La vida que buscas no la encontrarás: Gilgamesh y la búsqueda de la inmortalidad

El poema de Gilgamesh tiene parecido con el libro de Eclesiastés, obra en la cual el rey Salomón busca el sentido de la vida.

23 DE DICIEMBRE DE 2024 · 11:19

Tablilla donde se representa a Gilgamesh y Endiku matando al monstruo Humbaba en el bosque de cedros. / <a target="_blank" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/Category:Epic_of_Gilgamesh#/media/File:Gilgamesh_and_Enkidu_slaying_Humbaba_at_the_Cedar_Forest._From_Iraq;_purchase._19th-17th_century_BCE._Vorderasiatisches_Museum,_Berlin.jpg">Osama Shukir Muhammed Amin, Wikimedia Commons.</a>,
Tablilla donde se representa a Gilgamesh y Endiku matando al monstruo Humbaba en el bosque de cedros. / Osama Shukir Muhammed Amin, Wikimedia Commons.

Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él. Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.

Eclesiastés 3:10-11


 

La epopeya de Gilgamesh es una de las obras de la literatura más antiguas del mundo. En ella se narran las grandes hazañas del rey sumerio Gilgamesh, un hombre que de acuerdo con la arqueología pudo haber reinado en algún momento del período que cubre los años 2800-2500 a.C.

Las hazañas de este rey se cuentan en primer lugar en cinco diversos poemas sumerios, los cuales después derivaron en una narrativa en lengua acadia; esto es, la lengua que después se hablaría en Babilonia después de la desaparición de la cultura sumeria. La versión estándar de la epopeya en lengua acadia fue compilada entre los años 1600-1155 a.C., obra que se cree que llegó a tener más de 3.000 líneas. La obra tiene doce divisiones; esto es, está contenida en 12 tablillas. La versión estándar consta de las primeras 11 tablillas, la última tablilla es un añadido que tiene relación con uno de los poemas sumerios.

Esta obra es breve en comparación con otras obras épicas de la antigüedad. La Ilíada de Homero consta de 15.693 líneas, Beowulf, una epopeya que narra la historia de un hombre que mata a Gréndel y a un dragón, consta de 3.182 líneas.

En la actualidad tenemos más de 226 fuentes con las cuales se pueden reconstruir la epopeya de Gilgamesh. Aparte de contar con los cinco poemas sumerios de Gilgamesh en lengua sumeria, así como la narrativa en acadio en 12 tablillas, es importante mencionar que esta historia también fue encontrada en escritura cuneiforme de lengua ugarítica e hitita; esto es, civilizaciones que habitaron las actuales naciones del Líbano, Siria, Israel y Turquía. Junto con el actual Iraq, en todas estas naciones se han encontrado fragmentos de la epopeya de Gilgamesh. En Israel se encontró un fragmento en Megido. Todo esto nos ayuda a ver la gran divulgación que tuvo esta historia en el Próximo Oriente Antiguo.

Por lo tanto, se pueden reconstruir cerca de 2.400 líneas de las 3.000 que constaba el original, lo cual indica que alrededor del 20% sigue extraviado, lo cual se debe a que en la mayoría de las ocasiones se han encontrado las tablillas quebradas en las excavaciones, las cuales se habían dañado al caerse al suelo o por el paso del tiempo. En la narrativa se menciona que Gilgamesh es dos tercios dios y un tercio hombre, motivo por el cual podemos hacer una especie de analogía; esto es, tenemos dos tercios de la narrativa a falta del otro tercio que por motivos humanos se ha perdido.

La vida que buscas no la encontrarás: Gilgamesh y la búsqueda de la inmortalidad

Estatua de Gilgamesh AO19862.

En las galerías asirias del Museo del Louvre, en París, se puede ver un relieve de un hombre bastante grande, sosteniendo a un león. El relieve proviene del palacio del rey Sargón II de Asiria (721-705 a.C.), el mismo rey que aparece mencionado en Isaías 20:1. El relieve mide más de 5 metros, lo cual concuerda con la altura con la cual se describe a Gilgamesh en la epopeya, lo cual sabemos gracias a las copias ugaríticas e hititas de la historia. La imagen pertenece al objeto AO19862 que se encuentra en el Museo del Louvre.

Cerca de ese relieve apareció otro con un hombre también sosteniendo a un león, aunque la imagen del hombre es más pequeña y robusta. La imagen pertenece al objeto AO19861 y varios asiriólogos afirman que se trata de Enkidu. El rey Sargón II decidió que estos héroes que fueron separados por la muerte fueran inmortalizados en su palacio.

