Un pastor catalán que ha acogido a trece ucranianos: “Me avisaron de que tendríamos que preparar nuestras casas”

Gabriel Torrent ha acogido en su casa a trece personas que han huido de la guerra en Ucrania. Once ellas tienen entre 8 y 18 años.

Jonatán Soriano

VILAFRANCA DEL PENEDÉS · 23 DE MARZO DE 2022 · 19:18

Los diez menores que ha acogido Torrent en su casa, junto a un joven que cumplió los 18 años el día después de cruzar la frontera. / Gabriel Torrent, cedida.,
Los diez menores que ha acogido Torrent en su casa, junto a un joven que cumplió los 18 años el día después de cruzar la frontera. / Gabriel Torrent, cedida.

Más de 3,6 millones de personas han salido de Ucrania desde que la guerra comenzó el pasado 24 de febrero, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). El movimiento migratorio es especialmente intenso en las zonas fronterizas, sobre todo con Polonia y Rumanía. Pero, a medida que pasan los días, cada vez son más las personas que ya han llegado a diferentes países de la Unión Europea.

En España, Diaconía ya ha hecho un llamado público “a la solidaridad de nuestras iglesias y voluntarios”, para acoger a los ucranianos que han comenzado a llegar al país. Una de las respuestas más entrañables se ha dado en el núcleo urbano de La Múnia (Castellví de la Marca), muy cerca de Vilafranca del Penedès. Gabriel Torrent, el pastor de la Iglesia Evangélica Bautista de Vilafranca, ha acogido en su casa a trece refugiados, diez de ellos menores de edad y huérfanos.

Junto con la iglesia que pastorea y otras del resto de Cataluña y España, semanas atrás Torrent había puesto en marcha una campaña de recogida de material humanitario que en los próximos días transportará hasta Rumanía, donde trabajan en colaboración con una iglesia local que se encuentra a solo 40 kilómetros de la aduana con Ucrania y que ha atendido a más de 2.500 personas que han cruzado la frontera.

Ahora, con trece personas más en la casa de campo en la que vive con su familia, hace un “llamado a la ayuda” con la confianza de que “el pueblo de Dios pueda responder en esta situación”. Algunos medios de prensa locales se han hecho eco de la llegada de los refugiados a casa de Torrent y su familia.

Un pastor catalán que ha acogido a trece ucranianos: “Me avisaron de que tendríamos que preparar nuestras casas”

El pastor Torrent (en la esquina inferior izquierda), junto con algunos de los chicos que han llegado a su casa. / G. Torrent, cedida.

Pregunta: ¿A cuántas personas habéis acogido? ¿Qué edades comprenden?

Respuesta: Hemos acogido a once niños y dos adultos. De los niños hay uno que cumplió los 18 años al día siguiente de cruzar la frontera. El hecho de que todavía fuera menor de edad es lo que hizo posible que pudiera cruzarla. Conociéndolo y viendo su inocencia, me impacta mucho el hecho de que este chico, por el simple hecho de tener 18 años, pudiera haber sido reclutado y estar pegando tiros y tratando de matar a otros hombres. Las edades de los niños irían desde los 8 hasta los 18 años.

P: A nivel familiar, ¿cómo fue la decisión de acoger a este grupo de refugiados?

R: No creo que sea algo que hayamos decidido nosotros. Creo que el Señor nos ha ido guiando en este proceso de una forma muy clara y evidente. Es algo que ya habíamos hecho con otras personas que tenían otro tipo de problemas. Cuando supimos de esta necesidad, sencillamente lo explicamos en nuestra iglesia y comenzaron a aparecer muchos creyentes dispuestos a abrir sus casas para las personas que puedan necesitarlo. Nosotros solo somos uno más, lo único es que vivimos en una casa de campo, con más espacio, y vimos adecuado que pudieran estar aquí. 

Desde el principio estuvimos orando, porque un gran temor que teníamos era el de meternos en obras que no son del Señor. Que pudiéramos dedicar esfuerzos y recursos a cuestiones que el Señor no ha demandado de nosotros. Pero ahora claramente creemos que Dios está al frente de todo esto.

 

P: ¿Cómo ha sido el proceso de recibirlos en casa?

R: Contamos con la ayuda de Cristian, un amigo rumano que durante mucho tiempo ha vivido en España. Con él plantamos una iglesia en El Vendrell. Hace tres años fue a vivir a Rumanía y se encuentra a 40 kilómetros de la frontera con Ucrania. 

