ICAR, por encima del bien, del mal… y de la crisis
Es la única entidad española que no ha tenido recortes en las aportaciones que recibe de las instituciones públicas y del Estado español.
19 DE OCTUBRE DE 2012 · 22:00

El hecho es contundente. En nada se han restringido los ingresos que la ICAR española (Iglesia Católica, Apostólica y Romana) recibe del dinero público en este proceso de crisis económica mundial en el que de forma solidaria –sin duda en la mayoría de los casos involuntariamente- ha habido recortes en el resto de la ciudadanía, desde la Casa Real hasta sindicatos, Partidos Políticos y funcionarios.
Ya existe la queja de que estos recortes no son proporcionales. Es decir, no son porcentualmente equitativos, por ejemplo entre “ricos” y la “clase media” y “pobre” (estas dos últimas se acercan cada vez más, y a este paso acabarán fusionándose). Un índice de que esta queja no es imaginaria lo supone la venta de coches de “gama alta”, que ha subido, mientras que las de gama media y baja han caído en picado. Nunca los automóviles llevaron tanta verdad sobre sus ruedas.
Pero si esta queja existe con los recortes no proporcionales, ¿qué creen que puede ocurrir con quienes no sufren ninguno, es decir, la ICAR?
El argumento que suele presentarse es la gran labor social que realizan sus organizaciones caritativas. Pero esta misma labor la hacen otras ONGs, confesiones religiosas, y las propias familias que son las primeras “agencias solidarias” que asumen el peso de parientes en paro, discapacitados o necesitados económicamente, que son una gran mayoría, cada vez más.
¿Por qué a los demás sí y a ellos no?
Esta es la gran pregunta de fácil respuesta: porque la sombra del Vaticano es muy alargada, y controla el poder de quienes toman las decisiones. Y no echamos toda la culpa al actual Gobierno del PP, puesto que la última etapa del PSOE actuó de la misma forma.
En EE.UU. no se atreven a prohibir las armas o introducir una sanidad pública decente (y aquí señalamos y condenamos a muchos cristianos norteamericanos pro vida) porque hay lobbys de poder, y tras ellos intereses primordialmente económicos. Eurovegas donde el negocio de las armas (un iceberg del que sólo se ve la punta) y la salud (vida) de las personas son números en una caja registradora.
En España no se atreven a dar un trato justo y equitativo a todos los ciudadanos sin tener en cuenta sus creencias. Estos es anticonstitucional. Y no hablamos de dar dinero a todas las confesiones, sino de darlo a la labor social o cultural, que realizan de la misma manera que a cualquier ONG sea cual sea su ideología, si su aportación es positiva para el conjunto de la sociedad española.
Tampoco se trata de atacar a la ICAR. Por ejemplo nos parece bien que no se les cobre el IBI a sus inmuebles siempre que no sean sede de una actividad lucrativa. Como a cualquier ONG, ni mejor trato, ni tampoco peor.
Es de sentido común. Y de justicia. Dos valores que no abundan: el menos común de todos los sentidos y la espada con una dama con los ojos vendados para no ver lo que pasa a su alrededor.
La situación actual da vergüenza ajena, por la propia ICAR, y por los diferentes Gobiernos de la España democrática.
Si la crisis ha tenido un aspecto positivo es que el entramado se ha venido abajo, y han quedado desnudas las verdades ocultas o semitapadas. Una de ellas es que la ICAR está por encima de nuestro Gobierno, y de las decisiones e intereses de los propios ciudadanos españoles.
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