“El consumismo es uno de los grandes ídolos de nuestro tiempo y en la iglesia tenemos que preguntarnos si estamos participando de ello”

La mesa de trabajo dedicada al cuidado de la creación del Movimiento Lausana en España acaba de publicar sus primeros materiales con recomendaciones tanto para las iglesias como para los discípulos individuales.

Jonatán Soriano

VALENCIA · 20 DE MARZO DE 2024 · 10:00

El Comité de Lausana en España ha publicado sus primeros materiales en cuidado de la creación. / <a target="_blank" href="https://unsplash.com/es/fotos/arboles-desnudos-marrones-en-campo-marron-durante-el-dia-ZVgxiKJlMk0#:~:text=Foto%20de-,Muhammad%20Numan,-en%20Unsplash">Muhammad Numan</a>, Unsplash.,
El Comité de Lausana en España ha publicado sus primeros materiales en cuidado de la creación. / Muhammad Numan, Unsplash.

Una guía práctica sobre el cuidado de la creación y un díptico con los elementos más destacados del manual para repartir en las iglesias. Son los primeros materiales publicados por la mesa de trabajo del Movimiento Lausana en España dedicada a esta cuestión. El grupo se formó a raíz de un primer contacto de forma espontánea en las IV Jornadas Nacionales de Bioética, celebradas hace poco más de un año. “Éramos unas 30 personas de toda España con inquietud por esta cuestión”, explica Paula Casamayor, miembro de la mesa de trabajo de cuidado de la creación del Movimiento Lausana en España.

A partir de aquel primer contacto comenzó una red de correos electrónicos para compartir las inquietudes comunes, materiales y, sobre todo, apoyarse mutuamente. De todo esto proceso surge ahora la Guía práctica para las iglesias sobre el cuidado de la creación, un documento que incluye una breve reflexión teológica, así como consejos prácticos para iglesias y discípulos individuales al respecto. “Esto es un inicio y un abrir camino”, especifica Casamayor. Desde organizar un culto anual sobre el cuidado de la creación, hasta la compensación de la huella de carbono personal a través de donaciones diferentes iniciativas, como Climate Stewards, son algunas de las propuestas que recoge el documento. 

Con vocación de establecer un diálogos desde la humildad y desde los puntos en común, el material busca “abrir esta caja de Pandora” que es el cuidado de la creación en las iglesia y “ser un canal de otras cosas que vengan”.

Entrevista a Paula Casamayor

Pregunta: ¿Cómo surge esta herramienta?

Respuesta: En la IV Jornadas Nacionales de Bioética, a raíz de una serie de casualidades dirigidas, bajo mi punto de vista, de forma divina, nos encontramos varias personas del contexto evangélico en España con una sensibilidad por la naturaleza, el cuidado de la creación y la crisis medioambiental en la que nos encontramos para compartir nuestras inquietudes. A raíz de conversaciones surgió la idea de empezar algo. Es decir, esto es un inicio y un abrir camino. Este documento no pretende llegar a ser parte de una bibliografía, sino que es algo con lo que, quizás, poder llegar a personas que también se encuentran un poco solas frente a este tema para que puedan preguntar e incluso unirse. Se trata de que el documento pueda ser un catalizador de otras cosas más grandes que el Señor quiera abrir en nuestro país. 

Así surgió la idea de una guía básica para las iglesias con ideas de cosas que se pueden hacer tanto a nivel eclesial como individual para contribuir y sumarnos al cuidado de la creación. No está pensado como un documento solitario, sino que es algo auxiliar y que debe acompañar a talleres, predicaciones y otras iniciativas sobre esta cuestión.

P: Entonces, venís trabajando en este material desde las Jornadas de Bioética.

R: En aquella ocasión, surgió una reunión de forma espontánea porque se habló sobre el cuidado de la creación y había personas interesadas. Éramos unas 30 personas de toda España con inquietud por esta cuestión. Aquello dio lugar a crear una red de correos electrónicos, a través de los cuales íbamos compartiendo motivos de oración, actividades que se estaba haciendo al respecto en unas u otras iglesias, documentación relacionada, etc. También se hizo alguna reunión en línea para ir desarrollando una reflexión conjunta. 

“El material es algo auxiliar y que debe acompañar a talleres, predicaciones y otras iniciativas sobre el cuidado de la creación.”

Como en el grupo había personas que ya estaban involucradas con el Movimiento Lausana en España, poco a poco se fue haciendo eco hasta que llegó al Comité Nacional, que se ha interesado en cubrir y abrazar esta iniciativa e institucionalizarla para que pueda crecer de una forma más estructurada.

 

P: ¿En qué consiste la guía?

R: Se han publicado dos documentos. Uno es la guía completa, que está pensado más bien para ser visualizado de forma digital. El otro es un díptico pensado para que se imprima en forma de cuartilla y se pueda dar en mano en las mismas iglesias, quizás coincidiendo con un culto o una predicación enfocados en el tema, para que la gente pueda llevarse a casa estas ideas, esta fuente de inspiración con cosas prácticas que luego podemos aplicar tanto en casa como en las iglesias. 

