Nada importa

Creo que uno de los problemas más graves de nuestra sociedad es haberle dado la espalda a Dios.

27 DE ENERO DE 2025 · 15:00

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Imagen de Alexander Legodorov en Unsplash.

Kurt Cobain, se suicidó el 8 de abril de 1994: su esposa, Courtney Love había llamado a la policía en muchas ocasiones para que le confiscaran las armas a causa de ese peligro eventual, pero nadie le hizo caso. Su último álbum con el grupo Nirvana se titulaba "Nevermind", y había vendido diez millones de copias. Era muy curioso ese título, porque el significado es algo así como que nada tiene sentido, lo único que se puede hacer es dejar la mente en blanco. Lo impresionante es que casi cien seguidores suyos se suicidaron en los siguientes meses. Las estadísticas nos enseñan que desde de la década de los ochenta, casi medio millón de adolescentes intentan quitarse la vida cada año. ¡En los años 90 esa ya era la segunda causa de muerte en el primer mundo! En el día de hoy, un millón de personas se quita la vida cada año, y eso sin contar los accidentes provocados por gente que termina con su vida de una manera “indirecta”.

Sé que hay muchas causas por las que las personas deciden quitarse la vida, y todas deben examinarse en profundidad: soledad, dolor, incomprensión, acoso, injusticia, venganza, desesperación, pérdida de identidad y/o de dinero, etc. pero es curioso que la gran mayoría de las personas que lo hacen viven en el llamado primer mundo. Gente que aparentemente tienen todo lo que necesitan: comodidades, estudios, amigos, una posición desahogada…

Creo que uno de los problemas más graves de nuestra sociedad es haberle dado la espalda a Dios. Si Dios no existe, nuestro significado como personas desaparece. Vivimos en un “Nevermind”, un vacío moral, espiritual, personal, incluso filosófico… Sin Dios en nuestra vida dejamos de saber quienes somos y qué hacemos aquí, hasta llegar a la conclusión equivocada y fatal de que no hay nada ni en esta vida, ni lo habrá en el futuro.

Déjame decirte algo muy importante: No es cierto que no tengas valor, ni tampoco que la vida no merezca la pena; no importa que otros te desprecien o te hayan abandonado. Tu vida no depende de otras personas ni de lo que haya sucedido. Si estás pasando por una situación que parece irreversible, no te desesperes ¡La vida da muchas vueltas! Y sobre todo, recuerda que el Señor ha prometido estar siempre al lado de los que tienen el corazón roto, de los despreciados, de los que piensan que no hay salida, de los que viven al borde de la desesperación. 

Cuando volvemos al Señor encontramos nuestra casa y nuestro valor, recuperamos la seguridad de que la vida merece la pena, ¡su cuidado es eterno, y sus promesas no fallan nunca! “El Señor su Dios salvará a su pueblo como a un rebaño y brillarán los suyos... como las piedras preciosas de una corona”(Zacarías 9:16).  Dios no te defraudará jamás; Él no te abandona, ni en esta vida ni en la otra. Deja que Él te cuide y te abrace cada día ¡Merece la pena vivir!

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - Nada importa