¿Una vida por delante?
Cuanto más grandes son los sueños que tenemos, más desanimadores vamos a encontrar.
31 DE JULIO DE 2013 · 22:00

“Una vida por delante” es una de las películas dirigidas por Robert Redford. Como en casi todos los films del gran actor, los guionistas trabajan siempre con una sensibilidad especial.
Morgan Freeman, Jennifer López y el propio Robert Redford son los actores, y la trama está basada sobre todo en los recuerdos de la muerte del marido de Jennifer (e hijo de Robert al mismo tiempo), con lo que eso implica en cuanto a la incomprensión por lo que ha sucedido en el pasado, y el perdón.
Uno de los mayores problemas siempre es el desánimo, porque parece (simplemente parece) que el paso de los días no hace mejorar la relación; más de una vez suegro y nuera están tentados a abandonarlo todo.
El arma preferida del diablo es el desánimo. Cuanto más grandes son los sueños que tenemos, más desanimadores vamos a encontrar. Más personas harán cosas que no son justas y que se enfrentarán a nosotros.
Si nos concentramos en las confrontaciones, nunca haremos nada. Siempre estaremos perdiendo nuestro tiempo en detalles sin importancia.
Abandonar no es de sabios. Las dificultades de la vida no son señales prohibitorias, sino simplemente obstáculos que nos ayudan a hacernos más fuertes y a luchar con más ahínco por lo que es correcto.
A veces asociamos el valor con la lucha desordenada e impaciente, y eso es una grave equivocación. "Vuestro valor consiste en confiar y estar tranquilos"*. Las provocaciones de las circunstancias sólo deben hacernos reflexionar si hemos cometido algún error; si no es así, nuestro deber es confiar, seguir adelante, esperar a que el telón se ponga, porque la ópera no ha terminado todavía. Aún hay tiempo para vivir.
A veces creemos que nos equivocamos cuando los momentos difíciles aparecen. Creemos que estamos metidos en un “lío” porque hemos hecho algo mal, pero no siempre es así. En algunas ocasiones, Dios permite pruebas y dificultades en la vida aún yendo en el camino correcto, simplemente porque necesitamos aprender.
Nos cuesta reconocer que nosotros mismos podríamos llegar a destruir nuestra vida si conociésemos el final del camino, o la consecución de una meta soñada, sin haber pasado el tiempo preciso para aprender a llegar hasta ahí. Necesitamos ir paso a paso, momento a momento, confiando, llenando nuestra vida de tranquilidad. Trabajando duro y soportando el sufrimiento.
Si nos ataca el desánimo hay que defenderse “fieramente” mucho más cuando se trata de una relación que queremos ganar. Hay que seguir adelante. Aunque aparentemente las circunstancias nos digan que todo va mal, recuerda: Hay que seguir adelante. Hay que tener valor y estar tranquilos.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - ¿Una vida por delante?