En la guía completa hay una introducción que está basada en encuentros de Lausana a nivel internacional, como Ciudad del Cabo, que básicamente representa un resumen teológico comprimido de por qué razones, como cristianos, nos tiene que importar el planeta y la creación en su amplitud, mucho más allá de lo que tiene que ver con la supervivencia y la comodidad del ser humano. Se trata de una pequeña base teológica para luego empezar a hablar de cosas específicas que a nivel de iglesia e individual podemos llevar a cabo para honrar a Dios en la manera en la que nos relacionamos con su creación. 

 

P: ¿Qué carencias o necesidades habéis identificado en iglesias y cristianos con respecto a esta cuestión?

R: La parte eclesial está inspirada, sobre todo, en documentos que ha producido y que tiene A Rocha, la organización cristiana de la conservación de la naturaleza a nivel global. Es cierto que, respecto al tema del cuidado de la creación, en el norte de Europa parece que está más considerado tanto a nivel cultural como eclesial, y es allí donde nacen muchas de estas iniciativas de cuidado de la creación. Por eso, seguramente aquí, y en muchas otras partes del mundo, encontramos una carencia más fuerte y podemos inspirarnos en quienes ya han trabajado este tema desde hace mucho tiempo. Incluso John Stott, en el siglo XX, ya hablaba de este tema, y tiene un libro llamado El discípulo radical en el que habla de los diferentes temas que deberíamos abarcar en nuestra santificación y crecimiento espiritual, y uno de los temas que menciona es el cuidado de la creación.

“¿Dónde está el tema del cuidado de la creación en nuestras iglesias?¿En qué púlpito se habla de esto? ¿En qué material evangelístico se ha incluido? ”

Es cierto que a este tema, y en particular en el contexto evangélico español, algunos le han llamado la gran omisión. ¿Dónde está este tema? ¿En qué púlpito se habla de esto? ¿En qué material evangelístico se ha incluido? ¿En qué práctica de justicia social cristiana se hace algún tipo de referencia a la justicia ambiental como parte de la justicia social también? Yo, personalmente, lo veo como si se considerara una especie de pasión o interés personal que poco tiene que ver con la fe individual. Y cuando, de repente, pensamos en predicar sobre el tema, cantar canciones de alabanza sobre ello, tener cultos en la naturaleza o que sea el tema de uno de nuestros retiros como iglesia, todavía nos parece que no pega. Por eso, quizás hay que empezar a hacer algún tipo de reconciliación teológica a nivel eclesial.

“El consumismo es uno de los grandes ídolos de nuestro tiempo y en la iglesia tenemos que preguntarnos si estamos participando de ello”

Algunas de las propuestas que la guía plantea a nivel de iglesias. / Comité Lausana España.

P: A modo de recursos para las iglesias, planteáis desde un culto sobre el cuidado de la creación hasta contratar energía renovable.

R: La vida eclesial también es una reconciliación del gran abismo del que se habla en la literatura evangélica más actual en referencia a la aparente separación entre las cosas espirituales o ministeriales y el mundo material. Esto, más que bíblico es platónico, de los gnósticos. Es como si pensáramos que lo que hacemos el domingo en la iglesia está en una esfera, y lo que hacemos durante la semana está en otra distinta y no es de Dios. El problema, para esta manera de pensar, es que Dios es Señor de todo, también de nuestra agenda y de todo este planeta. Así que es necesario ese trabajo de reconciliación y la guía lo tiene en cuenta.

Se trata de ver de qué manera se puede tener esa perspectiva transversal tanto en las actividades más espirituales y eclesiales, como en las más rutinarias y logísticas, y ver cómo, en la medida de lo posible, hacer ese esfuerzo y tener esa mirada que va más allá y valora lo efectos que lo que estamos haciendo tiene en el resto de personas y de vida en el planeta.

 

P: ¿Y a nivel individual?

R: Aunque esto es algo que cuesta de ver en las iglesias, la realidad es que nuestro estilo de vida, hoy en día, en este mundo tan globalizado y enlazado, tiene un impacto. Cuántos pantalones nos compramos y tenemos en el armario, tiene un impacto en Bangladesh, en las fábricas de textil de Inditex y otras empresas, pero también en las tierras y el ambiente de Bangladesh, así como un impacto espiritual.

“En cada decisión que tomamos podemos escoger si buscamos honrar a Dios y su creación, o si simplemente participamos de las inercias culturales sin pensar”.

