En Brasil, “la polarización no ha permitido el surgimiento de una verdadera tercera vía”
El país concluye un proceso electoral que no acaba con la polarización popular. De hecho, esta será uno de los principales desafíos que tendrá que afrontar el nuevo gabinete de gobierno.
CAMPINAS · 28 DE OCTUBRE DE 2022 · 13:00
Brasil concluye unas elecciones que han dado para hablar mucho y durante mucho tiempo. Los comicios, marcados por el enfrentamiento, podría decirse que casi personal, entre Jair Bolsonaro y Lula da Silva, han puesto de manifiesto un escenario de polarización social que no puede acabar con una votación.
Aunque la primera vuelta la ganó Lula a nivel presidencial, el partido de Bolsonaro se aseguró el control sobre la Cámara de Diputados y el Senado, poniendo de manifiesto la evidente división entre el electorado. Distanciados solamente por una ventaja de cinco puntos, ambos candidatos han enfocado su campaña durante las últimas semanas en la conquista del electorado de otras formaciones que no superaron la primera votación.
“Hay poco debate sobre los problemas económicos, sociales y ecológicos. Es una campaña de acusaciones y repetición de agendas”, explica a Protestante Digital el doctor en Teología por la Universidad de Heidelberg y también investigador postdoctoral en Historia en el Núcleo de Estudios Estratégicos de la Universidad Estatal de Campinas, Paulo Nogueira.
En una entrevista previa a la segunda votación de los comicios, de la cual ha de salir el presidente de Brasil para los próximos cuatro años, Nogueira subraya que “el ganador de las elecciones no podrá cumplir fácilmente las promesas” por la frágil situación de la economía, tanto a nivel nacional como a nivel mundial, y también habla del llamado ‘voto evangélico’. “El Partido de los Trabajadores dialoga bien con los intelectuales, pero no con los evangélicos”, dice.
De hecho, Lula da Silva ha emitido una Carta a los evangélicos prometiendo, entre otras cosas, que no se cerrarán iglesias y que no habrá baños unisex públicos, en referencia a algunas noticias falsas que se habían difundido previamente en las redes sociales. En el documento también dice que la familia “es algo sagrado” para él.
En 2018, el voto evangélico fue clave en la victoria de Bolsonaro. El hasta ahora presidente, ha vuelto a aglutinar la mayoría en la primera vuelta, mientras que Lula ha obtenido el apoyo de aproximadamente el 35% de esta parte de la población.
Pregunta: En España, todavía recordamos la polarización de las últimas elecciones, en 2018. ¿Cómo se están viviendo los actuales comicios?
Respuesta: La disputa electoral sigue estando aún más polarizada que la anterior. Si en 2018 Bolsonaro fue una sorpresa, un outsider, ahora ha consolidado su protagonismo en la extremaderecha, además de contar con la maquinaria pública en su campaña. Si gana, tendrá un enorme apoyo en el congreso nacional, ya que su partido obtuvo uno buenos resultados [en la primera vuelta].
Incluso si es derrotado en la segunda vuelta, el bolsonarismo no desaparecerá, seguirá siendo una fuerza política articulada y militante.
P: A Europa solamente llegan dos nombres, Bolsonaro y Lula. Y parece que la primera vuelta ha confirmado esta tendencia, ¿verdad?
R: La tercera vía no ha funcionado. Simone Tebet solo obtuvo el 4% de los votos en la primera vuelta y su perfil conservador no garantiza que vaya a ceder votos a Lula. Ciro Gomes ha tenido una campaña desastrosa y también ha sido duramente contenido por el PT. En otras palabras, la polarización no ha permitido el surgimiento de una verdadera tercera vía.
P: Tanto la figura de Lula como la de Bolsonaro son polémicas para amplios sectores de la población. ¿Qué factores ayudan a determinar el voto en Brasil?
R: Bolsonaro y Lula son controvertidos, pero también carismáticos para cierto tipo de votante. Hay una mistificación de Lula como líder de izquierda, de movimientos sindicales, de alguien ligado a los más pobres. Bolsonaro capta votantes con un perfil religioso más tradicional, rural, empresarial, conservador, que buscan defender los valores tradicionales de la familia y el patriotismo. La polarización cristaliza estos discursos: Lula tenía sociedades con contratistas y empresarios, mientras que Bolsonaro está lejos de ser un hombre religioso y defensor de la moral tradicional.
P: ¿Cuáles son las cuestiones sobre las que se centra la mayor parte de la atención en esta campaña electoral?
R: Las campañas se hacen sobre discursos, no sobre la realidad. Lula evoca el pasado, sus dos gobiernos en la década de los 2000, que fueron períodos de consumo popular y relativa prosperidad. Bolsonaro tiene un discurso más defensivo: protege a Brasil de un regreso a la corrupción y la asociación con el comunismo. En otras palabras, hay poco debate sobre los problemas económicos, sociales y ecológicos. Es una campaña de acusaciones y repetición de agendas.
P: Pero la candidatura ganadora tendrá que afrontar una serie de desafíos.
R: El próximo gobierno tendrá que lidiar con una sociedad que, además de ser históricamente injusta y desigual, se encuentra en un estado de endeudamiento y con una economía frágil. El ganador de las elecciones no podrá cumplir fácilmente las promesas.
P: Se habla mucho del papel del voto evangélico para resolver las elecciones.
R: Hay problemas con el análisis de los evangélicos por parte de la izquierda. El PT dialoga bien con los intelectuales, pero no con los evangélicos. No entiende su pluralidad, ni su lenguaje. A veces los evangélicos son llamados a diálogos incómodos, a veces se les convierte en chivos expiatorios. La izquierda no ve que las mujeres, los negros, los trabajadores de la periferia también son evangélicos.
Y si Bolsonaro es elegido con el voto evangélico conservador, también lo hace con el voto católico conservador. En el interior de São Paulo y en el sur de Brasil no hay una mayoría evangélica, y aun así ganó Bolsonaro. Intentar dialogar con los evangélicos a través de acciones organizadas por intelectuales, artistas y analistas del mercado cada 4 años, no lleva a ninguna parte. Tiene que ser un diálogo largo, dilatado y paciente.
Bolsonaro tiene por aliados a muchos líderes importantes. Pero los evangélicos están fragmentados en muchas iglesias pequeñas. ¿Cómo, entonces, evaluar el éxito de estas alianzas? ¿Cómo definir el voto evangélico? El Brasil conservador es evangélico, así como católico y espiritsta. Hay variantes, pero la base conservadora es común. La sociedad brasileña es conservadora.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Internacional - En Brasil, “la polarización no ha permitido el surgimiento de una verdadera tercera vía”
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