El evangelio de Juan y la `krísis´
La palabra crisis, que está de moda para desazón de tantos, la entiende todo el mundo desde los más preparados hasta los menos capacitados. Y es que cualquier cosa que toque nuestros bolsillos no requiere aclaración añadida, pues es auto-explicativa de manera rotunda. Aquí de nada vale maquillar las palabras en los discursos, ni tampoco sirve la jerigonza técnica de los expertos, ni el optimismo de algunos políticos.
05 DE FEBRERO DE 2009 · 23:00

Tal vez en otras cuestiones más etéreas resulta fácil camuflar la realidad y hasta falsearla sin que la gente lo perciba, pero en algo tan prosaico como es llegar a fin de mes no hay escapatoria posible: las cosas son como son y no dependen del cristal con que se miren. Es decir, la economía, especialmente cuando va mal, es unívoca, lo cual significa que no admite más que una interpretación; todo lo contrario a otras facetas de la experiencia humana que son equívocas, ya que pueden interpretarse en varios sentidos. Por eso más de uno, que está en las alturas del poder, ya tiembla, porque de seguir así las cosas no habrá forma de disfrazar una realidad inequívoca que pinta cada vez más negra.
Pero parece que con los aprietos económicos no hemos prestado ninguna atención al significado original de la palabra crisis. Tal vez alguien dirá que eso no resuelve el problema. Pero es al contrario, es la falta de reflexión sobre el significado de los grandes conceptos lo que está detrás de los grandes fracasos.
Cuando miro en el diccionario de sinónimos las palabras relacionadas con crisis encuentro las siguientes: dificultad, peligro, riesgo, trance, brete, aprieto, compromiso, apuro, ruina, crac, depresión, recesión. Es decir, las esperadas. Todas ellas asocian crisis con problemas y complicaciones. Y sin embargo no es ése el significado original de la palabra. Crisis es un préstamo lingüístico que entró en diversas lenguas, algunas nada emparentadas entre sí, procedente de la palabra griega krísis. Así en latín existe crisis, en vasco krisi, en francés crise, en alemán krise, en inglés crisis y en español crisis.
El verbo griego de donde se deriva krísis aparece ya en la Ilíada (siglo IX a. C.) en un párrafo que dice: ‘…Demeter, ayudada por los aechadores y por el viento, separa (kríne) el grano de la paja…’(1). Es decir, en su sentido básico el término indica la acción de ‘separar’ o ‘cribar’. Pero lo que en principio era un verbo de acción para labores agrícolas se trasladará a las esferas intelectuales de la actividad humana, llegando a adquirir el significado de ‘evaluar’ y de ahí ‘decidir’, ‘resolver’, hasta alcanzar la esfera legal y forense para significar ‘juzgar’. Así llegamos al Nuevo Testamento, donde el término krísis es ya definitivamente un concepto bien definido con el significado de ‘juicio’, esto es, la ‘sentencia’ o ‘veredicto’ de un juez y también la ejecución de dicha sentencia, es decir, la ‘condenación’.
Concretamente en el evangelio de Juan el vocablo krísis y sus derivados aparecen en treinta y una ocasiones, lo cual demuestra que Juan no es ese evangelista azucarado que algunos han pretendido hacer de él. Al contrario, si hay alguien que tiene algo que decir sobre el juicio y la condenación es él.
1) Ilíada V, 500 2) Juan 3:18 3) Juan 5:29
- Las que tienen que ver con la sentencia de juicio y condenación presente, que ya pende sobre aquellos que rechazan creer en Jesús(2).
- Las que tienen que ver con la sentencia de juicio y condenación futura en el día final, sobre aquellos que se obstinaron en vida en sus malas obras(3). Esta sentencia definitiva es el resultado último de la anterior.
1) Ilíada V, 500 2) Juan 3:18 3) Juan 5:29
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