El consumismo es uno de los grandes ídolos de nuestro tiempo en occidente y en la iglesia tenemos que preguntarnos si estamos participando de esa idolatría colectiva y los efectos que esto esta teniendo tanto a nivel material como espiritual. En cada decisión que tomamos podemos escoger si buscamos honrar a Dios y su creación, tanto humana como no humana, o si simplemente participamos de las inercias culturales sin pensar y entramos en ese piloto automático con el que vamos a lo fácil, a lo cómodo y lo rápido, participando de toda esa vorágine de la que no nos damos cuenta de las dimensiones que ya ha tomado y de las consecuencias que está teniendo y que va a tener.

Estamos hablando de justicia y de vivir vidas que en cada milímetro cuadrado puedan hablar, con palabra y sin palabra, de quién es Dios y de quién es el Señor de nuestros corazones.

 

P: ¿Hacia dónde nos debe llevar todo esto como iglesia y discípulos?

R: Es cierto que empiezo a ver un despertar en el colectivo evangélico español, que está comenzando a escuchar esos gemidos de la creación. Últimamente sí que he reconocido cierto interés y mi deseo, como dice también la guía, es que este pan y este pescado, tan sencillo y humilde, sin muchas pretensiones, que presentamos delante de Dios, pueda ser multiplicado por Él y que lo haga llegar a personas que estén de acuerdo o no con este tema, pero que sirva para comenzar a hablar de ello y fomente un espacio de reflexión y diálogo. El Señor es el que hace la obra e irá tocando corazones.

La idea con este material es que sirva para abrir esta caja de Pandora y pueda ser un canal de otras cosas que vengan. El documento en sí es muy sencillo y es un inicio. Luego, a nivel de aspiraciones de quienes sentimos este llamado de Dios a la iglesia, en cuanto a cuidado de la creación, tengo presente una imagen que hemos utilizado en algunos talleres sobre el tema. En la imagen aparecen tres dibujos que representan tres perspectivas que el ser humano puede tomar respecto al resto de la creación. La primera es la perspectiva ‘ego’, en la que el hombre está arriba del todo, la mujer un poco más abajo y luego el resto de seres sometidos a esa gobernanza de sobreexplotación. La segunda perspectiva es la ‘eco’, en el sentido de que hombre y mujer son solamente dos animales más en medio de todos los otros y se pierde la base teológica de que estamos creados a la imagen de Dios, separados del resto de la creación y con un propósito. De hecho, vemos consecuencias de esto en la sociedad de hoy, que es la idea del ser humano como una especie más entre todas las demás, y que somos la causa de todo el mal en el planeta, por lo que más vale que no extingamos, por ejemplo, controlando la natalidad. Y, por último, la tercera perspectiva es ‘teo’. Aquí, el hombre y la mujer aparecen juntos, como equipo, abajo del todo mientras que arriba, en forma de corazón, están el resto de seres vivos. Este es el modelo que se desprende de Jesús, que no vino a ser servido, sino que vino a servir en amor y a hacer florecer la vida que había entorno a él. Este sería el llamado a ser guardianes y jardineros de la obra de Dios.

 

P: Hablabas de entrar en diálogo incluso con quienes no comparten esta línea de pensamiento. En el ámbito eclesiológico hay puntos de vista diferentes sobre esta cuestión. ¿Cómo gestionar este tema a la luz de toda esta diversidad?

R: Personalmente, tengo este reto con amistades con las que he podido hablar del tema. Quizás también en España, pero sobre todo en otras partes del mundo, muchos cristianos son totalmente negacionistas de la crisis ambiental y han apartado la ciencia de la fe en muchos aspectos. Se enfocan en salvar almas exclusivamente y separando esto de todo lo material. 

“Todos estaremos de acuerdo en quién ha hecho la Creación y a quién le pertenece. Partiendo de esto, podemos preguntarnos qué derecho tenemos de participar en la destrucción de algo que creó nuestro Dios”.

El diálogo tiene que hacerse escuchando y haciendo preguntas, en general. Es el enfoque más humilde y que más fruto puede traer. También me gusta una reflexión que he escuchado en varios ámbitos y que señala que aunque creamos que la tierra va a ser destruida o quemada, volvamos a la base de buscar puntos en los que estamos de acuerdo y vamos a dialogar desde ahí. Todos estaremos de acuerdo en quién ha hecho la Creación y a quién le pertenece, más allá de cualquier otra cuestión. Partiendo de este punto en común podemos preguntarnos qué derecho tenemos nosotros de participar en la destrucción de algo que creó nuestro Dios. Y luego, llevándolo al ámbito humano, si tenemos claro que Jesús va a volver y vamos a resucitar, entonces debemos preguntarnos para qué cuidamos nuestros cuerpos y para qué consolamos, apoyamos o ayudamos a un hermano en la fe, si Jesús va a regresar y lo va a hacer todo. 

Debemos preguntarnos si estamos trayendo el cielo a la tierra y sembrando semillas de eternidad que darán fruto más adelante, o si estamos participando de la destrucción planetaria. Mi conclusión sería extraer unas bases comunes y, desde ahí, encontrar puntos de diálogo. 

 

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