¿Hubo en realidad una raza de gigantes? ¿Quiénes fueron los hijos de Dios y las hijas de los hombres?
¿Qué altura podían alcanzar tales hombres? Según la Escritura, el gigante Goliat que luchó contra David medía seis codos y un palmo, es decir, según la media del codo hebreo, unos tres metros y medio de estatura.
08 DE DICIEMBRE DE 2024 · 12:00

La Biblia dice que, en la época de Noé y antes del Diluvio, “había gigantes en la tierra en aquellos días” (Gn. 6:4). En hebreo, se les llama nefilim (caídos). Más adelante, los doce espías que envió Moisés a reconocer la tierra de Canaán dijeron que vieron allí “gigantes, hijos de Anac, raza de gigantes” y que ellos a su lado se sentían como langostas (Nm. 13:33). Es evidente que esta desproporción entre el tamaño de un hombre y el de un insecto debe entenderse como una exageración de los espías hebreos, pero que eran mucho más grandes de lo normal, también resulta claro. En Deuteronomio 3:11 se dice que: “porque únicamente Og rey de Basán había quedado del resto de los gigantes. Su cama, una cama de hierro, ¿no está en Rabá de los hijos de Amón? La longitud de ella es de nueve codos, y su anchura de cuatro codos, según el codo de un hombre”. Aquí se dan medidas precisas de la cama en la que dormía el rey de Basán y se dice que tenía unos cuatro metros de largo por 1,8 metros de ancho. Posteriormente, se habla asimismo de soldados filisteos que eran “descendientes de los gigantes” (2 S. 21:16-22) e incluso en Ezequiel (32:27) parece aludirse también a tales feroces guerreros de gran estatura. ¿Qué debemos pensar acerca de tales seres? ¿Existieron realmente estos gigantes o fueron sólo el producto de la imaginación de los hebreos?
El texto bíblico afirma que “había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre” (Gn. 6:4). La mayor parte de los comentaristas cree que todos estos seres mencionados (los hijos de Dios, las hijas de los hombres y los varones de renombre o nefilim) fueron personas humanas. En este sentido, se interpreta que “los hijos de Dios” eran los descendientes varones de Set, mientras que “las hijas de los hombres” serían las sucesoras femeninas de Caín. Aunque no existe ningún versículo en Génesis que prohíba expresamente el matrimonio entre los descendientes de Set y los de Caín, tal conclusión se extrae de textos como Esdras 9 y 10, así como de 2ª de Corintios (6:14-18). Los nefilim bíblicos son mencionados tanto antes como después del Diluvio y se les describe como hombres enormes, malvados, agresivos, fuertes y hábiles luchadores.
¿Qué altura podían alcanzar tales hombres? Según la Escritura, el gigante Goliat que luchó contra David medía seis codos y un palmo, es decir, según la media del codo hebreo, unos tres metros y medio de estatura (1 S. 17:4-7). Con semejante tamaño podía cargar armas y armadura que pesaban más de cien kilos. Algunos de estos gigantes evidenciaban también problemas genéticos como polidactilia (seis dedos en cada mano y pie) (2 S. 21:20), lo cual indica que habían sufrido mutaciones importantes. La Biblia no es el único texto que se refiere a hombres gigantes, sino que éstos aparecen en casi toda la literatura de los pueblos de la antigüedad. Fenicios, griegos, romanos, mesopotámicos y egipcios poseían historias referidas a héroes de gran tamaño y fuerza. Sin embargo, ¿qué dice la ciencia? ¿Permite la biofísica que el ser humano alcance semejantes proporciones y siga siendo ágil, como para luchar con espada?
El llamado “hombre más alto de la historia”, según el Libro Guinness de los Récords, fue el estadounidense Robert P. Wadlow de Illinois, que tenía una altura de 2,72 metros y pesaba 222 kilos cuando murió, en el año 1940. Sin embargo, falleció joven a los 22 años porque padecía una hipertrofia de la glándula pituitaria. No dejó de crecer hasta su muerte y se cree que, si hubiera vivido más, habría continuado creciendo. No obstante, necesitaba férulas para poder caminar y había perdido sensibilidad en las extremidades. ¿Cómo podría un hombre de 3,5 metros de altura desenvolverse ágilmente? La ingeniería biológica establece límites para el tamaño y las capacidades físicas humanas. La masa y dureza de los huesos necesarios para soportar el peso de los músculos de una persona de semejante tamaño aumenta geométricamente con la altura. Esto hace que la movilidad y agilidad se reduzcan bastante cuando la persona supera los dos metros, tal como puede comprobarse en los jugadores de baloncesto. Sin embargo, en la naturaleza existen mamíferos gigantes como las jirafas que, a pesar de tener más de cinco metros de altura y soportar una tonelada y media de peso, pueden correr por encima de los 50 km/hora. Todo depende de la robustez de sus músculos y esqueleto. ¿Pudieron poseer estos nefilim un esqueleto mucho más robusto que el del hombre moderno? Es una posibilidad que conviene tener en cuenta.
Cuando el Antiguo Testamento habla de las “hijas de los hombres” es evidente que debe entenderse que se refiere a mujeres humanas. Sin embargo, la expresión “hijos de Dios” es más problemática porque unas veces indica seres humanos de carne y hueso, pero en otras, ángeles o seres espirituales. Esto ha dado pie a hipótesis como la que afirma que los ángeles se unieron carnalmente con mujeres y generaron una raza de gigantes. Por ejemplo, en Job 1:6 y 2:1 se dice que un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás. Es evidente que aquí se está refiriendo sólo a seres angélicos. En cambio, otros textos como Oseas 1:10 se refieren a los “hijos de Dios” como seres humanos. En realidad, la cuestión no está resuelta. Unos teólogos creen que los hijos de Dios eran ángeles, o seres semidivinos intermediarios entre Dios y los hombres, que tenían el poder de materializarse y que, desobedeciendo a Dios, lo hicieron y se unieron sexualmente con mujeres. Sin embargo, otros teólogos piensan que los hijos de Dios eran hombres del linaje de Set que fueron seducidos por la belleza de mujeres que no pertenecían a dicho linaje. Esta interpretación es la que nos parece más razonable (Gn. 4:26), sobre todo si se tiene en cuenta que en el Nuevo Testamento los hijos de Dios son siempre y exclusivamente seres humanos.
Por otro lado, quizás el argumento más relevante contra la interpretación de que los hijos de Dios fueron ángeles caídos es el hecho de que la Biblia se refiere a tales seres como asexuados. En Mateo 22:30, se recogen las palabras del Señor Jesús: “Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo”. Esta frase del Maestro parece indicar que los ángeles no tienen necesidad ni deseos sexuales como los humanos.
¡Protestante Digital te necesita!
Gracias a quienes aportan económicamente podemos hacer esta labor de comunicación desde una perspectiva evangélica a través de una plataforma gratuita, con el propósito de ser sal y luz en nuestra sociedad. Si quieres que Protestante Digital pueda continuar con esta labor, ¡anímate a ser parte! Te necesitamos.
Encuentra más información en apoya.protestantedigital.com.
Si lo prefieres puedes donar por Transferencia Bancaria. Asunto “Donativo Protestante Digital” en la cuenta de la Alianza Evangélica Española (CaixaBank): ES37-2100-0853-5702-0025-3551
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - ConCiencia - ¿Hubo en realidad una raza de gigantes? ¿Quiénes fueron los hijos de Dios y las hijas de los hombres?