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“El evangelio de María Magdalena. Apócrifo gnóstico”, prólogo de Juli Peradejordi

“Este evangelio está hablando del alma, por boca del alma. Aquí el cristianismo es una vía de conocimiento, un camino iniciático, un camino de regreso a nuestros verdaderos orígenes”.

 

03 DE NOVIEMBRE DE 2017 · 08:10

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Carl Reinhardt, egiptólogo alemán especializado en la literatura del cristianismo primitivo compró en 1896 en un mercado de antigüedades de El Cairo un libro en papiro que contenía cuatro obras hasta entonces desconocidas: el “Apócrifo de Juan”, la “Sabiduría de Jesucristo”, el “Hecho de Pedro” y el “Evangelio de María Magdalena”.

Reinhardt llevó el libro a Berlín y lo depositó en el Museo Egipcio. En Alemania se iniciaron las tareas de traducción y publicación. Finalmente en 1955 vio la luz la primera edición del texto en lengua alemana.

Inmediatamente el “Evangelio de María Magdalena” fue traducido al inglés, francés y a otros idiomas. El 2004 la Editorial Obelisco, de Barcelona, publicó la primera edición en español con un largo prólogo de la escritora Juli Peradejordi. De abril a septiembre del mismo año la editorial catalana lanzó tres ediciones.

Karen King, autora del libro “María de Magdala”, dice: “El Evangelio de María” es una obra cristiana primitiva. La mayor parte de la literatura cristiana primitiva de la que tenemos noticia ha sobrevivido porque los textos eran copiados y luego nuevamente copiados, a medida que el material sobre el que estaban escritos se desgastaba”.

Para Juli Peradejordi, el “Evangelio de María Magdalena” es un evangelio metafísico. Este evangelio está hablando del alma, por boca del alma. Aquí el cristianismo es una vía de conocimiento, un camino iniciático, un camino de regreso a nuestros verdaderos orígenes”.

El texto del “Evangelio de María Magdalena” se inicia en la página 7. Faltan las seis primeras páginas, más otras cuatro de la parte central de la obra. Se ha pensado que debió robarlas o destruirlas la persona que encontró el libro, fuera quien fuese.

Hoy en día nada se sabe acerca de su destino. “Sólo nos cabe esperar que permanezcan protegidas en algún sitio y que un día salgan a la luz”, escribe Karen King.

Si bien el centro de atención del “Evangelio de María Magdalena” es Jesús, las enseñanzas que el autor, autora o autores atribuyen al Maestro de Galilea no siempre se corresponden con las que tenemos en los cuatro Evangelios canónicos.

Hasta tal punto que uno de los especialistas que trabajaron en el texto original, Robert Wilson, se pregunta en “The Gospel of Mary” si el “Evangelio de María” tiene algo de cristiano”.

He aquí algunos extractos del antiguo documento. Juzgue el lector.

Folio 7. El pecado

Pedro le dijo: “Ya que nos lo has explicado todo acerca de los elementos y acontecimientos del mundo, dinos: ¿Cuál es el pecado del mundo?”.

El Maestro dijo: “No hay pecado, sois vosotros los que dais existencia al pecado cuando actuáis de acuerdo con las costumbres de vuestra naturaleza adúltera. Allí está el pecado”.

Folio 8. Vida interior

El Bienaventurado los saludó a todos diciendo: “la paz sea con vosotros, que mi paz sea engendrada y se realice entre vosotros. Vigilad para que nadie os extravíe diciendo: Helo aquí, helo aquí, pues el Hijo del Hombre está dentro de vosotros; id hacia Él”.

Folio 9. La pena de los discípulos

Los discípulos estaban apenados y lloraban con amargura diciendo: “¿Cómo iremos hacia los gentiles y predicaremos el evangelio del hijo del hombre? Si no han tenido con él ninguna consideración, ¿cómo la tendrán con nosotros?”.

Entonces Mariam se levantó, los besó a todos y dijo a sus hermanos: “No lloréis y no os entristezcáis; no vaciléis más, pues su gracia descenderá sobre todos vosotros y os protegerá”.

Folio 10. Visión de la Magdalena

Pedro dijo a Mariam: “Hermana, sabemos que el Maestro te amó más que a las demás mujeres. Dinos aquellas palabras que el Maestro te dijo y que recuerdes, que tú conoces y que nosotros no hemos escuchado”.

