En la bioética cristiana, la apologética empieza con la empatía

La mayoría de las preguntas sobre la vida y la muerte están rodeadas de experiencias personales y emociones heridas. Wyatt aboga por una defensa de los principios cristianos anclada en la compasión, “al estilo de Jesús”.

Daniel Hofkamp

ALPEDRETE (MADRID) · 03 DE DICIEMBRE DE 2022 · 20:01

Sara Ares junto a John Wyatt durante el coloquio, tras la plenaria del sábado, los retos de la bioética de la vida y la muerte./Jornadas Bioética,
Sara Ares junto a John Wyatt durante el coloquio, tras la plenaria del sábado, los retos de la bioética de la vida y la muerte./Jornadas Bioética

Las Jornadas de Bioética se asomaron en su segunda jornada a las cuestiones éticas del inicio y final de la vida, que en España en los últimos años han vuelto al debate público ante el desarrollo de la ley del aborto y, sobre todo, la introducción de la eutanasia legal.

En las exposiciones, conferencias y seminarios profesionales se ahondó en los problemas en una sociedad que apoya la eutanasia de forma general (cerca de un 80% de apoyo popular, según algunas encuestas). Por eso, no se trata solo de un asunto legal, sino sobre todo social y por ello, se invitó a los presentes a actuar para que las personas no tomen este camino, a pesar de que ahora sea una posibilidad.

La eutanasia en España “está disponible a personas con capacidad para pedirlo por estar con una enfermedad terminal o una situación de sufrimiento intenso”, recordó Wyatt en su conferencia. “El problema está en la indefinición de estos términos, que lo hace una decisión muy subjetiva. Así como ha ocurrido en otros países, se empieza con pocos casos pero se acaban incrementando año a año”, advirtió Wyatt poniendo el ejemplo de Países Bajos.

Por otra parte, Wyatt destacó que en nuestro país un alto porcentaje de los casos de eutanasia revierten en trasplantes de órganos. “Veo ahí una fuerte amenaza de narrativa hacia el futuro: ¿se promoverá el suicidio como algo que acabe siendo de ayuda a otros a través de donación de órganos? Esta narrativa, este entendimiento de “acto de amor” es peligroso”, comentó.

Empatía primero: verdad en amor

El desafío que se presenta para muchos cristianos, tanto del ámbito médico como pastoral, es ¿cómo ayudar a las personas que sienten que son una carga, o que dicen que quieren morir como un acto de compasión hacia los demás?

Estadísticamente, los países con mayor incidencia de casos de eutanasia han estudiado los motivos dados por quienes tomaron este camino, y mayoritariamente tiene que ver con “la imposibilidad de ser capaz” y “el sentirse una carga” hacia otros.

En la bioética cristiana, la apologética empieza con la empatía

Un nutrido grupo de jóvenes están presentes en las jornadas./ Jornadas Bioética

Esta realidad nos muestra que las cuestiones bioéticas están arraigadas en la experiencia personal más intensa y tocan directamente la esfera del sufrimiento humano. Por eso “no se debe reducir la ética a principios morales sólidos solamente. Nosotros somos seguidores de Cristo y debemos entender que la gente sufre. La empatía es el camino de Cristo”, expuso Wyatt.

Al hablar del sufrimiento, Wyatt enfatizó que no debemos dar una respuesta de rechazo absoluto a ello porque forma parte de la vida y del desarrollo. Sí animó a trabajar para paliar el sufrimiento, pero nunca entenderlo como algo que reste dignidad a la persona, “la cual está garantizada por ser hechos a imagen de Dios”.

Wyatt planteó que “el sufrimiento no es una cuestión que requiera una respuesta, no es un problema que requiera solución. Es un misterio que requiere una presencia”. Por eso, la debilidad no es condenada en la cosmovisión cristiana, sino que es donde “se revela el poder, la gloria y la belleza de Dios”.

 

El mapa de la ética cristiana

Al asomarse a cuestiones éticas, Wyatt defendió un entendimiento firme de “la antropología cristiana”, es decir, la forma en la que la Biblia presenta la creación y el desarrollo del ser humano, un tema “fundamental para abordar los asuntos de bioética”.