Cuando sucedió todo esto le pregunté que cómo podíamos organizarnos para ayudar. Él comenzó a enviarme vídeos e información. Con todo eso yo hice un vídeo muy sencillo pidiendo ayuda, y lo compartí por redes sociales. Pero la cosa comenzó a crecer. Nos regalaron un tráiler para llenarlo de materiales y enviarlo. Se fueron abriendo diferentes frentes, como el de la recogida de material de ayuda humanitaria y la cuenta bancaria a la que hacer donativos. Pero hubo un momento en el que Cristian me avisó de que íbamos a tener que preparar nuestras casas.

Así que preparé a la iglesia para ello y los refugiados comenzaron a llegar. Los primeros en llegar fueron este grupo de huérfanos que tenemos en casa. Llegaron muy desamparados. Es difícil que alguien pueda acoger a tantas personas. En cuanto los vio, Cristian pensó en nosotros y sencillamente nos los envió.

El viaje fue complicado. Ellos viajaron a través de Remar, pero hubo algunas confusiones y nos asustamos, porque hemos oído que las mafias aprovechan para traficar a personas. Remar está trabajando muy duro y muy bien, con toda la excelencia que pueden mostrar, pero este es un momento de locura. Todo el mundo hace lo que puede. Pero el viaje de los chicos ha sido muy sufrido hasta llegar aquí. Aproximadamente han sido diez días viajando, porque proceden del este de Ucrania. Han tenido que cruzar todo el país, luego la frontera y también toda Europa, prácticamente. 

Un pastor catalán que ha acogido a trece ucranianos: “Me avisaron de que tendríamos que preparar nuestras casas”

Los chicos han comenzado a asistir a la escuela de primaria y secundaria que tiene la Iglesia Evangélica de Vilafranca del Penedès. / G. Torrent, cedida.

P: ¿Cómo os organizáis en el día a día?

R: Todavía no estamos organizados (ríe). Solo hace dos días que están aquí. Yo ahora viajo para Ucrania y hay muchas cosas que atender, pero creo que el Señor obra. Ellos, prácticamente, no salen de la casa. Ni siquiera al jardín. Creo que tienen miedo a salir y que necesitan restablecerse. Duermen mucho y estamos esperando a que descansen, que lo necesitan.

 

P: Comentabas que la mayoría de los chicos son menores de edad. ¿Cuáles son los pasos legales a seguir ahora con ellos?

R: Desde antes de que salieran de Rumanía, cuando yo ya sabía que iban a venir, ya me puse en contacto con el Ayuntamiento de Castellví de la Marca, que nos ha ayudado mucho. Ellos hablaron con la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia de la Generalitat de Cataluña (DGAIA, por sus siglas en catalán), y se pusieron manos a la obra. Hace dos días me confirmaron que los chicos ya estaban tutelados por esta institución y que ahora tenemos que hacer un proceso legal como padres de acogida para que la Administración nos conceda que finalmente se puedan quedar en casa. 

A nivel de escolarización, también eso está en marcha. El Ayuntamiento se encarga de ello, pero de momento han comenzado en la escuela para primaria y secundaria que tenemos en nuestra iglesia.

 

P: ¿Y qué hay de sus familias?

R: No sabemos nada de sus familias. Algunos han muerto por el conflicto, aunque no ahora, sino años atrás. Pero no hemos tenido tiempo de averiguar más. Solo tratamos de organizarnos para que no les falte de nada. 

 

P: ¿Hasta qué punto animas a otros cristianos a abrir sus casas y acoger también, en la medida de lo posible?

R: Completamente. Pero ya no solo en cuanto a refugiados ucranianos. Hay mucha gente que se encuentra en situación de necesidad. Esto no lo digo yo, sino que el Señor mismo nos llama a ser hospitalarios y a amar al prójimo. Nosotros lo hemos hecho de una forma muy cuidadosa, y entendemos que no todo el mundo puede acoger. En nuestra iglesia hay un equipo de trabajo que se dedica a identificar qué personas pueden hacerlo, también de fuera de la iglesia, y les aconsejan al respecto. Para nosotros es importante que sean personas conocidas, porque están llegando muchas madres con niños y eso lo hace más delicado.

