Dentro del fuego
Hay ocasiones en las que el Señor, por alguna razón nos mete en el horno de fuego ardiendo y ¡calentado siete veces!
17 DE SEPTIEMBRE DE 2022 · 23:55

“Enciende un sueño y déjalo arder en ti”.
William Shakespeare
“Jamás hay que dejar apagar el fuego de tu alma, sino avivarlo”.
Vincent Van Gogh
“La voz del SEÑOR levanta llamas de fuego”.
Salmos 29:7
Es temprano en mi mañana, después de haber pasado dos días que me hicieron pensar mucho y atravesar momentos difíciles, lo primero que me encuentro en la mañana es con la partida de alguien a quien he querido muchísimo, a él y a toda su familia desde generaciones… Simplemente dejé correr mis lágrimas después de dar unas palabras de consuelo a la que fue su esposa, me tumbé sobre el sofá y mi cabeza sólo podía dar vueltas y vueltas.
Fue una noche complicada y especial por muchos motivos, habían sucedido unos cuantos días un tanto especiales, y, por fin, en la nochecita se llevó nuestro chico más pequeño a su gato. Mis padres nunca me dejaron tener mascotas, y… lo que es la vida, cuando regresamos del viaje de novios, pasamos por casa de mis padres y no sabía si reír o llorar… me encontré en una butaca que todavía existe hoy, a un perro chiquitito; aquella cosita solo tenía unas enormes orejas y unos ojos lánguidos, ni siquiera podía bajar solito de la butaca, era un cachorro precioso color canela. ¡Me sustituyeron por un perro!
Me prometí a mí misma que no iba a hacer lo mismo con mis hijos, y por nuestra casa ha pasado de todo lo que os podáis imaginar. Lo último fue un precioso gato en tonos beige y cámel atigrados; pero no sé qué le ocurría, tenía como una especie de necesidad extra de cariño, y cuando no se le dejaba entrar en algún lugar, se hacía notar a lo grande. En el fondo de mi corazón me daba pena; pero aquello era imposible, y ayer vino nuestro chico a llevarlo. Últimamente se pasaba la vida junto a mi madre…. pero pude dejar puertas abiertas, respirar en la noche, escuchar bien a mi madre y me levanté muchas veces al mínimo ruido.
Lo cierto es que me embargó un sentimiento de tristeza profundo por miles de motivos, y busqué al Señor en mi mañana. Cuando leí mi devocional diario me encontré con algo que me hizo pensar mucho, contaba la historia verdadera de una familia que atravesó un incendio profundo en su casa en medio de una noche. Quien narraba la historia era un muchacho, desde su punto de vista, fuerte, sin miedo; pero que pudo observar algo… en un momento, su padre corrió envuelto en una manta a buscar a su abuelo, hasta que se dio cuenta que el abuelo, que ya estaba a salvo, entró corriendo a buscar dentro de la casa a su hijo quien lo estaba buscando a él.
Entre lo que había vivido los últimos días, mi cansancio a todos los niveles, la partida de la que me acababa de enterar, el silencio del alba en una mañana clara y ningún maullido del gato para pedir el desayuno o liberarlo de alguna habitación, me hicieron estremecer de algún modo, y en mi mente se juntó mi madre, el gato, el día que me esperaba por delante, y mi cabeza era como una especie de batidora, que en medio de la tranquilidad del momento, no dejaba de dar vueltas.
Entonces vino a mi corazón la vieja, preciosa e increíble historia del horno de fuego. Simplemente para refrescar un poquito la memoria o para quien no la conozca:
“El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro cuya altura era de sesenta codos, y su anchura de seis codos; la levantó en el campo de Dura, en la provincia de Babilonia……….. Y el pregonero anunciaba en alta voz: Mándase a vosotros, oh pueblos, naciones y lenguas, 5 que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado; y cualquiera que no se postre y adore, inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego ardiendo. ………. Por esto en aquel tiempo, algunos varones caldeos vinieron y acusaron maliciosamente a los judíos……… Hay unos varones judíos, los cuales pusiste sobre los negocios de la provincia de Babilonia: Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos varones, oh rey, no te han respetado; no adoran tus dioses, ni adoran la estatua de oro que has levantado….. Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto.He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado. Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado….. Y estos tres varones,… cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo……. Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego?…… Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses…… Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiendo, y dijo……. siervos del Dios Altísimo, salid y venid. Entonces …. salieron de en medio del fuego. …….. Y el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían….. Entonces Nabucodonosor dijo: Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él,… (Entresacado de Daniel, capítulo 3)
Esta preciosa historia que mi madre nos leía muchas noches en nuestra niñez, se hizo vívida, muy vívida, como tantas otras veces en mi propia vida.
Hay ocasiones en las que el Señor, por alguna razón nos mete en el horno de fuego ardiendo y ¡calentado siete veces! El propósito sólo lo sabe él; pero os aseguro que lo he vivido, y hasta el día de hoy, el cuarto varón se ha manifestado y me ha liberado.
Mi cabeza, todavía continua dando vueltas cuando recuerda las tantas otras veces de “mi horno de fuego”, simplemente puede dar gracias al Dios de mi vida por su propósito en todo, y su bendito, amoroso y delicioso cuidado de mí. ¡Gloria a su Nombre!
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Follas novas - Dentro del fuego