Mariam respondió diciendo: “Lo que no os está dado comprender os lo anunciaré. Vi al Maestro en una visión y le dije: Señor, te veo hoy en una visión. El respondió: Bienaventurada eres, pues no te has turbado al verme, pues allí donde está el Nous, allí está el tesoro”.

Folios 15 y 16. El alma

Como he explicado más arriba, el texto completo del “Evangelio de María Magdalena” sólo está compuesto por 19 folios. El original está mutilado. Faltan 10 folios, del 1 al 16 y del 11 al 14, que no han llegado hasta nosotros.

Los folios 15 y 16 tratan del alma.

Una vez el alma se hubo liberado de la tercera potestad, continuó ascendiendo y divisó la cuarta potestad. Tenía siete formas. La primera forma es la tiniebla; la segunda, la concupiscencia; la tercera, la ignorancia; la cuarta la envidia de muerte; la quinta, el reino de la carne; la sexta, la loca inteligencia de la carne; la séptima, la sabiduría irascible.

Estas son las siete potestades de la ira, que oprimen al alma preguntándole: “¿De dónde vienes, homicida? ¿A dónde vas, vagabunda?”. El alma respondió: “Lo que me oprimía ha sido matado y lo que me atenazaba ha sido aniquilado, y mi concupiscencia ha sido apaciguada y he sido liberada de mi ignorancia”.

Folios 17 y 18. Pedro y María

Pedro respondió: “¿Ha hablado el Maestro con una mujer sin que lo sepamos, no manifiestamente, de cosas que ignoramos, de modo que todos debamos volvernos y escuchar a esta mujer? ¿Acaso la ha preferido a nosotros?”.

Entonces Mariam se echó a llorar y dijo a Pedro: “¿Pedro, hermano mío, ¿qué hay dentro de tu cabeza? ¿Crees acaso que yo he reflexionado estas cosas por mí misma, que he inventado esta visión o que miento respecto al Salvador?”.

Folio 18. Defensa de Leví, Mateo, (Marcos 2:14; Mateo 9:9).

Entonces Leví tomó la palabra y dijo: “Pedro, siempre fuiste impulsivo. Ahora te veo arremetiendo contra una mujer como hacen nuestros adversarios. Sin embargo, si el Salvador la hizo digna, ¿quién eres tú para rechazarla? Bien cierto es que el Salvador la conoce perfectamente; por esto la amó más que a nosotros.

Más bien, arrepintámonos y revistámonos del Hombre Perfecto en su totalidad. Dejémosle arraigar en nosotros y crecer como Él nos lo pidió. Partamos y prediquemos el Evangelio, sin establecer otros preceptos ni otras leyes fuera de aquellas de las que Él fue testigo”.

Este evangelio apócrifo, de origen agnóstico no contiene mención alguna a la inventada prostitución de la fiel discípula de Cristo. Los Evangelios canónicos jamás la presentan como tal.

Sólo como atacada por una enfermedad de origen demoníaco, de la que Jesús la sana. La vinculación de María Magdalena con una prostituta se debe a la interpretación que de ella hizo el papa Gregorio I, llamado el Magno, en el siglo sexto, basándose en una lectura equivocada de Lucas capítulo siete. La ya mencionada Karen King dice en un artículo de la revista “Concilium” titulado “Canonización y Marginación”: “Nada hay en el Nuevo Testamento ni en la primitiva literatura cristiana ni un atisbo de prueba que apoye este retrato…Las Iglesias ortodoxas orientales nunca cometieron este error. Incluso en occidente, estas conexiones no se hicieron hasta una fecha relativamente tardía. Los Padres de la Iglesia de los primeros siglos no sabían nada de María como prostituta; la mencionaban principalmente como testigo de la resurrección”.

¿Quién escribió el Evangelio de María Magdalena? ¿Fue ella? ¿Uno de los discípulos de Cristo? ¿Un autor tardío?

No se sabe.

Tampoco podemos imaginar que quien quiera que fuese se sentó a leer los cuatro Evangelios y las epístolas para dar forma a su libro. Más fácil: se ha pensado que el autor, la autora o los autores se inspiraran en fuentes orales o literarias sobre los dichos de Jesús que hoy no se conocen. Es temprano aún. Puede que los años venideros nos ofrezcan ideas más esclarecedoras.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El punto en la palabra - “El evangelio de María Magdalena. Apócrifo gnóstico”, prólogo de Juli Peradejordi