La relevancia cultural de la Reforma protestante según Karl Holl (I)
El interés de Holl por Lutero aumentó y estudió su comprensión de la naturaleza y el significado de la religión, la reconstrucción de la ética cristiana, la importancia del reformador para la historia y el desarrollo de la exégesis y la hermenéutica, entre muchos temas.
21 DE JULIO DE 2016 · 20:15
Una de las múltiples aportaciones de Rubem Alves (fallecido hace exactamente dos años ya) en su tesis doctoral del ya lejano 1968 fue su lectura de la Reforma Protestante como un movimiento que abrió las puertas de la libertad cristiana, aunque no sin hacerle varias críticas puntuales, algunas de ellas a trasmano por su influencia en autores como Karl Barth y Jürgen Moltmann. Al acercamiento a las clásicas afirmaciones de Lutero lo acompañó una buena percepción de las aportaciones culturales de la Reforma gracias a la obra de Karl Holl, un historiador alemán que merece mayor atención y cuya obra The cultural significance of the Reformation (La relevancia cultural de la Reforma, 1911, 1948; Nueva York, Meridian Books, 1959), le sirvió para clarificar varios aspectos de su reflexión pionera.
Holl nació en Tübingen el 15 de mayo de 1866, donde estudió filosofía y teología. Mientras trabajaba como pastor en Württemberg se doctoró y llegó a ser tutor en el Tübinger Stift en 1891. A partir de 1894 fue investigador asistente en la Academia Prusiana de Ciencias bajo la dirección de Adolf von Harnack (15 años mayor que él). Completó su habilitación en 1896 en la Facultad Teológica de Berlín. En 1901 comenzó su labor docente de historia eclesiástica en la Universidad de Tübingen y desde 1906 en la de Berlín. En diciembre de 1914 ingresó a la Academia Prusiana de Ciencias. Falleció en Berlín el 23 de mayo de 1926. Su trabajo teológico giró en la órbita de la Escuela de Tübingen, liderada por Ferdinand Christian Baur. Publicó numerosos estudios sobre Lutero (desde la perspectiva de la “religión de la conciencia”), algunos de los cuales siguen siendo referencia hasta la fecha, pues contribuyó al renacimiento de los análisis sobre el reformador. Especialmente, destacó la doctrina de la justificación como centro de la teología. Además del título mencionado, están traducidos al inglés: The distinctive elements in Christianity (Los elementos distintivos del cristianismo, 1937) y What did Luther understand by religion? (¿Qué entendía Lutero por religión?, 1977). Otras obras relevantes son: Johannes Calvin, Rede zur Feier der 400. Wiederkehr des Geburtstages Calvins (Juan Calvino: discurso para cleberar los 400 años de su nacimiento, 1909) y Augustins innere Entwicklung (El desarrollo interior de Agustín, 1923).
Peter Grove ha hecho un buen resumen de su trabajo como historiador y teólogo:
…como Harnack, se especializó en la iglesia antigua. Sólo gradualmente llegó a ser el especialista en Lutero que todavía hoy es citado. Holl ubica a Lutero dentro de la concepción comprehensiva de la historia del cristianismo, pero no en el horizonte de Harnack. Tres aspectos integran su abordaje. Primero, reclama que el principal tema del cristianismo, expresado ya en la predicación de Jesús, es la noción simultánea del amor misericordioso de Dios y de su juicio estricto. Segundo, ambas ideas sobre Dios —juicio y amor— informan la historia del cristianismo pero, ya desde el segundo siglo, surgieron distorsiones teológicas por la apropiación filosófica del concepto de Dios y de la idea de los méritos humanos ante Él. Tercero, Lutero no solamente recuperó el cristianismo paulino, más aún, en él “los impulsos incontrolables del cristianismo primitivo recobraron vida con poder triunfante”, no impidiendo, sin embargo, la consciente o inconsciente retención de Lutero que le hacía encontrar valioso el desarrollo medieval. Cuando se compara su percepción sobre Lutero y la reforma con la de Harnack, los estudios de Holl son únicos en virtud de que demuestra histórica y sistemáticamente la interpretación de Lutero enfocada en la doctrina de la justificación.[1]
Desde que en 1921 comenzó a publicar sus ensayos (no siempre sencillos), ya sin la sombra dominante de Harnack, Holl comenzó a ejercer notable influencia. Dado que utilizaba las fuentes primarias para su trabajo, como explica Wilhelm Pauck en el prólogo de The cultural significance…, eso le permitió estudiarlas bajo un estricto régimen de crítica filológica. Prueba de ello es que aprendió ruso para analizar obras de la Iglesia Ortodoxa Oriental.[2] Su interés por Lutero aumentó y se consagró totalmente a revisar las varias fases de su pensamiento y enseñanza, de tal modo que estudió su comprensión de la naturaleza y el significado de la religión, la reconstrucción de la ética cristiana, la importancia del reformador para la historia y el desarrollo de la exégesis y la hermenéutica, entre muchos temas.