La vida que buscas no la encontrarás: Gilgamesh y la búsqueda de la inmortalidad

Estatua de Endiku AO19861.

La epopeya de Gilgamesh se descubrió en las excavaciones llevadas a cabo tanto por Austen Henry Layard (1817-1894) como por Hormuzd Rassam (1826-1910) en la campaña arqueológica de 1849 a 1851. Ni Layard ni Rassam podían leer la escritura cuneiforme; sin embargo, al encontrar miles de tablillas depositadas tanto en el palacio de Senaquerib como en el palacio de Asurbanipal, Layard y Rassam decidieron llevar estas tablillas a Reino Unido pensando que en algún momento alguna persona las podría traducir.

La escritura cuneiforme se descifra en 1857 en parte por las labores de filólogos como Henry Rawlinson (1810-1895), Edward Hincks (1792-1866), Jules Oppert (1825-1905) y Henry Fox Talbot (1800-1877). Es en el año 1872, cuando una persona que trabajaba para el Museo Británico clasificando las tablillas cuneiformes se topó con una narrativa que era muy parecida a otra que aparece en la Biblia; esto es, la historia del diluvio universal.

Cuenta la leyenda que George Smith, al leer la narrativa del diluvio en la tablilla XI de la epopeya de Gilgamesh, dijo lo siguiente: “Soy el primer hombre que lee esto después de más de dos mil años de olvido.”

George Smith (1840-1876) organizaría una conferencia para presentar al público el descubrimiento que se acaba de realizar. La conferencia se impartiría en Londres el 3 de diciembre de 1872, en la Sociedad de Arqueología Bíblica. Un personaje importante estuvo presente en esa conferencia: el primer ministro del Reino Unido, William Gladstone (1809-1898).

La vida que buscas no la encontrarás: Gilgamesh y la búsqueda de la inmortalidad

George Smith.

Después de este descubrimiento realizado por George Smith, la epopeya se traduciría a varios idiomas modernos, entre ellos el alemán. Rainer Maria Rilke (1875-1926), poeta austriaco mencionó lo siguiente respecto a la epopeya de Gilgamesh: “Gilgamesh es tremendo, es la épica acerca del miedo a la muerte (Todesfurcht)”. El impacto de la epopeya de Gilgamesh también puede verse en escritores que han ganado el Premio Nobel de Literatura. Hermann Hesse (1877-1962) mencionó lo siguiente sobre Gilgamesh: “Es el poema más poderoso que he leído en mucho tiempo, un tesoro de oro, recientemente sacado a la luz de las criptas más antiguas de la antigüedad”. Elias Canetti (1905-1994) dijo que al leer la historia del lamento de Gilgamesh por la muerte de Enkidu “sintió un duro golpe en su corazón”.

Vamos a hacer un breve resumen del contenido de la epopeya de Gilgamesh. Después vamos a analizar lo que creemos es el punto principal de este artículo; esto es, la muerte y la búsqueda de la inmortalidad.

Tablillas I-II

Gilgamesh es descrito como un rey tirano, alguien que ya ha cansado a los pobladores de Uruk. Gilgamesh es una persona que siempre se sale con la suya y abusa de sus derechos como rey.

Los dioses escuchan las quejas de los pobladores y deciden enviar a un hombre para que ponga freno a Gilgamesh. Enkidu llega a Uruk con la intención de darle una lección a Gilgamesh. Hay una pelea entre ambos. En vez de detener a Gilgamesh, Enkidu decide hacerse amigo de él y acompañarlo en las aventuras y hazañas que vendrán después.

Tablillas III-V

Gilgamesh y Enkidu deciden emprender un viaje al Líbano para enfrentarse al ogro Humbaba, guardián de los bosques de cedro. Gilgamesh y Enkidu van al Líbano para matar a Humbaba, talar cedros y llevarlos de vuelta a Uruk.

Tablilla VI

Ishtar, la diosa del amor, guerra y fertilidad se enamora de Gilgamesh y quiere casarse con él. Gilgamesh la desprecia, motivo por el cual Ishtar envía al gran toro celeste para que se vengue de lo que Gilgamesh ha hecho. Gilgamesh y Enkidu luchan contra el toro y lo matan. Existe un sello de cilindro en donde se puede apreciar a Gilgamesh y a Enkidu matando al toro.

Tablillas VII-VIII

En estas tablillas se encuentra la narrativa de la muerte de Enkidu y el lamento de Gilgamesh por la muerte de su amigo. Gilgamesh va a sufrir un gran cambio en su vida debido a que pierde a su mejor amigo y entiende que la muerte es algo real que le va a afectar a él. Gilgamesh teme por su vida, desarrolla un horror por la muerte debido a que sabe que le va a pasar lo mismo que le ha pasado a Enkidu; esto es, Gilgamesh en algún momento va a morir.

