¡Gracias a Dios que me ha dado tanto!

Esta es como una expresión de infinita gratitud a mi buen Dios, a propósito de mi setenta cumpleaños.

01 DE JUNIO DE 2024 · 18:00

Imagen de [link]Balazs Busznyak[/link] en Unsplash.,
Imagen de [link]Balazs Busznyak[/link] en Unsplash.

Emulando la famosa canción de Mercedes Sosa y Joan Baez, ¡Gracias a la vida que me ha dado tanto!, pensé en un titular diferente respecto de mi vida, ¡Gracias a Dios que me ha dado tanto! Y esto es como una expresión de infinita gratitud a mi buen Dios, a propósito de mi setenta aniversario que estoy celebrando en estos días (¡aunque en realidad no lo parezca!).

Parece increíble, pero apenas anteayer estaba jugando a las canicas en los jardines de la Santa Cruz en el Raval de Barcelona. ¡Cuántos episodios vividos, cuantos malos y buenos recuerdos que se han ido esfumando al paso del tiempo! Cuantas luces y algunas sombras; cuantos encuentros y reencuentros y también algún que otro desencuentro de amigos perdidos y de gente querida.

Ciertamente la vida es como un tren en marcha que imparablemente nos transporta hacia nuestro destino final, bien sea un destino seguro o en el peor de los casos un destino incierto. A lo largo del trayecto vemos tantos paisajes humanos y vivimos tantas experiencias, muchas de ellas inolvidables que van marcando nuestra vida con algunos de esos recuerdos imborrables, además de especialmente gratificantes.

Me identifico totalmente con esta declaración profética: “No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad” (Isaías 43:18-19). Dios mismo nos recuerda que olvidemos nuestro malogrado pasado. El Señor hace nuevas todas las cosas en nuestras vidas, doy fe de ello categóricamente.  

Doy gracias a Dios por haber nacido por su soberano designio, por haber conocido a Cristo Jesús como mi Salvador personal a tiempo. Doy gracias a Dios por mi querida familia, mi preciosa esposa, mis hijos, mis nietos, mis compañeros ministeriales, mis amigos del alma, por nuestra amada iglesia y toda la familia Betania en España. También por haberme puesto en el ministerio pastoral, por los sueños cumplidos, por las metas alcanzadas y por infinidad de cosas más, desde luego la lista sería casi interminable. ¡Gracias Dios mío, millones de gracias, por tanto bien recibido!

Desde hace algún tiempo estoy escribiendo mi autobiografía pensando que puede ser un medio de bendición especialmente para muchos que todavía no conocen al Dios vivo. Alguna editorial ya ha manifestado su interés en la posible publicación de “La maravillosa historia de un hombre común”. Pero Dios tiene la última palabra.

Por tanto, amigos, quiero que celebremos juntos la fiesta de la vida y en especial al Autor de la vida, dándole toda la gloria y el honor que Él se merece por las abundantes riquezas de su Gracia hacia nosotros por medio de Cristo Jesús. ¡Aleluya!

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El Tren de la Vida - ¡Gracias a Dios que me ha dado tanto!