Dentro de la sólida tradición germánica del historiador-teólogo (y viceversa) y con esas credenciales académicas, Holl acometió la labor de trazar coordenadas amplias sobre el perfil cultural de la Reforma al considerarla en tres grandes perspectivas: la religión y la vida secular (en una línea similar a la de Ernst Troeltsch); efectos en la vida política y económica (de modo parecido a Max Weber); y, por último, los efectos sobre la educación, la historia, la filosofía, la poesía y el arte, en suma, sobre las humanidades y las artes. Al apuntar hacia la relevancia cultural de la Reforma coincidió con los autores mencionados en la indagación de las relaciones entre religión y cultura y sobre la verdadera importancia del movimiento religioso en el surgimiento de la civilización moderna. De hecho, en esta obra los cita con frecuencia, y sobre Weber es notoria también la conexión con su investigación sobre el espíritu capitalista y, en el caso de Troeltsch, con su gran obra acerca de la enseñanza social de las iglesias cristianas, publicada originalmente en 1912. Ése es el trasfondo de esta gran aportación al debate.
Para Pauck, esas obras “representan la reacción de dos famosos pensadores a la visión marxista de la historia” (pp. 14-15), por lo que obligaba a revisar profundamente el auténtico papel que desempeñó la Reforma en el surgimiento del mundo moderno, tal como lo intentaron otros autores desde la época de la Ilustración, con base en la percepción de que el redescubrimiento luterano del Evangelio y sus respuestas al papado rompieron el autoritarismo de la iglesia católico-romana. Y agrega: “Durante las revoluciones Francesa y estadunidense se afirmó con frecuencia que la lucha por la libertad en la cual se comprometieron los seres humanos fue de algún modo la continuación de la protesta de Lutero contra la autoridad del papa”. Ciertamente, Troeltsch, al estudiar estos asuntos, llegó a conclusiones muy distintas a las de Holl, pero eso no obsta para que al leer a este último, se valore adecuadamente el papel de la Reforma en la formación de determinadas actitudes culturales. Específicamente, no vio de manera tan negativa como Troeltsch el proceso de secularización de la vida moderna, lo que se complementa con la idea, que compartió con otros, de que Lutero prácticamente “inauguró” el mundo moderno.
Ya con la Reforma en marcha, las transformaciones culturales comenzaron a ser una realidad y abarcaron prácticamente todas las esferas de la existencia social. A eso dedicó Holl este libro fundamental, a partir de un impresionante esfuerzo de investigación.
[1] P. Grove, “Adolf von Harnack and Karl Holl on Luther at the origins of Modernity”, en Christine Helmer y Bo Christian Holm, eds., Lutherrenaissance. Past and Present. Gottingen, Vandenhoeck & Ruprecht, 2015, p. 114. Énfasis agregado.
[2] W. Pauck, “Introduction”, en The cultural significance of the Reformation, p. 8.
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