Tablillas IX-XI

Gilgamesh busca el secreto de la inmortalidad navegando hasta la isla lejana en donde vive el sobreviviente del diluvio: Uta-napišti. Gilgamesh habla con él y se da cuenta que la búsqueda de la inmortalidad es algo que no podrá conseguir. Gilgamesh recibe un regalo de consolación: la planta del rejuvenecimiento; sin embargo, en un descuido una serpiente se come la planta y al hacerlo muda su piel.

La vida que buscas no la encontrarás: Gilgamesh y la búsqueda de la inmortalidad

Tablilla XI de la Epopeya de Gilgamesh, que contiene la narrativa babilónica del diluvio.

La muerte y la búsqueda de la inmortalidad

A partir de la Tablilla VII de la epopeya podemos ver el lamento que tiene Gilgamesh por la muerte de su amigo.

En la versión Hitita se menciona lo siguiente: Enkidu se acostó ante Gilgamesh derramando ríos de lágrimas. Dijo a Gilgamesh: ¡Mi hermano! ¡Cuán querido para mí es mi hermano! Nadie me traerá de vuelta entre los muertos para estar con mi hermano. Me sentaré con las sombras, cruzaré el umbral de la muerte. Nunca más veré a mi hermano.

Líneas 75 y 76 de la misma tablilla: Pero el dolor queda para los vivos: los muertos se van, los vivos lloran.

Líneas 88 y 89, palabras de Enkidu a Gilgamesh: No, amigo mío, mi destino está escrito: algunas personas mueren antes de tiempo.

Líneas 185 a 188, Enkidu menciona a Gilgamesh el lugar a donde va ir: A la casa de donde nadie sale, al camino sin retorno, el hogar de los que anhelan la luz, que comen polvo y viven sobre el barro.

Tablilla VIII, líneas 55 a 58, vemos la reacción de Gilgamesh cuando Enkidu muere: ¿Qué sueño te ha invadido ahora? ¡Vuelve! No me oyes. Pero no volvió la cabeza. Le tocó el corazón: ya no latía.

Tablilla X, líneas 57-60. Gilgamesh cuenta esto a Siduri, una tabernera. Es interesante notar que en el mundo antiguo ya existían tabernas, y no solo eso, sino que era el lugar en donde las personas derrochaban sus penas. Gilgamesh habla sobre Enkidu: El destino de la humanidad lo alcanzó. Durante seis días y siete noches lloré por él. No permití que enterraran su cuerpo hasta que un gusano cayó de su nariz.

Líneas 66-70: ¿Cómo podría estar callado? ¿Cómo podría permanecer en silencio? Mi amigo, a quien amaba, se ha convertido en arcilla. Mi amigo Enkidu, a quien amaba, se ha convertido en arcilla. ¿No soy yo como él? Yo también me acostaré y nunca me levantaré, por toda la eternidad.

En esta misma tablilla aparece la reflexión más importante del tema que estamos tratando. Las palabras en las líneas 297 a la 320 provienen de Uta-napišti, el sobreviviente del diluvio. Estas palabras son dirigidas a Gilgamesh:

No descansas nunca, ¿y qué obtienes a cambio? Te has agotado con un trabajo incesante, has llevado tus nervios de dolor y has apresurado el día de tu muerte.

¡Humanos! Vuestros linajes se parten como juncos. ¡La bella juventud, la bella muchacha secuestrada por la muerte en la flor de la vida!

Nadie ve la muerte. Nadie ve el rostro de la muerte, nadie oye la voz de la muerte. Pero es la muerte salvaje la que destroza a la humanidad.

Un día fundamos una casa, un día fundamos un hogar, un día los herederos la reparten, un día los hijos crecen con amargura.

Un día, el río creció y trajo una gran cantidad de agua, una cachipolla que se deslizaba río abajo, con la cara vuelta hacia el sol…¡Qué parecidas son la muerte y el secuestro! …

Los dioses dieron a los humanos la vida y la muerte, pero no revelaron en qué día morirían.

