El reverso del dios Mamón

El Dios de la Biblia sufre ante el escándalo de la pobreza en el mundo, ante el escándalo injusto que han montado muchos de los adoradores de la riqueza.

27 DE JULIO DE 2021 · 12:35

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Foto de Adam Nir en Unsplash.

Si pudiéramos decir que existe el dios Lázaro sería el reverso del dios Mamón. Mucho se ha hablado del dios de las riquezas, del dios Mamón como algo terrible que estaría representado por los acumuladores del mundo y por los que rinden culto a las riquezas injustas. Es verdad que Dios no pude identificarse con estos falsos dioses, iconos de la usura y el egoísmo humano. Pero yo puedo hacerme una pregunta: ¿Existe el dios Lázaro, su contrapartida, el reverso de la cara del dios Mamón?  ¿Se podría identificar nuestro Dios con este dios Lázaro, el dios de la pobreza y de la lucha contra la injusticia? 

Si en la parábola del rico necio se nos muestra a este acumulador como un adorador del egoísmo humano, en la parábola del rico y Lázaro se nos muestra a este último como el prototipo de la pobreza. Sin embargo, hablar de dos dioses, el dios Mamón y el dios Lázaro, quizás sea una ingenuidad, porque ambos son la cara del mismo y único dios. El dios de las riquezas es, a su vez, el dios de la pobreza. El dios Mamón es la causa de que exista ese dios Lázaro, como simple hipótesis que usamos a efectos didácticos para entendernos. Por tanto, el Dios de la vida no se identifica con ninguno de ellos.

Conclusión: la pobreza es el reverso de la riqueza, la otra cara. Más aún, la pobreza está causada por los adoradores de Mamón, la acumulación desmedida de bienes es la causa del gran escándalo de la pobreza en el mundo. La inclinación al ídolo del dinero, la devoción a las riquezas, el culto a la acumulación, es la causa última de que más de medio mundo esté en pobreza. El reverso de la cara del dios Mamón, es la cara de los lacerantes y hambrientos del mundo. A los adoradores de Mamón les dice la Biblia que la escasez de tantos y tantos pobres del mundo está en las casas de esos acumuladores de riquezas. “El despojo del pobre está en vuestras casas”. Isaías 3:14. ¡Qué bien describe la Biblia esta interacción! Las dos caras de la misma realidad.

Adorar y sumergirse en las sociedades de consumo es, de alguna manera, colaborar con el reverso de esta realidad. El reverso del dios de las riquezas, es el reverso del dios de la injusticia. Los acumuladores son los constructores del templo del dios Lázaro, el dios de los lacerados por la pobreza, el dios de los injustos. Por todo esto, aunque Dios se sitúa al lado de los empobrecidos del mundo, no se puede considerar el Dios de la pobreza. En última instancia, sería como apoyar el reverso del dios Mamón.

Pregunta: ¿Se podría decir hoy que el despojo del mundo pobre está en las casas del mundo rico? La verdad es que puede asustar un poco el pensar así, pero hemos de tener cuidado de que seamos seguidores del Maestro en la práctica de la justicia y de la misericordia. Nuestro Dios ha creado alimentos suficientes para todos y es el Dios de lo justo, de la igualdad entre los hijos del pueblo de Dios, el Dios que, incluso, nos animaría a renunciar a parte de nuestro bienestar, sea como familia o como parte del mundo rico, a favor de los empobrecidos del sistema. 

El Dios de la cultura solidaria e, incluso, si nos referimos al mundo rico en un mundo en el que no debería haber esas acumulaciones desmedidas de bienes, el Dios que, con los valores del Reino, quiere crear una situación en el mundo que podría llamarse cultura solidaria y, si fuera necesario, de una situación sostenible, aunque hubiera ciertas escaseces solidarias de productos no necesarios para llevar una vida digna. 

Por todo esto, Dios no se identifica con el dios mamón, ni con el dios Lázaro, aunque se pone al lado de éste como siempre se pone al lado de los débiles, de los proscritos y de los abusados, de los injustamente tratados. Nuestro Dios es el Dios de la sencillez, de que haya lo necesario para todos para que puedan vivir con dignidad, el Dios que desaprueba el saqueo de la tierra para favorecer las grandes acumulaciones de los ricos de este mundo. El Dios de la Biblia no es el reverso del dios Mamón, sino su contrario, el Dios del amor que nos anima a considerar que “la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que se poseen”. Todos los hombres deben vivir con la misma dignidad y participar con cierta igualdad de los bienes del planeta tierra.

El Dios de la Biblia sufre ante el escándalo de la pobreza en el mundo, ante el escándalo injusto que han montado muchos de los adoradores de la riqueza. Dios no aprueba la infravida de la marginación, el sin vivir de los pobres de la tierra. No se identifica con el reverso de la cara del indigno y malvado dios Mamón. 

Si el mundo necesita un cambio de valores y nosotros los cristianos tenemos y conocemos los valores del Reino que irrumpen en nuestra historia con la venida de Jesús al mundo, valores que son contracultura con los valores marginantes del mundo, ¿cuál debería ser nuestra reacción, nuestra lucha, nuestra práctica del Evangelio? Yo creo que la respuesta ni siquiera es necesario formularla. Debe caer por su propio peso si, en realidad, somos seguidores del Maestro, del Dios de toda justicia.

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