El propósito de los paraguas
Las grandes hojas del “árbol paraguas” están perfectamente dispuestas para escurrir las gotas de agua de las frecuentes lluvias que se dan en las selvas australianas.
02 DE JUNIO DE 2022 · 19:20

Hasta los niños saben que el principal propósito del paraguas es proteger de la lluvia o de los calurosos rayos del sol.
Se trata de un artilugio diseñado específicamente para tales finalidades. Su forma facilita que las gotas de agua resbalen por su superficie sin empapar a quien se cobija debajo.
De la misma manera, en días muy soleados, crea una agradable sombra sobre las cabezas de los viandantes que facilita su desplazamiento bajo los ardientes rayos del sol.
Aunque sombrillas y paraguas también pueden usarse para otras cosas, como bastones en los que apoyarse, accesorios de baile a lo Gene Kelly en Cantando bajo la lluvia o incluso planeadores aéreos como el de Mary Poppins en películas de ficción para niños, lo cierto es que tales útiles fueron pensados con la clara determinación de evitar las fuertes inclemencias del tiempo.
Con los seres vivos ocurre algo parecido. También evidencian un plan y muestran una tendencia a la finalidad. Esto se aprecia bien en un árbol de origen australiano que se llama precisamente así “árbol paraguas”.
Se trata de la especie botánica Schefflera actinophylla, extendida por los jardines de medio mundo y que en algunos lugares se la considera como especie invasora.
El nombre genérico se le puso en honor al botánico alemán del siglo XIX, Jacob Christian Scheffler, y el específico significa “con hojas radiantes”.
Puede alcanzar hasta 15 metros de altura y sus grandes hojas compuestas están perfectamente dispuestas para escurrir las gotas de agua de las frecuentes lluvias que se dan en las selvas australianas.
Si no fuera así, el exceso de humedad sobre ellas facilitaría la proliferación de hongos y bacterias que pondrían en peligro la salud del árbol. Es, pues, un proyecto singular con un objetivo muy concreto: desprenderse del agua lo más rápidamente posible.
Si esto es así en la naturaleza, si cada especie parece pensada con un determinado propósito, ¿cuál es el nuestro? ¿Con qué intención fue creado el ser humano? ¿Cuál es el deseo del Creador para la vida de cada persona?
¿Estamos respondiendo eficazmente a ese diseño antrópico original? El apóstol Pablo escribió que, “antes de la fundación del mundo”, Dios nos escogió en Cristo para “alabanza de la gloria de su gracia” (Ef. 1:6).
El propósito divino al crearnos fue, según el Nuevo Testamento, adoptarnos por medio de Jesucristo en el nuevo nacimiento para que formáramos parte de un pueblo especial.
Un pueblo que le glorifica y alaba. Una iglesia que constituye el cuerpo de Cristo. Por tanto, el fin principal del ser humano es glorificar a Dios.
Alabarle y adorarle siempre como las mayores aspiraciones de la vida, siendo iglesia o “la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo” (Ef. 1:22-23). Tal es nuestra finalidad principal.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Zoé - El propósito de los paraguas