Como hemos visto, el texto se Gilgamesh se ha reconstruido con los fragmentos que se han ido encontrando. Uno de estos fragmentos se encuentra en la denominada tablilla de Sippar, o fragmento de Berlín y Londres debido a que los fragmentos de esta misma tablilla se encuentran tanto en el Museo Británico como en los Museos Estatales de Berlín. Dicha tablilla nos ayuda a reconstruir unas palabras que dice la tabernera Siduri a Gilgamesh, la misma mujer que aparece en la Tablilla X. Estas palabras se las dice a Gilgamesh para persuadirle a que no vaya a buscar una inmortalidad que no va a encontrar:

Gilgamesh, ¿a dónde vas corriendo? ¡La vida que buscas no la encontrarás! Cuando los dioses crearon la humanidad, le reservaron la muerte a la humanidad y se reservaron la vida en sus manos. 

Tú, Gilgamesh, qué tu panza esté llena, qué día y noche estés de buen humor. Días tras día alégrate, canta y baila de día y de noche.

¡Qué estén limpios tus ropajes; tu cabeza, bien lavada; y bañado tú con agua!

¡Disfruta mirando al niño que se agarra de tu mano; que tu esposa goce sin cesar de tu abrazo! Porque este es el destino del género humano.

La epopeya termina con Gilgamesh regresando a Uruk, mencionado al barquero que lo acompañó a ver a Uta-napišti las medidas de la ciudad de Uruk.

Tablilla XI, últimas líneas de la epopeya:

Una milla cuadrada es la ciudad, una milla cuadrada palmas datileras, una milla cuadrada es cantera de arcilla, media milla cuadrada el templo de Ishtar: tres millas cuadradas y media es la extensión de Uruk.

De acuerdo con el asiriólogo Andrew George, lo que está haciendo Gilgamesh al final de la obra es mencionar la totalidad de la vida humana que se puede ver en la extensión de Uruk.

La ciudad: representa las viviendas. El lugar en donde la gente hace su vida: nace, crece, se reproduce y muere.

Palmas datileras: la producción alimenticia. No podemos vivir sin agua y alimentos.

Cantera de arcilla: representa la industria. El trabajo de la gente que produce para poder vivir.

Templo: la vida espiritual e intelectual de Uruk.

Para los mesopotámicos, la vida no es algo completamente individual. La vida es la comunidad que está representada en las cuatro facetas que menciona Gilgamesh. Los individuos son parecidos a la cachipolla, que vive efímeramente y muchas veces no deja rastro. Pero la vida humana, representada por la ciudad es la que continua y permanece.

La vida que buscas no la encontrarás: Gilgamesh y la búsqueda de la inmortalidad

Sello de cilindro babilónico en el cual pueden verse a Gilgamesh (a la derecha) y a Enkidu (a la izquierda) matando al toro celeste (centro).

El poema de Gilgamesh tiene parecido con el libro de Eclesiastés, obra en la cual el rey Salomón busca el sentido de la vida. Al igual que Gilgamesh, Salomón construyó un templo, fue un tirano y nos presenta la búsqueda de la inmortalidad en su obra.

Salomón menciona que Dios ha puesto eternidad en cada uno de nosotros. Nos llama a comer, beber y a gozarnos de todo lo que hacemos (Eclesiastés 2:24; 3:12-13, 22; 5:18; 8:15; 9:7-9). Podemos ver la relación que existe entre las palabras que dice Siduri a Gilgamesh, con lo que encontramos en Eclesiastés 9:7-9.

Anda, y come tu pan con gozo, y bebe tu vino con alegre corazón; porque tus obras ya son agradables a Dios.  En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza. Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol.

Sin embargo, a diferencia de Gilgamesh, Salomón sabe que va a una morada eterna y que su espíritu vuelve a Dios(Eclesiastés 12:5,7).

No debemos de temer a la muerte debido a que conocemos a la persona que ha vencido a ese gran enemigo tan violento que tenemos.

Hay un gozo y alegría indescriptible que se obtiene por el conocimiento y la comunión con Dios. El cristianismo no es una religión individual, es una religión colectiva. Al igual que la epopeya de Gilgamesh termina con las medidas de la expansión de Uruk, la Biblia termina mencionando unas medidas que nos llevan a ver la expansión de la ciudad celestial.

Nosotros no debemos de temer a la muerte debido a que conocemos a la persona que ha vencido a ese gran enemigo tan violento que tenemos. 

Jesús mismo lloró al saber que su amigo Lázaro había muerto. Jesús da palabras de consuelo a Marta, las cuales se encuentran en el evangelio de Juan, capítulo 11 versos 25-26:

 Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.  Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?

En Cristo Jesús, la vida que buscamos la podemos encontrar. En Cristo encontramos la eternidad.

 

 

Arturo Terrazas es doctor en lingüística por la Universidad de Barcelona y decano académico de la Facultad Internacional de Teología IBSTE.

 

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