Los tres principios que Wyatt compartió son, en primer lugar, que “todos estamos hechos a imagen de Dios (Génesis 1.26-27). Eso quiere decir que el ser humano es algo que no somos capaces de entender completamente. Nuestro ser es como un mapa hacia algo más, que es Dios mismo. Cada persona es una obra maestra con dignidad, algo maravilloso y profundo. Destruir al ser humano no solo es una desgracia social, sino un ataque directo a Dios”.

En segundo lugar, Wyatt recordó que “fuimos hechos a partir del polvo (Génesis 2.7). Es decir, estamos hechos de los mismos materiales que el resto del universo. Construidos “en solidaridad” con nuestro entorno y por tanto somos físicos, dependientes y vulnerables”. 

En la bioética cristiana, la apologética empieza con la empatía

El médico Orlando Enríquez desarrolló un seminario sobre los retos de la eutanasia./ Jornadas Bioética

Es por esta verdad que la dependencia “no nos hace indignos, sino que forma parte de la esencia humana”. “Dependemos de otros como otros dependen de nosotros. Nos necesitamos”, enfatizó el conferenciante, recordando que el cristianismo confronta las narrativas que muestran esto como algo “degradante”.

Finalmente, Wyatt recordó que todo ser humano es parte de “la gran familia” que es la humanidad. “Cada persona está conectada genéticamente con cualquier otra persona en la historia humana: todos somos familiares lejanos”, por eso “cualquier persona merece ser tratada con respeto. Y llamarnos familia nos lleva a compartir las cargas”. Este concepto es el que desafía que haya personas que se consideren “una carga”. Wyatt apuntó: Cuando alguien te diga “no quiero ser una carga”, debes decirle: “estás equivocado, Dios te ha diseñado para ser una carga para mí y que yo lo sea para ti”.

Partiendo de estos principios, Wyatt concluye que “estamos llamados a proteger la vida desde el embrión hasta la muerte por causas naturales”.

En la bioética cristiana, la apologética empieza con la empatía

Los seminarios abordaron diversos aspectos: maternidad subrogada, genética, libertad de conciencia, desarrollo en Inteligencia Artificial.../ Jornadas Bioética

Conversación

Ya por la tarde se desarrollaron los seminarios, espacios en los que se trataron diversos temas en grupos. El seminario dedicado a la eutanasia contó con una nutrida asistencia. El doctor Orlando Enríquez presentó las bases por las que la ética cristiana rechaza la eutanasia y el suicido asistido y aboga por el desarrollo de los cuidados paliativos.

Enríquez animó a los profesionales a fortalecer sus convicciones anclados en la empatía de la que ya había hablado Wyatt anteriormente. “Es necesario hablar de la muerte”, expuso Enríquez, “incluso en nuestras iglesias”, transmitiendo asimismo la esperanza que Cristo da. “La eternidad no debe ser escapismo, sino dar sentido a cada paso, porque trascenderemos”.

Las Jornadas continúan fomentando las conversaciones en los espacios comunes, generándose un espacio donde muchos evangélicos profesionales aprovechan para animarse mutuamente. Todas las plenarias y seminarios se están grabando y estarán disponibles más adelante, según ha explicado el comité organizador.

La dignidad que procede del mismo Dios
José Moreno Berrocal es el encargado de las exposiciones bíblicas durante las mañanas. A causa de enfermedad, no puede estar presente, por lo que sus intervenciones se proyectan en vídeo. 

Otro de los ponentes, Pablo Martínez Vila, disculpó su ausencia a causa de varias intervenciones oculares por las que ha pasado recientemente. “Es la primera vez que no puedo asistir a las Jornadas. Ha sido duro cancelar mi presencia, para mí es algo importante en nuestro país. En estos días de enfermedad, he meditado mucho en Juan 1:4. “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”. Mi vida es inseparable de la luz de Cristo. De ahí emana toda la bioética”, expresó Pablo Martínez en una carta leída a los asistentes.

José Moreno afirmó que la dignidad del ser humano, la cual está incluida en la Declaración Universal de Derechos Humanos, tiene un claro anclaje bíblico y de herencia protestante. “Respetar la dignidad del ser humano no es una cuestión simplemente de caridad o de condescendencia, sino una exigencia divina”. Citando el Salmo 8, Moreno expuso que “Coronado de gloria y honra” alude a una posición que Dios ha dado a la humanidad”, una posición “estropeada por el pecado” pero que es recuperada “en Cristo”.

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