Nuevos poemas del pastor Cruz-Villalobos
El poeta vuelve a dejar aparcados sus versos para, fraternalmente, exponer textos del poeta chileno Luis Cruz-Villalobos.
21 DE ENERO DE 2016 · 14:38

Aunque Luis Cruz-Villalobos (Santiago de Chile, 1976), pastor presbiteriano, poeta y psicólogo, esté por Estados Unidos, disfrutando de una estancia necesaria para culminar su tesis doctoral, lo cierto es que no deja de publicar sus ‘criaturas’ poéticas. Acaba de aparecer, por Hebel Ediciones, de Santiago, su poemario “Después de la lluvia y más atrás”
Les selecciono cuatro poemas de Cruz-Villalobos, quien también es secretario regional para el Cono Sur de la Fraternidad Teológica Latinoamericana.
Las ilustraciones también son obra de este polifacético pastor presbiteriano.
EXTRAÑA NACENCIA
“… por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico,
para que vosotros con su pobreza
fuésemos enriquecidos”.
Paulus, 2Cor 8:9
Y el único Dios
Un día decidió nacer
Así
Sencillamente nacer
Varios oficiales de sus huestes célicas
Se preguntaron si algo andaba mal
Que tal vez después de tantas eternidades
Ya estaba senil
Pero no
El único Dios verdadero
Plenitud de belleza
Verdad
Bondad
Y unidad
Allí estaba
Mirando la historia sucia de los hombres
Y de las mujeres
Eligiendo el momento exacto
El lugar preciso
Para nacer
Así
Sencilla
Femeninamente
Dulce y drásticamente
Nacer
Así
Brotar
Emerger entre las piernas
Bajo los gritos de la húmeda espera ansiosa
Bajo la tibieza de una casa de nueve meses
Que lo nutrió como mar de amor
Nacer
Uy
Simple
Rutilantemente nacer
Quién podría entenderlo
Cómo él
El sempiterno
El pleno-en-sí
Aseidad portentosa
Ser-del-ser
Cómo podría querer aquello de nacer
Quién podría entender a este único Dios verdadero
Quién podría incluso circundar su tierno misterio
Y sin mencionar siquiera
Su morir.
VIEJO MENDIGO
Era un viejo mendigo
De la luz y de las raíces
Un mendigo extraño
Mendicante de un pan
Inaprensible
Incoloro
No visto ni olido jamás
Era un viejo pobre
Sediento de unos labios
Con una delgada sonrisa
Que nunca podría tocar
Y de unos ojos tristes
Que jamás vería de frente
Se pasaba la vida cantando
A solas
En un silencio prístino
Se pasaba la vida
Muriendo de par en par
Al atardecer
Como abrazado por un otoño
Tan inmenso
Que en él habría cabido todo
Un mendigo ceniciento
Malhumorado de cuando en vez
Que sólo quería ir
Lejos
Más allá del abismo azul
A visitar a una mujer
Que no sabía en el fondo
Realmente
Si existía.
GYMNOPEDIE III
Girar en medio de los lugares más lejanos
Y circundar tu talle
Árbol que me llamas
Árbol que me pides
Silenciosamente
Sutil
Así como a mí me agrada
Sin parafernalias ni saltarelos ruidosos
Sólo así
Con una caricia casi imperceptible
Del caer de tus hojas
O un silbar otoñal de tus ramajes
Que me tocan
Desde lejos.
DEL SILENCIO A LA CANTERA
Este silencio
Es como la caricia
De una madre
Penetra en mí
Que soy simple fluido
De materiales
Átomos sin paz
Que danzan con ese son
De las estrellas
Pues de allí surgen
Como la bella escultura
De su cantera.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Barro del Paraíso - Nuevos poemas del pastor Cruz-Villalobos