Su silbo apacible
Nuestro Dios sigue hablándonos en medio de la tremenda dulzura de un silbo extremadamente suave, dulce y apacible.
03 DE ENERO DE 2021 · 10:00

“La tormenta es sólo el principio de un bello arco iris”.
Cuando era chica, era muy frecuente y normal ir paseando por la calle y escuchar a un chico, que quizá llevara metidas las manos escondidas en los bolsillos de sus pantalones, ir silbando tranquilamente y tan contento.
Normalmente, el ser humano silba cuando su alma se encuentra en un estado de sosiego y de paz; lo cierto es que yo, cuando escucho que alguien silba una canción pienso que quien quiera que lo esté haciendo, de algún modo deja salir de sí mismo tranquilidad, y esa sensación es como muy contagiosa.
Puede que el silbido fuera una de las primeras formas de hacer música que el ser humano experimentó, pero en nuestra vida actual casi no nos permite escuchar a personas que silben canciones; ya que nuestro mundo está falto de tiempo, siempre lleno de personas ocupadas, estresadas, cansadas, o pensando en todo lo que tienen que hacer al día siguiente…
Me parece precioso el silbido de un hombre adulto cuando sabe hacerlo bien, y todavía recuerdo el silbido de mi padre cuando estaba contento, cuando buscábamos luciérnagas en las noches de verano, luciérnagas de ensueño con esa preciosa y fulgurante luz verde; o cuando nos recostábamos juntos siendo yo una niña, sobre la hierba, intentando ver las estrellas, la luna... y mientras me enseñaba algunos nombres de estrellas y constelaciones en el lugar más precioso del universo…. mi amada e inolvidable Villa marinera de Ares, la tierra de mi padre.
Me encanta el episodio narrado en la Biblia en el primer libro de Reyes, del capítulo 16 en adelante. Después del gran milagro, triunfo y victoria conseguido por Elías, Jezabel lo persigue con toda su rabia e ira, y es allí cuando después de la gran victoria del Carmelo, Elías sucumbe ante… la malvada Jezabel.
En medio de su tormento, temor, hambre, sed, soledad… pide a Dios la muerte, y termina metido... escondido... en una cueva; pero en medio de su tristeza y desesperación, Dios le habla... no con estruendos, ni con terremotos, ni fuego, ni con palabras fuertes o especiales; sino en un silbido apacible… allí estaba toda la dulzura y amor de Dios manifestándose de ese modo tan especial a su siervo.
¿No nos puede suceder a nosotros lo mismo?, ¡ya lo creo qué sí! Pero Dios, su Dios, nuestro Dios… sigue hablándonos en medio de la tremenda dulzura de un silbo extremadamente suave, dulce y apacible…
Si estás atravesando alguna tormenta demasiado dura en tu vida, y sucumbes terminando escondido en una cueva deseando la muerte, escucha de nuevo ese silbo precioso y delicado… precioso y delicado… es el Dios que un día te llamó y te dice con toda su dulzura suave y tierna como la melaza... sal de la cueva, escucha mi voz en silbo delicioso, deja que te envuelva y retoma tu camino… descansa sobre mí, y yo te sostendré y llevaré.
En estos momentos, escúchale, sal de cualquiera que sea tu situación y déjate llevar por Él, todavía tiene mucho para ti; y te sostendrá, usará y guiará “aun más allá de la muerte”.
Cuando estamos comenzando un nuevo año, que sigue estando lleno de peligros e incertidumbres… os dejo con una de las canciones más preciosas que he escuchado nunca y va íntimamente relacionada con lo que hemos estado comentando…
Es Jesús Adrián Romero cantando El anhelo de tu voz.
En Su amor precioso
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