El yihadismo, una realidad creciente en Mozambique
Los reiterados ataques de Al-Shabaab en las regiones del norte han provocado la respuesta militar del gobierno.
MAPUTO · 27 DE MAYO DE 2020 · 13:00
Para el presidente de Mozambique, Filipe Nyusi, un nuevo conflicto armado perjudicaría “las condiciones favorables para el desarrollo”, no solo en su país, sino en todo el continente africano, dice. Sin embargo, la realidad de una confrontación se ha ido haciendo cada vez más patente para el mandatario y para la población mozambiqueña, sobre todo en la región del norte.
Con el conflicto de la Guerra Civil aún demasiado presente en el recuerdo, que aunque acabó oficialmente en 1992 todavía sigue latente con milicias vinculadas al movimiento de la RENAMO en las provincias de Niassa y Nampula que no han renunciado a las armas, el país afronta ahora una amenaza yihadista que ha ganado fuerza durante los últimos años.
Desde 2017, en la provincia de Cabo Delgado, un territorio rico en gas y que es objeto de la puja entre grande compañías multinacionales, el movimiento yihadista de Al-Shabaab (independiente del grupo que opera bajo el mismo nombre en Somalia), ha ido haciéndose más grande a través del terror generado por sus ataques continuos en la zona y por el apoyo de influencias extranjeras, sobre todo de ideólogos radicales del islam de países como Argelia, Libia, Sudán y del dinero de las monarquías de Oriente Medio, según el Instituto de Estudios Sociales y Económicos de Maputo. “Mozambique hace meses que se situó como el principal foco emergente en cuanto a actividad yihadista del África meridional”, dicen desde el Observatorio Internacional de Estudios sobre el Terrorismo. “En estos momentos, el grupo Al-Shabaab tiene una capacidad tal como para llegar a hacerse con ciudades de varias decenas de miles de habitantes”, añaden.
Más de mil muertos y 150.000 desplazados
La presencia del yihadismo en Cabo Delgado ya se habría cobrado la vida de al menos 1.100 personas y habría provocado el desplazamiento de más de 150.000 “desde el inicio de la insurgencia”, según la organización ACLED (Armed Conflict Location and Event Data Project). De hecho, la entidad informa de que entre el 1 de enero y el 25 de abril de este año se han registrado 101 incidentes violentos en la provincia, un 300% más que en el mismo periodo de tiempo que el año pasado, y 285 muertes.
Uno de los peores ataques de Al-Shabaab en Mozambique ha tenido lugar este mes de abril, en la población de Xitaxi, cuando los yihadistas asesinaron a 52 jóvenes “porque estos se negaron a sumarse a sus filas”, ha asegurado el portavoz de la policía, Orlando Mudumane. Después de que la noticia del ataque haya trascendido a nivel internacional, el gobierno ha reaccionado anunciando la muerte de 130 supuestos miembros de la organización yihadista en Cabo Delgado. “La situación en Cabo Delgado está bajo control”, ha explicado el ministro de Interior, Amad Miquidade. “Identificamos dónde se encuentra el enemigo. Cuáles son sus bases, sus campamentos y sus movimientos”, ha añadido.
Un conflicto de intereses
Además del gas, la zona norte también destaca por sus reservas de carbón, su producción maderera y por ser uno de los puntos destacados en la ruta del tráfico ilegal de rubíes o marfil. En cambio, la región también registra las tasas más elevadas de pobreza del país, ya que las inversiones se concentran en el sur, donde se encuentra la capital. “Es una zona mayoritariamente musulmana y la más pobre del país. Es una zona complicada. Detrás de todo esto, también está que en esta zona hay gas y los rebeldes quieren hacerse con el control de esta riqueza natural”, han señalado en redes sociales desde Misiones Internacionales de la UEBE, que tiene en el país a una misión colaborando con la Convención Bautista de Mozambique y con otros proyectos sociales.
La presencia de yihadistas en el norte de Mozambique ha inquietado a otros países del África Austral. Según el diario nacional Jornal Noticias, los gobiernos de Sudáfrica y de Mozambique estarían negociando una acción conjunta en Cabo Delgado. También el presidente de Zimbabue, Emmerson Mnangagwa, ha tenido que desmentir la presencia de militares zimbabuenses desplegados en el país vecino, pero ha asegurado que “el terrorismo y la radicalización son una situación preocupante para la paz, la seguridad y el desarrollo en nuestra región”.
La presión internacional se ha hecho notar en el gobierno de Maputo que, según la Agencia Efe, a mediados de este mayo ha vuelto a anunciar la muerte de otros 50 supuestos integrantes de Al- Shabaab en Cabo Delgado.
“Hasta ahora no hay persecución de cristianos en Mozambique”
En un país tradicionalmente de mayoría cristiana, y donde la relación con las minorías ha sido cordial, cabe preguntarse hasta qué punto la irrupción del yihadismo afecta a la libertad religiosa. “A pesar de no estar en la Lista Mundial de Persecución, nuestros hermanos de Mozambique están viviendo un verdadero infierno en la tierra a causa de la opresión islámica. Su condición de cristianos los convierte en objetivos de los grupos islámicos radicales”, han señalado desde Puertas Abiertas.
Al contrario de lo que han publicado algunas organizaciones cristianas que monitorean la persecución de cristianos en el mundo, desde Mozambique, el pastor y presidente de la Convención Bautista nacional, Lourenço Anteiro, ha asegurado a Protestante Digital que “hasta ahora no hay persecución de cristianos en Mozambique”.
“He estado hablando por teléfono con pastores del norte que están en el área donde las tropas del grupo islámico están destruyendo y matando a la población, pero nuestros hermanos están bien”, explica Anteiro. “Esa guerra no tiene nada que ver con la persecución de cristianos. Y ningún cristiano ha sido asesinado por intención islámica. Cuando ellos atacan, lo hacen contra todos, sin discriminar”, añade.
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