africana, Olusegun Obasanjo, ha señalado ya que “este momento no es el final del proceso de paz”, y que el pacto incluye “el restablecimiento de la ley y el orden, la restitución de los servicios, el acceso sin trabas a los suministros humanitarios, la protección de los civiles, especialmente las mujeres, los niños y otros grupos vulnerables”. Obasanjo también ha explicado que un panel de alto nivel de la Unión Africana supervisará y monitoreará la aplicación de lo acordado por ambas partes, aunque hay algunos grupos y organizaciones de Tigray que lo han condenado. 

El acuerdo de paz, firmado en Pretoria el pasado 2 de noviembre, observa entre otras cosas un programa de “desarme, desmovilización y reintegración” del TPLF, así como la creación de corredores humanitarios para asegurar la movilidad de los desplazados en la región de Tigray. Adís Abeba también se compromete a tomar el control de la región y expeditar la entrada de ayuda humanitaria, donde Naciones Unidas dice que hay más de 5,2 millones de personas que necesitan asistencia.

Una cuestión clave en el desarrollo del acuerdo de paz será la aplicación de la justicia. “Todas las partes han sido responsables de graves violaciones, incluidos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad”, han asegurado desde Amnistía Internacional, hablando también de “ejecuciones sumarias” y de “violencia sexual”. En este sentido, queda pendiente de ver cómo las partes se someten, por ejemplo, a la Política de Justicia Transicional de la Unión Africana (AUTJP, por sus siglas en inglés), establecida en 2019.

Etiopía y Tigray acuerdan una paz “para evitar la extinción total de la región”, dicen los evangélicos

Según Naciones Unidas, más de 5,2 millones de personas necesitan asistencia en la región. / Rastakwere, Wikimedia Commons.

Para Ahmed, el proceso de paz con el TPLF “busca lograr la paz, no solucionar una disputa interna sobre fronteras”. Sin embargo, la guerra comenzó en parte por el aumento de la tensión entre el primer ministro, oromo de etnia, y los dirigentes del TPLF, un partido dominante en el gobierno desde 1991 y que ha visto su influencia reducida desde la llegada del nuevo jefe de ministros. Un movimiento que ha despertado, en parte, las demandas autóctonas desde Tigray.

Las tensiones étnicas no se resolverán con un acuerdo de paz”, considera Walhout. “Las tensiones son mucho más amplias y complicadas que la tensión entre Tigray y el resto del país. Espero que el acuerdo de paz detenga las masacres y las prácticas inhumanas, pero no creo que resuelva las tensiones étnicas. Como mucho, este será un comienzo muy prematuro”, opina.

El misionero evangélico pone el enfoque de la reconciliación en las siguientes generaciones. “No soy pesimista, pero no se producirá una restauración duradera en los próximos meses o años. La división étnica es tan amplia y profunda que llevará generaciones superarla, si es que es posible. Los factores que impulsan esto son definitivamente la educación y el desarrollo económico, pero marcar la diferencia dentro de una generación es casi imposible”, remarca.

La unidad: el regalo más preciado de la iglesia para Etiopía
Aunque figura como el 38º país del mundo en el que resulta más difícil ser cristiano, según la Lista Mundial de Persecución, en Etiopía el cristianismo posee una tradición milenaria. En este escenario, las iglesias protestante y evangélicos más nuevas pueden encontrar su espacio en el país, según señala Walhout, y poner de manifiesto su influencia en el conflicto. “Sería una bendición para el país que al menos la iglesia muestre unidad. Primero la unidad en Cristo, y de ahí la unidad en los asuntos específicos de la nación”, señala Walhout.

“Si los millones de cristianos comprendieran profundamente que a Dios no le importa el blanco o el negro, Amhara o Tigray, y que nuestros hogares eternos no están en una ubicación geográfica en la tierra, sería una gran bendición para el país. Solo nos queda orar por el país y hacer lo que esté a nuestro alcance”, añade Walhout.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Internacional - Etiopía y Tigray acuerdan una paz “para evitar la extinción total de la región”, dicen los evangélicos

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