Se puede acoger, pero con mucho cuidado. Debemos pensar también que es una cultura muy distinta, y que seguramente habrá tensiones y conflictos. Y parece que esta situación no vaya a terminar en dos semanas. Podríamos hablar de meses, o no sé de cuánto tiempo. Es importante que no nos dejemos llevar por la pasión del momento. Por encima de todo, lo que va a determinar que debamos acoger o no es la respuesta de Dios a nuestras oraciones. Esto requiere que como familias enteras caigamos de rodillas ante Dios y que oremos y busquemos su dirección. 

Un pastor catalán que ha acogido a trece ucranianos: “Me avisaron de que tendríamos que preparar nuestras casas”

Ahora los menores han pasado a estar tutelados por la Administración y Torrent y su familia siguen acogiéndolos mientras se desarrolla el proceso oficial de acogida. / G. Torrent, cedida.

P: Ahora viajas a Ucrania. ¿Qué vas a hacer allí?

R: Salimos este 24 de marzo, precisamente para llevar los materiales que hemos estado recogiendo. He podido revisar el proceso de paletización y el tráiler ya está lleno. Ha costado lo suyo. Nunca pensé que un tráiler era tan grande. Al principio iba a ir yo acompañando a la persona que va a conducir el tráiler, pero finalmente apareció otro voluntario que también puede conducirlo, así que vamos a ir el doble de rápido porque se irán turnando en el viaje.

Por eso, mi esposa y yo viajamos en avión. Ella se encargará de la cuestión médica, porque llevamos muchos medicamentos. Yo me encargaré de la parte logística con Cristian, en Rumanía. El tráiler llegará hasta allí. Una vez allí, tenemos una vía abierta que nos permite entrar en Ucrania con furgonetas. Es un ministerio que está realizando su iglesia en Rumanía, y cada día cruzan la frontera varias veces para transportar material de ayuda humanitaria. 

En Ucrania tenemos contacto con varias iglesias bautistas que están distribuyendo el material a todo el que se acerca a buscarlo. Espero viajar en una de esas furgonetas para poder justificar después, también, todo lo que hemos hecho desde aquí. Al principio de la campaña que organizamos en la iglesia me comprometí con los donantes a que yo mismo lo llevaría para poder dar fiabilidad, y ahora tengo que cumplirlo.

 

P: ¿Por qué cuestiones pides oración?

R: Creo que esta guerra es estúpida y no tiene sentido, pero sé que esto lo digo solo bajo un punto de vista muy humano. Tiene justo el sentido que Dios le vaya a dar. Tengo mucha esperanza de lo que Dios va a hacer, porque Él se glorifica en lo peor, y si todo este conflicto sirviera para que unos cuantos fueran salvos por la eternidad, entonces ya tendría sentido.

Esa es mi oración. Que el Señor salve a muchas personas. Que podamos dejar de mirarnos al ombligo y miremos al cielo. Que el mundo se haga preguntas que realmente importen. Estábamos muy adormecidos con nuestros entornos y nuestros lugares de confort, y creo que estas crisis pueden ayudar a las personas a hacerse preguntas importantes que quizás han pasado por alto durante demasiado tiempo. Esa es mi oración. Que a través de Dios obrando, muchos puedan conocerle personalmente y que, juntos, podamos disfrutar de una vida preciosa a su lado.

También quiero pedir oración por estos niños que están en nuestra casa. Ellos son preciosos, pero vienen con muchos problemas. Algunos de ellos con dolencias físicas. Creemos que uno de ellos sufre de espina bífida. Y también hay problemas psicológicos y psiquiátricos que tenemos que ir explorando. Pido oración por ellos y por sus educadores, que son mayores, y para que realmente seamos capaces de amarles con el amor precioso de Dios, que no deja a nadie igual.

 

El proceso de acogida de refugiados es complejo y requiere de sensibilidad ante diferentes detalles. Desde entidades y ONG evangélica, como Diaconía, recuerdan la importancia de considerar los requisitos y las condiciones legales que establece la Administración.

Existe una guía informativa para las familias dispuestas a acoger a refugiados en sus casas. Además, también se puede consultar toda la información en la página web de Diaconía, o también resolver dudas y cuestiones escribiendo a [email protected] o llamando a los siguientes teléfonos: 623 386 880 · 623 386 884 · 637 045 403.

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